Insta a respaldar más a jóvenes cientí­ficos

El Universal
10 de noviembre de 2005
Nurit Martí­nez

Con su modelo matemático, que lo mismo puede predecir el tiempo de vida de un puente o construcción, el costo del petróleo en unos años más, cuál será el comportamiento de los votantes en las próximas elecciones federales, que aplicarse en estudios sobre la epilepsia y condiciones de seguridad en las plantas nucleares en México, Alexander Balankin, investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN), será galardonado hoy con el Premio en Ciencias 2005 de la UNESCO.

Para festejar el Dí­a Mundial de la Ciencia, la UNESCO realizará una ceremonia en la ciudad de Budapest, Hungrí­a, en la que se reconocerá la trayectoria del cientí­fico de origen ruso y desde hace cinco años, mexicano.

«México es el lugar ideal para trabajar en la ciencia: por su clima, el nivel de salarios para los investigadores consolidados, porque hay grandes cientí­ficos, y porque su pequeña comunidad abre la posibilidad de mayor intercambio», afirmó a EL UNIVERSAL, antes de ir a Hungrí­a.

Sin embargo, también como miembro del Consejo Consultivo de Ciencias, órgano asesor de la Presidencia de la República, afirma que México requiere destinar mayor financiamiento para incorporar a los jóvenes que se interesan por la ciencia, así­ como ubicar áreas «competitivas» en el desarrollo cientí­fico en los que puede destacar en el plano mundial.

Hasta antes de julio de 1992, en la Academia Militar de Moscú, de donde Balankin era director, sólo sabí­a de México lo que Octavio Paz referí­a en El Laberinto de la Soledad , y sobre la ciencia mexicana sólo habí­a escuchado de otro moscovita: Marcos Moshinsky, fí­sico igual que él.

El 29 de julio de hace 13 años Balankin llegó a México, invitado por el cientí­fico chileno Pedro Tamayo para incorporarse al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

«De inmediato me gustó México. Las condiciones de vida y de trabajo son como las de Moscú. Además, aquí­ como allá el picante es fundamental en la comida. Lo mejor que tiene este paí­s son sus salsas: la salsa tabasco y el mole».

¿Cómo describirí­a la ciencia en México?

Aquí­ hay grandes cientí­ficos pero son pocos; y los pocos que hay están concentrados en áreas como fí­sica, ciencias biológicas y en medicina, mientras que en muchos otros campos no hay nadie.

¿Cree que no hay interés de los jóvenes por la ciencia?

Los estudiantes sí­ están interesados en la ciencia, aunque la eficiencia terminal de los programas de posgrado, en general, es baja.

Entonces ¿es falta de oportunidades?

Todo tiene que ver con un financiamiento que es insuficiente en general. En el caso de los jóvenes es difí­cil que tengan recursos para sus proyectos, que puedan obtener una plaza como investigadores. Pese a que las autoridades dicen que hay que descentralizar la ciencia, cuando eso sucede les quitan la atención.

A manera de balance de los cinco años de la actual administración, afirma que hay que rescatar el crecimiento del Sistema Nacional de Investigadores. Sin embargo, la lista es amplia cuando señala lo que faltó: mayor inversión, no se alcanzó la meta de formación de cientí­ficos que fijó el gobierno (de 26 mil sólo se formaron 5 mil) y la falta de «claridad» en las decisiones sobre programas cientí­ficos.

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