Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/189/13
México, D.F., 19 de mayo de 2013
- Firman convenio los institutos de Geografía y Geofísica de la UNAM para la protección de un área de 3 mil 52 metros cuadrados
- Preservar pequeños nichos parece algo insignificante, sin embargo nos dan información científica para entender los impactos en el medio ambiente: Elena Centeno
- La Estrellita (Aster subulatus), planta con usos medicinales, forma parte de la especies que serán protegidas.
Foto: Conabio.
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La firma del Convenio del Programa de Adopción de Pedregales Institucionales GEOPEDREGAL de Ciencias de la Tierra, que implica el resguardo de formaciones rocosas fuera de la Reserva Ecológica del Pedregal, es un acto inédito en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó Antonio Lot Helgueras, Secretario Ejecutivo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.
El investigador del Instituto de Biología de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), dijo que dentro de Ciudad Universitaria hay más de 60 formaciones rocosas de basalto- rocas ígneas que se originaron a partir del enfriamiento y solidificación de un magma- fuera de la Reserva Ecológica, que equivalen a 48 hectáreas. Además, resaltó que en lugar de convertir estos espacios en basureros o áreas verdes, deben ser preservados, sobre todo porque las áreas verdes consumen más agua y privilegian el desarrollo de plantas exóticas que no están relacionadas con la flora de México.
La SEREPSA, el Instituto de Geografía y el Instituto de Geología de la UNAM, son parte del convenio de colaboración para el resguardo del área de 3 mil 52 metros cuadrados ubicada entre los dos institutos mencionados. El nopal de San Gabriel (Opuntia tormentosa) y las flores de uso medicinal y potencial ornamental: Estrellita (Aster subulatus), azúcar de campo (Milla biflora) y Cinco llaga (Tagetes lunulata), son algunas de la especies que se pueden encontrar en este espacio.
La directora del Instituto de Geología e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, Elena Centeno García comentó que preservar pequeños nichos parece insignificante si los comparamos con el tamaño de la ciudad, sin embargo nos dan información científica para entender los impactos en el medio ambiente, y resaltó que es un mensaje positivo para los niños y los jóvenes del país.
En este sentido, Julio Solano González, Secretario Académico de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM y José Omar Moncada Maya, director del Instituto de Geografía y miembro de la AMC, reconocieron la labor de académicos, estudiantes, trabajadores y voluntarios que contribuyeron en este proyecto.
Al rescate de los pedregales de Ciudad Universitaria
La doctora María del Pilar Ortega del Departamento de Edafología del Instituto de Geología, encargada de coordinar el proyecto titulado “Implementación de los servicios ecosistémicos de la zona de amortiguamiento en Ciudad Universitaria”, explicó que el objetivo es demostrar que las áreas de conservación de matorral xerofítico, que se desarrollan en zonas secas, tienen un valor estético, biológico y de servicios ambientales. Lo anterior requiere de indicadores que permitan medir, por ejemplo, el papel de los árboles en la captura de carbono y de contaminantes atmosféricos.
La primera fase de este proyecto, que duró un año, consistió en hacer una evaluación de la degradación de la zona a rescatar, para ello se realizaron recorridos visuales y con GPS, además de mapas cartográficos.
En la siguiente fase se pretende hacer un inventario de las especies exóticas, pero hay que esperar la temporada de lluvia cuando aparecen las primeras especies vegetales, y comenzar el retiro de las que no pertenecen a este ecosistema.
Otra evaluación pendiente es la relacionada con las especies que no se propagan con facilidad para reintroducirlas. Entonces, una primera intención es evaluar toda la diversidad microambiental del lugar y comenzar las tareas de adecuación y restauración de cada microambiente. La investigadora agregó que en aproximadamente 10 años este sitito estará restaurado casi en su totalidad.
Noemí Rodríguez González