El Universal
9 de febrero de 2009
Rosaura Ruiz
Evolución biológica en la vida cotidiana
La gran diversidad de seres vivos que observamos hoy y también los que han existido a lo largo de la historia de la vida en la Tierra puede explicarse como resultado de la evolución biológica.
Desde ratones pardos y escarabajos de colores hasta peces sin ojos que habitan en el oscuro fondo del mar, las variadas plantas que observamos al visitar un bosque, los singulares cactus de espectaculares flores y el moho que se forma sobre los alimentos por nosotros olvidados, hasta los legendarios dinosaurios y los insectos atrapados en el ámbar, son el resultado de un proceso evolutivo de miles de millones de años.
Un buen punto de partida para entender la evolución es darnos cuenta de que cada organismo es único e irrepetible, es diferente de otros, aun los de su misma especie, algunas de esas diferencias son heredables y resultan favorables para sobrevivir y reproducirse en determinado lugar y tiempo. Los descendientes llevarán esa ventaja sobre otros individuos similares.
Para comprender la evolución biológica, es importante distinguirla claramente del ciclo de vida de un individuo (sucesos que ocurren desde su nacimiento hasta su muerte) y pensar en conjuntos de individuos de la misma especie que comparten un espacio y se relacionan por generaciones cambiando con el tiempo su composición genética.
La evolución biológica es un hecho presente en nuestra vida cotidiana, y sin embargo, pocas veces nos damos cuenta de ello. Es la razón por la que después de algún tiempo no nos hace efecto el mismo antibiótico que nos recetó el doctor en ocasiones pasadas y explica también por qué dejan de ser efectivos los insecticidas, lo que lleva a los fabricantes a elaborar otros que prometen ser más potentes y, aunque eso no lo digan, también más agresivos. Tendríamos que replantearnos profundamente la forma en que hemos encontrado aparentes soluciones a nuestros problemas de salud y de interacción con el medio y en esto el conocimiento de la evolución biológica es central para buscar o construir mejores caminos y tomar decisiones informadas.
El conocimiento evolutivo profundo y responsable nos dota de una conciencia individual y colectiva sin la cual es altamente improbable que cuidemos y valoraremos nuestro entorno, a nuestros semejantes y a nosotros mismos. La ausencia, el descuido, el desdén o el uso irresponsable de ese conocimiento tienen incalculables costos ambientales, económicos, sociales, individuales, locales y planetarios. Para entendernos y al mundo que nos rodea es necesario saber qué es la evolución y cómo se expresa en sorprendentes y parsimoniosas formas finamente entramadas durante miles de millones de años en lo ancho, lo alto y lo profundo de la biosfera.