Milenio
1 de abril de 2010
Luis Carlos Valdés
No soy economista. Lo que se tiene que hacer es generar conciencia que permita que la mayoría de la gente tenga acceso a este tipo de diagnósticos y al hacerlo entonces se puede hacer producción en mayor cantidad y reducir los costos. El costo es muy alto, pero si esta técnica se volviera aplicable a todo el mundo, sería como comprar una aspirina.
Al no ser aún masiva estas investigaciones, ¿Quiénes son a la fecha los principales clientes de este tipo de información?
Los retos que tenemos no sólo son en cuanto a desarrollo de tecnología, pero de comunicación, información y educación. En realidad, quien más la debería usar es el paciente. El individuo al que le decimos si tiene una mutación en un gen que lo hace susceptible al colesterol, se le puede recomendar cuidados y medicinas que le cambiarían la vida. Pero quien le debe pedir la información, es el médico quien debe conocerla.
Y a nivel nacional, el Seguro Social, instituciones privadas, el gobierno son quienes deben empezar a aplicar esto. La preocupación del gobierno en detectar este tipo de cosas demuestra quizá la futura colaboración que estamos tratando de establecer en algunas áreas como el papiloma. En Torreón, el Instituto de Ciencia y Medicina Genómica estaba preparado de una forma única para la detección de Influenza, era casi el centro de referencia a nivel nacional, se tenía la infraestructura para hacer diagnósticos a nivel nacional.
Esto es lo que se necesita, la capacidad de responder no sólo a las cosas sencillas y a cosas tan inesperadas como una pandemia, es donde la medicina molecular nos puede identificar a los afectados y que tratamientos aplicar.
¿Cómo se financian los institutos para realizar estas investigaciones, mantener a los investigadores?
El compromiso es a nivel internacional, social, gubernamental e individual. A través de la colaboración con el Instituto de Medicina Genómica hemos tenido gente haciendo doctorados en Inglaterra y otros que han sido becados por medio del Conacyt, becados por medio del Instituto Anthony Nolan. Esto es cofinanciamiento y la participación del Conacyt. México tiene un compromiso de incrementar presupuesto anual para la ciencia, el desarrollo y esto lo manifiesta claramente la Academia Mexicana de la Ciencia.
¿Cuál es el papel que debe desarrollar México en esta materia?
Nosotros tenemos que desarrollar la biotecnología. En Estados Unidos o Europa una de las características más importantes es la transferencia a nivel práctico de la biotecnología. La ciencia tiene un costo y el esfuerzo tiene que ser mutuo, que beneficie a la sociedad pero sin enriquecer en extremos a la gente pero que por otro lado permita mejorar la calidad de vida, y en ese sentido los desarrollos de biotecnología y compañías biotecnológicas en México generan eso.
¿Cómo se encuentra México en comparación con otros países, en el desarrollo de Centros Biotecnológicos y en el avance de estas investigaciones?
Esto es como preguntarse cómo se encuentra la Selección Mexicana frente a las de otros países. México tiene jugadores que tienen la capacidad de pasar el balón de un lado a otro con una sencillez y de anotar goles increíbles. Los otros países lo tienen. El apoyo y la capacidad de entrenarse y tener una mentalidad de confianza de seguridad, de proyección y de soporte es lo que hace que algunos otros países tengan mayor éxito.
Uno ve países como Brasil que ha desarrollado una biotecnología, por un apoyo entusiastamente alto del gobierno. México tiene valores únicos, premios Nobel, o el doctor Argüello que prefirió regresar a Torreón y fundar este instituto de excelencia. México tiene toda la capacidad.
Tenemos muchos retos como la economía y la seguridad. Nosotros estamos dedicados a la vida, pero para otra gente no tiene el mismo valor. Para esto se requiere educación y compromiso social de todos. Transferir la biotecnología y proyectarla a una forma aplicable. Se necesita inversión y gente con compromiso.
¿Las empresas destinan recursos para este tipo de investigaciones a nivel mundial?
Actualmente, la Comunidad Europea apoya proyectos de colaboración a nivel científico pero en la mayoría de estos proyectos y propuestas requiere que haya una participación de las Small, Medium Enterprise, pequeñas compañías que empiezan, porque ellos consideran que una biotecnología debe representar la transcripción de todo lo que la gente hace a nivel investigación en la práctica, pero también que genera trabajo.
Si se desarrolla un instituto como el ubicado en Torreón, va a traer trabajo a Torreón, va a traer a gente que podrá aplicar sus conocimientos aquí, es un círculo completo. En Estados Unidos ponen apoyos totales a las universidades para desarrollar Incubadoras. Si se tiene una invención, en lugar a que se vaya a Estados Unidos se quede aquí, se comercializa, se nacionaliza, patenta localmente, se desarrolla y se trae un ingreso al país.
Y en ese sentido, la Comunidad Europea y la Academia Nacional de Medicina y otros institutos han estado trabajando intensamente con el Conacyt, en tratar de generar de puentes que le permitan a México tener beneficios de este tipo.
DISPAROS
Acerca de las donaciones
“En el Instituto Anthony Nolan se tiene un registro de donantes no relacionados de más de 400 mil donantes voluntarios que dan médula. En el mundo hay 14 millones de donantes”.
Acerca las enfermedades que se atienden
“Se utiliza sangre con células madres para tratamientos en el mundo de manera altruista para pacientes con enfermedades leucémicas, cáncer y otras”.