Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/178/17
Ciudad de México, 24 de agosto de 2017
- Los países que no invierten en ciencia, tecnología y educación están destinados al fracaso, advierte el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.
- Igualar la inversión que se hizo en 2016 a CTI o aumentar el presupuesto a un 35%, serían los dos escenarios ideales para el próximo presupuesto de 2018.
- El Conacyt debe reestructurarse como ente autónomo para garantizar la continuidad de los programas.
- Balazo4.
- José Luis Morán, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, ofreció una rueda de prensa en la que abordó la conveniencia de llevar a cabo cambios en la estructura y políticas para el desarrollo de la ciencia y tecnología en el país y el panorama del sector ante las próxima elección presidencial en el 2018.
Foto: AMC/Elizabeth Ruiz Jaimes.
Galería de imágenes
José Luis Morán López, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), manifestó “su preocupación” ante el decremento del 20% al presupuesto de ciencia y tecnología del año pasado, “sabemos que este recorte no fue solo para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y también que se debió a una situación relacionada al contexto económico tanto nacional como internacional, sin embargo “en la AMC estamos convencidos que para resolver las problemáticas sociales y económicas de México, es necesario invertir en educación, ciencia y tecnología”.
Con el fin de abordar diversos temas relacionados con la inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI) en el país en los próximos años, Morán López ofreció hoy una conferencia de prensa para enviar un mensaje a las autoridades federales para que consideren y analicen que la solución no es disminuir el presupuesto a la ciencia, “porque si miramos la experiencia de otros países en este aspecto, podemos ver que los que invierten en ciencia son a futuro naciones prósperas, en caso contrario las naciones están destinadas al fracaso”.
Y para ejemplificar la evolución del presupuesto para la ciencia y la tecnología, el presidente de la AMC dio algunas cifras correspondientes al presupuesto del Conacyt, que es la entidad rectora del sistema de ciencia en el país: en el 2012 recibió 21 mil 871 millones de pesos, en el 2013 se le asignaron 25 mil millones de pesos, en 2014 pasó a 31 mil millones, para el 2015 subió a 33 mil 700 millones, en el 2016 llegó a 34 mil millones y en el 2017 bajó a 26 mil 900 millones.
Respecto a los programas que tendrían afectaciones en caso de otra disminución en el presupuesto de ciencia y tecnología, está el Sistema Nacional de Investigadores, que no se podría incrementar, como sería deseable, el número de integrantes en los próximos años.
José Luis Morán indicó que dadas las tendencias favorables a inicio del sexenio, el Programa de Cátedras Conacyt, reconocido como uno de los recientes programas del Consejo con más éxito, incorporaría a dos mil jóvenes científicos al final de la administración, pero a la fecha la cifra rebasa los mil 300.
Un nuevo Conacyt
El presidente de la Academia Mexicana de Ciencias se pronunció a favor de la creación de una figura legal que en un futuro dé al Conacyt garantías para dar continuidad a sus programas, así como certeza de su presupuesto para que pueda funcionar adecuadamente el sector ciencia, tecnología e innovación en el país.
“Cada seis años, con la elección del presidente, se asignan nuevas autoridades en Conacyt, esto trae interrupciones en algunos programas. Una propuesta de la Academia es que se revise el estatus actual de Consejo y se analice si se puede encontrar un esquema que le permita tener una planeación mayor, tener programas de largo aliento, de 10-20 años, y presupuestos garantizados”, detalló.
El investigador aseguró que para concretar estas transformaciones se requiere un cambio importante: “Hace seis años hubo una propuesta de las autoridades de educación superior para analizar la posibilidad de crear una secretaría de ciencias, lo cual tendría sus ventajas y desventajas y que habría que analizar; otra opción sería que fuera un ente autónomo con presupuesto garantizado para operar sus programas”.
Y para conocer la posición de México en el contexto internacional en el sector de ciencia y tecnología, José Luis Morán brindó algunas cifras que muestran que los esfuerzos han sido marginales frente a las potencias mundiales, por ejemplo, el Foro Económico Mundial coloca a México en el lugar 51 de 138 países en competitividad global y el puesto 3 en América Latina, atrás de Chile y Panamá. Y en el Ranking Global de Innovación nuestro país se ubicó en 2017 en el sitio 58 de 128 países clasificados.
Escenarios para la ciencia en México
Acerca de los escenarios que se esperan en el tema de presupuesto para el próximo año, el presidente de la AMC dijo que sería ideal que se mantuviera la inversión de 2016, «reincorporar el 20% que nos quitaron este año», y reconoció que para volver a la tendencia original que se venía teniendo en este sexenio «el incremento deseable tendría que ser del orden del 35%, así que para dar un salto trascendental necesitamos tener una inversión mayor».
El físico añadió que aun cuando la inversión privada sigue siendo pequeña en general, en algunos estados como San Luis Potosí o Querétaro, la cercanía entre la empresa y la academia se empieza a dar y ya es una realidad, pero con un camino aún por recorrer.
2018, año de elecciones
La postura de la Academia Mexicana de Ciencias para los candidatos a la Presidencia de la República es la misma, dijo Morán López, y es hacerles saber que “tenemos una sugerencia, un plan de acción, una agenda hacia dónde seguir en materia de ciencia y tecnología. Nuestro deseo es que quien quede como presidente esté enterado y sepa de las necesidades que en ciencia y tecnología tiene el país.
Reconoció que los científicos tal vez no ha sido capaces de convencer a los políticos de la importancia que tiene la inversión en ciencia y tecnología, pero que es un hecho que también refleja la formación que tienen nuestros legisladores, los protagonistas de la política de México: “Unos, muy pocos, tienen maestría y doctorado; otros, la mayoría, cuentan con una formación deficiente, pero hay que admitir igualmente que hay gente de ciencia en algunos puestos en los gobiernos federales y estatales, pero no son muchos”.
José Luis Morán consideró que es “una lucha que hay que da, trabajar no sólo en un flanco sino en varios para que nos represente gente que nos entienda a los científicos y tecnólogos, y que entiendan la importancia que tiene la ciencia”.