La Jornada
3 de septiembre de 2008
Emir olivares
El científico es el único mexicano que trabaja en el proyecto Fénix de la NASA
Uno de los hallazgos de la sonda son los minerales llamados carbonatos, que indican que hubo agua líquida que los precipitó, explicó
El especialista dará una conferencia mañana en la AMC
Intentamos descubrir evidencias para saber si hubo o hay vida en Marte, gracias al agua congelada y sustancias químicas que se han hallado, aseguró Joaquín Ruiz, coordinador de la investigación científica de la Universidad de Arizona y único mexicano que participa en el seguimiento de la sonda Fénix, de la NASA, que explora ese planeta desde hace 90 días.
Entrevistado vía telefónica, resaltó que “el planeta no está tan muerto como se creía; tiene vida en el sentido químico”. El científico –quien el próximo jueves dictará una conferencia sobre el tema en la Academia Mexicana de Ciencias (AMC)– explicó que la sonda ha encontrado varias señales a partir de las cuales se puede suponer la existencia de vida en el planeta rojo.
Informó que entre las tareas de la sonda Fénix está tomar fotografías –microscópicas y a gran escala– de la geología y la minerología de la superficie marciana, mediante las cuales “se tiene evidencia de que hay hielo en Marte y que en las latitudes altas está casi en la superficie y forma un permafrost (capa de hielo permanentemente congelado en niveles superficiales del suelo)”.
Una más de las misiones de la sonda es el análisis meteorológico, que otros proyectos de exploración del planeta rojo no habían realizado. “Es la primera sonda que capta el detalle del clima de Marte en las latitudes altas”.
La sonda Fénix también realiza el análisis químico de los elementos hallados en ese planeta. “Encontramos que existen unos minerales llamados carbonatos, lo que es muy importante porque nos indican que en algún tiempo hubo agua líquida que los precipitó. O sea, el agua de Marte no estuvo congelada todo el tiempo”. Por ello, resaltó que éste es quizás el mayor descubrimiento de la sonda de la NASA.
Subrayó que ésta no es la única evidencia de que en algún tiempo hubo agua líquida en el planeta rojo, pues también se tienen certezas geomorfológicas (como la existencia de grandes cañones). Sin embargo, ese elemento líquido de una u otra forma se perdió: “Seguramente fue porque la gravedad en Marte es muchísimo más baja que en la Tierra; esto es, fue por evaporación del planeta. Su gravedad no era lo suficientemente fuerte como para detener el hidrógeno, y sin este elemento no hay agua. Ahora sabemos que en algún momento sí hubo bastante agua líquida, por lo que la pregunta obvia que nos debemos hacer es: ¿Hubo alguna vez vida en Marte?”
Percloratos, como en Chile
El científico, que desde 2006 es miembro de la AMC, señaló que a través de los análisis químicos también se ha descubierto en el ambiente marciano la existencia de compuestos químicos llamados percloratos, “que son sumamente oxidantes”, mismos que se han encontrado en el desierto Atacama, Chile. “Estos compuestos se forman en la atmósfera y después de mucho tiempo crean capas, porque en ese desierto nunca llueve; en el caso de Marte, no entendemos aún cómo se formaron estos percloratos. Ahora tenemos que analizar cuáles son las consecuencias de que existan en la superficie de Marte.”
Insistió en que se tiene que desechar la idea de que la existencia de vida sea sinónimo de vida humana. “Vida no es necesariamente igual a ser humano. En la Tierra se dio una explosión de diversidad que se presentó a los 500 millones de años, nuestro planeta tiene 4.5 mil millones de años, entonces hubo una cantidad de tiempo extraordinaria con vida primitiva y después, hace 500 mil millones de años, se presenta la diversidad. Y más aún, el ser humano tiene 10 mil o 15 mil años, entonces la evolución necesaria para llegar a tener vida con inteligencia, si tomamos a la Tierra como ejemplo, sería de 4 mil millones de años”.
La sonda espacial Fénix está equipada con un brazo robótico, que fue el que detectó la presencia de agua en el planeta rojo, al perforar alrededor de cinco centímetros de la superficie para recaudar el muestreo.