Exonline
19 de mayo de 2009
Martín Espinosa
¡Salud!
Laboratorios y gobiernos extranjeros nos advierten qué virus nos ataca y, luego, para colmo, nos venden cara la vacuna.
El título de esta colaboración nada tiene que ver con nuestra expresión cuando de brindar por algo o alguien se trata. Más bien se refiere a la prueba que estamos pasando los mexicanos por el virus de influenza humana que nos aqueja y que se ha extendido ya a más de 39 países, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Hace unos días, la Academia Mexicana de Ciencias, asociación civil independiente fundada con el propósito de construir una sólida identidad entre los científicos del país, publicó un desplegado dirigido al gobierno federal en el que da “en el clavo” de la problemática en materia de infraestructura de salud aquí. Con el título México no Puede Regatear más Recursos para la Ciencia, la AMC advierte que “la aparición del virus de la influenza A H1N1 evidenció que México no está preparado para atender con prontitud y eficacia una emergencia sanitaria”.
Señala también que la presencia y la propagación del virus dejan en claro, de manera alarmante, la dependencia científica de nuestro país ante el extranjero y la falta de confianza que los gobiernos, federal y locales, han tenido hacia la ciencia.
Pero lo más importante de lo planteado por la Academia tiene que ver con la denuncia de la falta de una auténtica política de Estado en materia científica y la carencia de recursos económicos para desarrollar las tareas de investigación que requeridas, lo que provocó que la crisis sanitaria nos tomara en condiciones de debilidad para atenderla y no se respondiera de manera pronta y eficaz.
Resultan por demás evidentes las cifras que en materia de inversión en ciencia y tecnología contiene el Presupuesto de Egresos del gobierno federal: lo que se asigna a inversión y desarrollo es apenas 0.33% del Producto Interno Bruto cuando lo que por ley se debe invertir, cuando menos, es 1% del PIB. No llegamos ni a la mitad de lo que marca la Ley de Ciencia y Tecnología y no se puede seguir “regateando” recursos.
A manera de “botón de muestra” le platico lo ocurrido en la pasada administración con el entonces presidente Fox: hace cuatro años afirmó tajante que México se convertiría en el primero de los diez países que fabricaría con éxito una vacuna contra la influenza aviar y, además, contaría con una reserva de antivirales para el padecimiento. Con ese fin, se autorizó una partida presupuestal de 600 millones de pesos. Pasaron los años y la vacuna nunca fue fabricada y la empresa Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), del gobierno federal, recibe hasta hoy cantidades simbólicas de dinero, por lo que se limita a producir vacunas contra la rabia y a distribuir, con retraso, los medicamentos que compra el gobierno a laboratorios, en su mayoría, extranjeros.
¿Habrá que esperar 21 años para que algún político “senil” denuncie tales irregularidades?
Estamos en el peor de los mundos: laboratorios y gobiernos extranjeros nos advierten qué virus nos ataca y, luego, para colmo, nos venden cara la vacuna y los tratamientos destinados a curar la enfermedad.
¿Habrá que esperar 21 años para que algún político “senil” denuncie las irregularidades?