Eluden compromiso sobre agua subterránea

Reforma
16 de marzo de 2006
Patricia López

Depósitos bajo suelo, vitales para abastecer al mundo; representan 95% de la reservas

Ciudad de México.-Los recursos hí­dricos que se encuentran bajo la superficie terrestre representan más del 95 por ciento de las reservas mundiales de agua dulce, pero la discusión sobre ellas estará ausente en las sesiones ministeriales del Cuarto Foro Mundial dedicado al lí­quido, que inicia hoy en la Ciudad de México.

«El tema de las aguas subterráneas es fundamental para el abastecimiento presente y futuro del agua en el mundo, y aunque se discutirá en una mesa de análisis del Cuarto Foro Mundial, no formará parte de la agenda de los cerca de 130 ministros de agua y medio ambiente que asisten al evento. Es decir, no habrá decisiones de gobierno sobre su investigación y explotación», denuncia el hidrogeólogo Luis Marí­n Stillman, investigador del Instituto de Geofí­sica de la UNAM y coordinador de la Red del Agua de la Academia Mexicana de Ciencias.

El argumento para tal omisión, es que el asunto no ha sido examinado por los paí­ses asistentes.

«Se solicitó, por parte de varias academias de ciencias del mundo, que el tema de aguas subterráneas se incluyera en la declaración ministerial, pero nos dijeron que no, porque ningún gobierno habí­a tocado el tema.

Esto es grave. Me parece una omisión terrible por parte del Consejo Mundial del Agua y de la Comisión Nacional del Agua. Creo que es una omisión polí­tica», asevera Marí­n, quien forma parte de un grupo mundial de hidrogeólogos que buscan profundizar estudios sobre la localización, volúmenes, calidad y extracción sustentable del lí­quido bajo el subsuelo.

Depósitos invisibles

Proveniente de la lluvia, el agua dulce que cae a los continentes se acumula en un 5 por ciento en las aguas superficiales (rí­os, lagos y lagunas), y el 95 por ciento se filtra por el suelo, grietas y rocas formando depósitos subterráneos que, invisibles desde la superficie, son la principal reserva de agua dulce, que además es económicamente viable.

Dependiendo de la geografí­a, el tiempo y condiciones especí­ficas del agua y el suelo en diversas áreas del planeta, los depósitos lí­quidos se ubican a diversos metros de la superficie terrestre.

«Conocer los volúmenes de agua en los acuí­feros subterráneos en el planeta es un primer paso que requiere la hidrogeologí­a para orientar la extracción adecuada del recurso y lograr una obtención equilibrada sin sacar más agua de la que puede recargarse de forma natural», dice Marí­n.

La extracción de agua subterránea se realiza utilizando pozos sencillos de varios metros de profundidad.

«En paí­ses como India, España y México muchos agricultores construyen un pozo en su propiedad y extraen el lí­quido con inversiones modestas que los ayudan a tener agua para regar sus cultivos durante todo el año», añade el hidrogeólogo.

Discretos ante las espectaculares obras de ingenierí­a de las presas —que representan grandes inversiones económicas y levantan cuestionamientos sobre los daños a los ecosistemas naturales—, los pozos de extracción de agua subterránea son una alternativa que sin embargo debe regularse, pues su uso no debe ser indiscriminado.

La declaración de Alicante

Desde el Tercer Foro Mundial del Agua (realizado en Japón en 2003), un grupo mundial de hidrogeólogos impulsa la discusión sobre depósitos subterráneos, esfuerzo que ha tenido eco en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la cual con apoyo de Alemania encabeza un proyecto para realizar mapas mundiales de los acuí­feros subterráneos del planeta.

La postura académica sobre el tema se concentra en la Declaración de Alicante, firmada en enero pasado en esa ciudad de España por expertos de 33 paí­ses de los 5 continentes.

El documento sostiene que «dadas sus grandes reservas y su amplia distribución geográfica, su buena calidad en general y su resistencia ante las fluctuaciones estacionales y la contaminación, las aguas subterráneas representan una garantí­a de que la población mundial actual y futura contará con un abastecimiento de agua asequible y seguro».

La Declaración de Alicante apunta que las aguas subterráneas «son un recurso renovable que, cuando se gestiona adecuadamente, garantiza un abastecimiento a largo plazo y contribuye a atender las crecientes demandas y a mitigar los impactos del cambio climático previsto».

Según Marí­n, la explotación de aguas subterráneas requiere menor inversión de capital que la explotación de aguas superficiales y se puede poner en práctica en un plazo de tiempo más corto.

«Pero su gestión es menos espectacular en términos polí­ticos», considera Marí­n, quien expondrá el tema en una sesión del Cuarto Foro Mundial del Agua.

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