La SEP, el Conacyt y otros desastres

La Jornada
2 de septiembre de 2008
René Drucker Colín

Seguramente quien lea esta columna coincidirá conmigo en que por donde sea que se le vea el país es un desastre. La economía está patas pa’ arriba, sobre todo si tomamos en cuenta que México está en el último –sí, leyeron bien– lugar en crecimiento económico de todos los países latinoamericanos. Bueno, hasta Haití está por encima de nosotros, según datos de la CEPAL. De la seguridad, o más bien de la inseguridad, mejor ni hablemos, no sé qué nación puede estar peor que nosotros. En el trasfondo de esto último está, desde luego, entre otras cosas, la incapacidad del país para generar empleos, y me refiero a empleos bien pagados, con sueldos dignos para que los mexicanos puedan tener una vida digna y no tengan que andar buscando trabajo en otras latitudes o, lo que es peor, incorporarse a la delincuencia.

La educación está en los niveles más preocupantes que pudiera un país tener. Las evaluaciones que se nos hacen en varios rubros nos colocan en los últimos lugares en comparación con otros países. Los maestros, en su mayoría, no pueden pasar un examen mínimo de conocimientos. Un innombrable personaje dice que deben desaparecer las normales, pues, según esto, sobran maestros, pero en realidad, como decía una pancarta, no es que sobren maestros, más bien faltan escuelas, y lo que sobra es ese horrible personaje que lo sugirió.

La ciencia atraviesa uno de sus peores momentos y no podría ser de otra manera, cuando que al director del Conacyt lo nombran eso, como premio de consolación, pues no le dieron la secretaría que quería en su momento. Hoy día el Estado mexicano está entregando los recursos históricos más bajos a la ciencia y tecnología (0.30 del PIB, según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en 2007).

El deporte mexicano mostró su verdadera cara: un sistema que depende de esfuerzos personales de atletas que destacan, a pesar de todo. A ellos hay que felicitarlos; al sistema deportivo hay que reprobarlo, pues en realidad creo que no hay sistema.

Quiero aprovechar aquí para hacer una observación que merece conocerse. A los deportistas que ganaron medallas los van a premiar muy bien, tarde, pero bien. A Guillermo Pérez, la iniciativa privada le dará 5 millones de pesos. La Comisión Nacional del Deporte (Conade) dará 400 mil más y Telmex le dará durante cuatro años 50 mil pesos mensuales, lo que suma 2 millones 400 mil pesos. A eso hay que agregarle dos casas: una que le entregará el gobernador de Michoacán y otra el cabildo de Uruapan.

Parece que María Espinosa recibirá lo mismo o equivalente, y no sé cuánto les darán a las clavadistas, pero espero que un tanto parecido. Qué bueno por ellos, se lo merecen. Las pocas alegrías que hemos tenido últimamente como país las han dado ellos. Pero hay otras, a mi juicio más importantes. Resulta que cinco jóvenes mexicanos obtuvieron: 1) Medalla de plata, Mariana Sánchez Villarreal en la Olimpiada de Biología; 2) Medalla de plata, Eduardo Romero Montalvo; medalla de bronce, Luis Martínez Martínez, ambos en la Olimpiada de Química; 3) Medalla de oro, Francisco Quezada Figueroa, y de plata para Emmanuel Johansen Campos en Olimpiada de Geografía.

Ante esto, la SEP anunció que otorgará becas de mil 500 pesos mensuales, o sea, más o menos 18 mil pesos anuales hasta que concluyan su licenciatura, es decir, 72 mil pesos a cada uno. La Conade, que depende de la SEP, le va a dar 400 mil pesos a cada ganador del oro, para dar un total de 800 mil pesos, pero a los cinco medallistas de las Olimpiadas del Conocimiento, en cuatro años para les donarán 360 mil pesos. No sé si hay un pequeño desequilibrio en todo esto, o simplemente a la Secretaría de Educación le interesa más el deporte que la ciencia.

Y para terminar, en 17 años México ha obtenido 30 medallas de oro, 73 de plata y 177 de bronce, en distintos certámenes internacionales de Ciencia en varias disciplinas. ¿Cuántas medallas ha obtenido el deporte mexicano en las olimpiadas deportivas? Pues parece que Michael Phelps ha logrado él solo más medallas que todo México en su historia olímpica.

Pregunto a la SEP y al Conacyt: ¿qué no valdrá la pena invertir más en ciencia y en educación? Y a los medios de comunicación, que hacen excesiva y generalmente absurda y repetitiva la algarabía hacia los pocos triunfos en el deporte y una prácticamente nula atención hacia los logros de jóvenes exitosos en cosas relacionadas con el conocimiento: ¿no valdría la pena también dar a conocer a ocho columnas estas noticias?

De todas formas, felicidades a todos los medallistas, cualquiera que sea el giro en el cual la hayan obtenido. Estoy seguro de que todos los mexicanos estamos orgullosos de ellos.

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