La Jornada Semanal
El Colegio Nacional
13 de noviembre de 2005
Eduardo Mejía
Jesús Kumate, al recibir un homenaje de la Academia Mexicana de Ciencias y del Instituto Politécnico Nacional dijo que con la edad se apagan las pasiones, menos la de la vanidad. Curiosa frase de un hombre tan modesto y alejado de la vanidad como él, uno de los investigadores más relevantes en la historia de la medicina mexicana, con reconocimiento mundial por su labor.
El doctor Jesús Kumate Rodríguez nació en Mazatlán, Sinaloa, en noviembre de 1924, en donde cursó sus estudios huta la preparatoria, y luego la carrera de médico, cirujano y partera en la Escuela Médico Militar; posteriormente se doctoré m ciencias m la Escuela Nacional de Ciencias Bioquímicas, del IPN, peno su curiosidad interminable, lo llevó a tomar diferentes cursos (enzimología, radioisótopos, inmunoquímica, inmunofluorescencia, inmunobiología, inmunología clínica, inmunidad celular) en distintas universidades y centros de investigación y hospitales (UNAM, Wisconsin, Oak Ridge, Walter Reed Army lnstitute of Research, el Hospital Infantil de Pittsburg, el Middlesex Hospital de Londres, en Copenhague).
Es uno de los investigadores más destacados de una de las áreas más importantes la inmunología. Que un recién nacido alcanzara la edad de cinco años no era muy frecuente; en México, en la década de los cuarenta del siglo XX la esperanza de vida apenas rebasaba les 40 años.
Las principales causas eran la pobreza y las enfermedades infecciosas; en los años veinte se recordaba con pánico la epidemia de viruela que diezmó a la población infantil de México, y las enfermedades normales y cotidianas eran vistas con gran temor. A lo largo del siglo XX se logró la erradicación de muchos males que antes eran letales, y se disminuyó el peligro de las que no lo son, pero que dejaban secuelas diversas.
Jesús Kumate ha conseguido, tanto en su labor como investigador como m la Secretaría de Salud, la erradicación del paludismo, del cólera y de la más temida de las enfermedades, la polio, que en los años cuarenta y cincuenta dañó la vida de muchas familias, como apunta José Emilio Pacheco en, Las batallas en el desierto. Y dentro de su discreción, no recordamos todo lo que hizo durante los sismos de 1985 para evitar que se desataran epidemias debido a las condiciones en que quedó la ciudad de México; en aquel entonces era subsecretario de Salud, y en el siguiente sexenio llevó la dirección de esa misma secretaría y sorteó la amenaza de que el cólera llegara a México y causara estragos, como sucedió en algunos países de América Latina.
Algo de la labor de Jesús Kumate ha sido recogida en varios libros, que ahora se editan en su Obra Completa, y centenares de artículos en revistas científicas y de divulgación, y ha sido reconocida con premios y nombramientos: ha sido subsecretario, secretario, vicepresidente y presidente de algunas asociaciones: Investigación Pediátrica, Sociedad Mexicana de Pediatría, Academia Mexicana de Pediatría, Academia Nacional de Medicina, Academia de la Investigación Científica, de la Sociedad Mexicana de Alergia e Inmunología, de la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas, de las sociedades de Pediatría de Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Costa Rica, del Atlántico del Valle de Cauca, del Consejo Científico Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, Fundación del Seguro Mexicano del Seguro Social.
Ha recibido, entre otros premios, medallas y nombramientos, el Carnot, de la Sociedad de Alergia e Inmunología; el Francisco Balmes; el Federico Gómez; la Orden de la Legión de Honor de Francia, la medalla del Consejo Estatal de Cultura, en Brasil, el Doctorado, Honoris Causa de la Universidad de Sinaloa; la Gran Banda del Tesoro, de Japón; la medalla Eduardo Liceaga; la Orden al Mérito de la República Italiana; el Premio a la Excelencia Médica, que otorga el gobierno mexicano (en 2000), la Medalla al Mérito Sanitario el premio Gerardo Varela, medalla Plutarco Elías Calles, la Gran Orden de la Reforma Benito Juárez, el premio Jesús Reyes HeroIes 2003.
Entre sus cargos, también ha dirigido el Hospital Infantil de México y fue presidente de la Organización Mundial de la Salud. Pero el mayor, es el reconocimiento del país y, como él dice, el de sus amistades: «es mejor tener amigos que dinero», y él tiene muchísimos, aunque no conozca a todos.