La Crónica de Hoy
26 de mayo de 2005
Leopoldo Mendívil
El día 12 de este mes, el Club de Industriales convocó a comer a un grupo, de manera inusitada elevado de empresarios para esta clase de asuntos, con el director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y los representantes de las comisiones de Hacienda y de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados.
El evento fue singular porque nunca antes se habían reunido tantas empresas apoyadas por el CONACYT para el desarrollo de diversos proyectos, que van siendo realidades: las primeras sinfonolas en el mundo alimentadas vía satélite; el primer medicamento en el mundo capaz de combatir la artritis reumatoide; otro medicamento, mundialmente único también, que podrá combatir la cirrosis; nuevas incubadoras para niños prematuros y adultos enfermos… En fin, la lista es bastante más amplia, y orgullosamente lograda con el talento de investigadores, empresas y recursos económicos mexicanos.
Naturalmente, es una lista mucho menor que las exhibidas por los países líderes en el desarrollo científico y tecnológico mundial, en proyectos, realizaciones y quizá sobre todo en recursos económicos, ¿por qué…?
Bueno, se ha dicho muchas veces: Japón, por ejemplo; ahí los recursos para el desarrollo de CyT son puestos 70 por ciento por las empresas, 30 por ciento por el gobierno y en el resto de las potencias científicas y tecnológicas estos porcentajes varían, aunque no demasiado, pero en todos los casos estamos hablando de millares de millones de dólares. Si no fuera una inversión redituable, ¿cree usted que las empresas lo harían? Curiosamente, son también las empresas líderes del mercado mundial.
En México persiste aún en muchos sectores la creencia de que el apoyo a la investigación tecnológica y científica no es redituable y que, por tanto, es responsabilidad del Estado, que en este año está ejerciendo un presupuesto de 29 mil millones de pesos para esas funciones, contra nueve mil 600 del sector privado, como para que nuestros investigadores tengan en qué entretenerse mientras los mejores de ellos son contratados por empresas de otros países y allá muchos han logrado ya escalar hasta las nubes, ¿por qué…?
Porque allá los valoran, los apoyan, los alientan y les pagan bien.
En los últimos años es honesto decir que el gobierno de Fox, a través del CONACYT, ha intentado comenzar a revertir esa situación, y si ha habido errores y/o insuficiencias, han sido de quienes otorgan los recursos y no de quienes operan los programas, pero de aquí saltamos a otra situación:
El sábado pasado, por la noche, Mauricio Peters Krayem, director general de Coordinación y Logística en la coordinación general de Comunicación Social de la Presidencia de la República, se comunicó con Octavio Paredes, el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, para comunicarle que a la entrega de premios de investigación a realizarse el lunes pasado, en Los Pinos, no serían invitados los representantes de los medios de comunicación. Lo anterior, porque se esperaba un discurso crítico del doctor Paredes.
Octavio Paredes censuró la injusta distribución del gasto público, que privilegia los rescates bancarios, carreteros, etcétera, censura de muchas maneras justificada; pero también dijo que entre los 30 miembros de la OCDE, México es el último en desarrollo de la investigación. Sólo olvidó agregar que en los otros 29, es el capital privado la gran fuente de ese desarrollo mientras que aquí se sigue pugnando porque el paternalismo del Estado retorne, entre otras, a esa actividad.
Quizá la Academia Mexicana de Ciencias debiera voltear, ya, la mirada hacia las empresas que han comenzado en cantidad sorprendente a interesarse por desarrollos propios, para así lograr la contratación de investigadores nacionales y el freno al éxodo de nuestro mejor talento.
UN VALIENTE DIPUTADO…
… perredista, Carlos Hernán Silva, censuró ayer en la Comisión Permanente a ¡aquellas mujeres y hombres que fueron postulados como candidatos para el desempeño de su cargo de elección popular, y que habiendo presentado ante la ciudadanía un conjunto de propuestas, planes de gobierno y plataformas electorales o legislativas, los abandonen de improviso para ir en pos de un nuevo y más alto cargo de elección en la jerarquía de la representación pública o de los diferentes cargos de gobierno sólo porque ello responde a su proyecto político particular!… Con ese introito, el perredista propuso reformar la Constitución para frenar tanta irresponsabilidad política de senadores, diputados federales y locales, gobernadores estatales, asambleístas del Distrito Federal, jefes delegacionales, presidentes municipales, síndicos y regidores de ayuntamientos… Pero vivillo que es, como todo buen perredista, el diputado Silva se cuidó de no integrar en su lista a secretarios de despacho, federales y estatales, y al jefe de Gobierno del Distrito Federal… Debemos suponer que los omitió por considerar que éstos no son capaces de presentar ¡propuestas, planes de gobierno y plataformas electorales o legislativas!…
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