Desarrollan nuevos radiofármacos

Reforma
19 de septiembre de 2011
REFORMA / Staff

Con la invención de los radiofármacos de tercera generación, el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) ya se encuentra en una nueva etapa productiva para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cancerígenas y de procesos fisiológicos anormales.

Las versiones anteriores de los radiofármacos no ofrecían información exacta sobre la malformación o causaban muchos malestares en el cuerpo del paciente.

Guillermina Fierro, investigadora del Instituto, comentó que los radiofármacos son sustancias con un elemento radiactivo que pueden servir para detectar enfermedades como el cáncer, aún en sus etapas más tempranas.

Actualmente éstos medicamentos se distribuyen en 104 centros de medicina nuclear en el País, donde se llevan a cabo más de 500 mil estudios anuales para el diagnóstico y tratamiento de una gran variedad de enfermedades.

El ININ es el único organismo autorizado por el Gobierno mexicano para desarrollar los radiofármacos, ya que por su contenido radiactivo, se necesitan permisos especiales para avalar la adquisición, producción, procesamiento y distribución del material.

En el sector de salud pública, ya se encuentran disponibles a nivel nacional; sin embargo, el material distribuido sólo cubre la mitad de la demanda del País, mientras que el resto de los radiofármacos se consigue por importación.

Los ingresos para el Instituto por la venta de estos fármacos ascienden aproximadamente a 120 millones de pesos.

Elementos activos

Un radiofármaco, de acuerdo con el ININ, es una sustancia que contiene un átomo radiactivo dentro de su estructura y que por su forma farmacéutica, cantidad y calidad de radiación, puede ser administrado en seres humanos con fines terapéuticos o diagnósticos.

La nueva generación, a diferencia de las dos anteriores, utiliza al cuerpo humano como un detector de tumores cancerígenos y zonas de infección, ya que la sustancia se adhiere a una molécula orgánica o inorgánica y viaja hasta un tejido de interés o forma parte de algún proceso fisiológico que puede ser observado con un tomógrafo o también con una gammacámara.

La diversidad de elementos radiactivos que puede contener un radiofármaco es variada, ya que se puede utilizar tecnecio para conocer el funcionamiento molecular del cuerpo; o galio, para detectar focos de infección y tumores malignos; o el indio, para realizar estudios cardiacos micromolares.

Otros elementos utilizados son el talio, el flúor y el yodo. Todos ellos pueden permanecer entre 2 horas y 8 días dentro del cuerpo en forma activa.

Fierro, la investigadora del Instituto, aseguró que el procedimiento de diagnóstico se realiza in vivo, es decir, que el diagnóstico se obtiene en el momento y con el cuerpo reaccionando a la sustancia que le fue introducida.

En el caso de los radiofármacos para tratamiento se utilizan el yodo, ytrio, samario, disprosio, renio y lutecio.

Este tipo de sustancias no sólo se transportan por el cuerpo para que la radiación emitida por sus compuestos sea detectada por una gammacámara o equipos de tomografía, sino que además eliminan células dañinas.

Estos medicamentos pueden diagnosticar distintas enfermedades y encontrar tratamientos, como es caso del cáncer.

Con este padecimiento, las células del cuerpo no llevan a cabo un proceso que es vital para el ser humano: la apoptosis.

Normalmente, cuando una célula detecta que ya no es capaz de realizar sus funciones, se suicida y derrama su contenido genético para que otra célula lo absorba y así el cuerpo no deseche material valioso. A este proceso se le llama apoptosis.

Sin embargo, con el cáncer, este proceso no se lleva a cabo ya que la célula produce sustancias que evitan la apoptosis, y por lo tanto, toma su lugar una aglomeración innecesaria de células defectuosas e inservibles, causando incluso metástasis, que es la invasión de estas aglomeraciones en otros órganos.

Aquellos radiofármacos dedicados al tratamiento de este tipo de padecimientos obligan a las células a cometer apoptosis o, en su defecto, se marcan como agentes extraños al cuerpo y son atacados por los anticuerpos.

También disminuyen el dolor del paciente hasta un 80 por ciento.

«El ININ distribuye un radiofármaco que disminuye el dolor en el 80 por ciento de los casos, con una duración media por dosis aplicada en una sola inyección de aproximadamente tres meses presentando, además, una tendencia de aumento», comentó Fierro.

Además, con esta tercera generación se ha logrado obtener un producto capaz de diferenciar entre un proceso inflamatorio, de una infección, gracias a una imagen, lo cual a su vez evita el uso indiscriminado de antibióticos.

Medicina nuclear

Los radiofármacos se dividen en tres generaciones y su historia comienza con los primeros estudios en energía nuclear.

Primera generación:

– Se utilizaban sustancias radiactivas que podían hipotéticamente ser captadas en un órgano determinado, sin un receptor específico.

– Se administraban sustancias que podían formar parte de algún proceso fisiológico normal.

– La estructura de los primeros agentes diagnósticos no fue caracterizada por métodos químicos convencionales, ya que tenían una baja concentración.

Segunda generación:

– Se comenzaron a utilizar en la década de los 80.

– Los compuestos estaban mejor caracterizados y los metales se unían a otro compuesto.

– La distribución del compuesto era con base en las propiedades físico-químicas de la fórmula, es decir, que se aglomeraba sin control.

Tercera generación:

– Se unen a moléculas orgánicas del cuerpo o forman parte de procesos fisiológicos.

– Los estudios se realizan in vivo, es decir, las imágenes del cuerpo en funcionamiento son vitales y no se toman solamente imágenes fotográficas.

– Sirven para evitar invasiones innecesarias, ya que pueden diferenciar una inflamación de un absceso y de un tumor.

Fuente: ININ, Guillermina Ferro

Poco avance

En comparación con otros países, México aún permanece rezagado en la promoción del uso de radiofármacos.

CENTRO DE MEDICINA NUCLEAR ESTUDIOS ANUALES
MÉXICO 104 500 MIL
EU 3,000 18 MILLONES
JAPÓN 1,350 8 MILLONES

Fuente: ININ, Guillermina Ferro.


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