Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/052/10
México, D. F., a 14 de mayo de 2010.
- Así lo manifestó Manolo E. Vela Castañeda, ganador del Premio a la mejor tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2009 de la AMC, en el Área de Ciencias Sociales
- Su tesis Los pelotones de la muerte, la construcción de los perpetradores del genocidio guatemalteco tomó como marco de referencia un caso emblemático de las masacres ocurridas en Guatemala
- Es una investigación que busca responder cómo los jóvenes se transforman de soldados a genocidas, explicó en entrevista
- Manolo Estuardo Vela Castañeda, galardonado por la Academia Mexicana de Ciencias con el Premio a la mejor tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2009, en el Área de Ciencias Sociales.
Foto: Cortesía. «J. C. López. FLACSO Guatemala»
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Los institutos armados son siempre muy peligrosos, porque funcionan con base en la obediencia de sus integrantes, destruyendo o aplacando su voluntad, afirmó Manolo Estuardo Vela Castañeda, galardonado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) con el Premio a la mejor tesis de doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2009, en el Área de Ciencias Sociales.
Sin embargo, comentó el joven investigador, se supone que en el régimen democrático hay todo un andamiaje que permite hacer uso de la fuerza militar, pero bajo control y con las directrices de todas las instituciones de la democracia.
En entrevista, el profesor investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Guatemala, detalló que en su tesis titulada Los pelotones de la muerte, la construcción de los perpetradores del genocidio guatemalteco, tomó como marco de referencia la masacre ocurrida en el parcelamiento Las Dos Erres, municipio de La Libertad, departamento de Petén, en 1982 durante una campaña de contrainsurgencia.
Este es un caso emblemático de las masacres ocurridas en Guatemala, indicó, y fue la puerta de entrada, aclaró, pero mi trabajo no es una tesis sobre la masacre, sino una investigación que permite ver el panorama global y, en particular, ver el hecho no del lado de las víctimas, sino de los perpetradores.
La pregunta que el doctor en ciencias sociales con especialidad en sociología quería responderse es cómo los jóvenes se transformaban de soldados a genocidas, por ello se dio a la tarea de entrevistar a integrantes de la patrulla kaibil del Ejército de Guatemala, que era el grupo de instructores de la escuela de fuerzas especiales, quienes realizaron una operación de interrogación de la población de Las Dos Erres, por separado hombres y mujeres, para después matarlos.
Al conversar con los soldados que participaron en esa operación descubrió que, contrario a lo que uno podría pensar, dentro de la unidad de fuerzas especiales se constituía un selecto grupo, el cual se encargaba de matar a las personas, mientras que el resto de los soldados realizaban otras tareas, como acordonar el área.
Dicha unidad se conformaba de manera voluntaria, lo cual fue una revelación importante, aseguró Vela Castañeda, por que nos permite saber que de todos los jóvenes que formaron parte del Ejército no todos mataban a las personas sino era un pequeño grupo, que realizaban un trabajo especializado y voluntario.
El también maestro en ciencia política por la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, subrayó que una de las explicaciones que encontró es que todo Ejército es un elemento peligroso, porque se trata de instituciones totales que eliminan la capacidad de decisión de sus integrantes, a través de la rutina, la jerarquía, de la imposición de un orden en el que las personas están encuadradas y que se reproduce a través del entrenamiento y de la formación.
El especialista, que durante tres años se dio a la tarea de reconstruir tres factores: organización, adoctrinamiento y desarrollo de la guerra, afirmó que éstos, en conjunto, permiten comprender las acciones de estas unidades que se encargaron del “trabajo sucio” de la guerra.
Quienes tenían la tarea de tomar en sus manos la vida de otras personas, subrayó el galardonado, eran indígenas analfabetos que tenían muy poco tiempo desde su captura o enlistamiento por la vía forzosa y el momento en que son llevados a ser parte de un pelotón.
Asimismo, otro de los descubrimientos que Manolo Vela realizó con su investigación es que los perpetradores o soldados que participaron en esas masacres tienen también la necesidad de que otra persona escuche su historia. Sin embargo, el objetivo de estudiar a los victimarios es porque las victimas o sus familiares tienen derecho a saber quiénes eran y qué los motivó a matar, sentenció.
A pregunta expresa de cuáles son los aportes de su tesis por los que la AMC la reconoció, Manolo Estuardo Vela explicó que, en el ámbito teórico su investigación brinda un panorama de cómo las ciencias sociales se han acercado al fenómeno del genocidio, de la violencia colectiva y, a partir del enfoque empleado, puede brindar un mecanismo explicativo.
Desde el punto de vista metodológico, indicó que uno de los aspectos más importantes es poder ejemplificar el uso de fuentes orales, es decir entrevistas, para trabajar estas temáticas humanamente complejas; y para los estudios de memoria histórica, esta tesis puede ser un trabajo que ilumine esta parte de la historia de los perpetradores, comentó.
Señaló que la distinción de la AMC es el reconocimiento más importante que ha tenido a lo largo de su carrera, pero a la vez se confesó sorprendido de que una investigación que habla sobre la historia de Guatemala fuera la elegida. Este reconocimiento ayudará a que se conozca mucho más lo que sucedió en mi país, específicamente en Las Dos Erres, concluyó.