Libertas
9 de junio de 2009
Luis Repper Jaramillo
lfrepper@yahoo.com.mx
ANÁLISIS
A pesar de levantarse la fase de emergencia de la influenza humana o A H1N1, que sigue cobrando víctimas fatales, sin hacer alto, debemos reflexionar qué trajo para los mexicanos esta amarga experiencia.
En primera instancia la nula preparación y planes para enfrentar acometidas de la naturaleza, que involucra a las autoridades y a la población. Un solo muerto hubiese sido suficiente para calificar como fracaso la reacción; tristemente son más de 45 los decesos y mil 319 los contagiados.
Aunque la autoridad federal trate de justificar que fue UN NUEVO VIRUS, no justifica la ausencia de medidas preventivas que evidencian que el aparato burocrático además de obeso es incapaz de detectar daños a la población.
Después, la lamentable división política prevaleciente, incluso en emergencias sanitarias, que demuestran que a los funcionarios les importa más su imagen electoral que la salud de los mexicanos. Es desastroso que cohabitando en la misma ciudad los perredistas del GDF y los panistas del Gobierno Federal se enfrascaron en dimes y diretes, antes que salvar vidas.
Una vez más queda evidenciado que el poder es más codiciado que servir a la población.
Es grotesco e insultante que los partidos políticos, en medio de la crisis sanitaria hayan iniciado sus campañas proselitistas. Qué insolentes, qué irrespetuosos e indignos ante la tragedia: 70 víctimas fatales, tres mil 646 casos confirmados de A HIN1, sufriendo dolor y los políticos en sus fiestas electorales.
Otro balance de este sisma, que no sólo dañó a personas inocentes, sino a la gestión oficial, será la factura que se cobrará tanto al Congreso de la Unión, como al Gobierno Federal, ante la nula investigación médica y sanitaria, porqué desde el sexenio de Vicente Fox y el actual se redujo el presupuesto a esta actividad, pues no la consideraron prioritaria. Sólo un cifra, no dicha por mi, sino por la científica Rosaura Ruíz Gutiérrez, de la Academia Mexicana de Ciencias: “en 2009 sólo 0.6 por ciento del PIB se destina al desarrollo de ciencia básica y aplicada, lo que nos convierte en un país dependiente del extranjero; necesitamos que otros nos digan qué virus nos atacan y nos den los medicamentos para curarnos”. ¡Vaya verdad de quien sabe de esto!
Nuestros científicos, cientos de ellos egresados de universidades públicas, o están en el extranjero cobrando en dólares o en laboratorios privados que reconocen su valía y capacidad.
HORA DE COBRAR FACTURAS
Otro, el ataque a la libre empresa, consecuencia de no tener planes anti emergencias, fue la decisión de Marcelo Ebrard, encargado del GDF, de cerrar por casi una semana todos los restaurantes, espectáculos, centros de diversión, con la consiguiente pérdida económica. Una decisión tomada en las rodillas obligó a cerrar a decenas de negocios de comida familiar.
¿Qué nos deja esta amarga experiencia?, que no tenemos guías para enfrentar emergencias y por guía me refiero a funcionarios públicos y documentos impresos. No hay planes de nada para contingencias; sólo recordemos 1985, en tiempos del PRI, cuando el terremoto sacó a flote ineficiencias, incapacidades, politización de los acontecimientos y descoordinación de las autoridades. Hoy, 24 años después, sucedió exactamente lo mismo. No hemos aprendimos la lección. Esta incapacidad produjo muertos.
La naturaleza ayudó a los mexicanos a tomar una decisión trascendente para el 5 de julio: hoy más que nunca la emisión de su voto será perfectamente madurada, será la oportunidad de cobrar facturas, castigar a los incapaces aspirantes a funcionarios públicos (diputados federales, locales, delegados políticos, presidentes municipales), con la anulación del voto, con ignorar sus propuestas, con regresarles su desinterés, por nosotros, como ha sido constatado a lo largo de esta LX Legislatura (en San Lázaro, en la ALDF), en las delegaciones políticas y en varias alcaldías.