Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/038/17
Ciudad de México, 17 de febrero de 2017
- Revolucionarios hallazgos científicos vistos desde la filosofía.
- El genoma da capacidad al cerebro para ser modificado por la experiencia y ser afectado por el entorno.
- La filosofía no puede quedar al margen de los principales acontecimientos que ocurren en otros campos: doctora Juliana González Valenzuela, profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: AMC/Fabiola Trelles Ramírez.
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Al final de siglo pasado y al comienzo del presente, sostuvo una de las filósofas más importantes de nuestro país, la doctora Juliana González, se presentaron alteraciones en el contexto histórico-cultural que han venido a trastocar una cantidad de cimientos incluso de toda la civilización occidental, y entre los grandes cambios que se han producido están los que provienen de las ciencias, en especial, los de las ciencias de la vida.
Estas mutaciones en el ámbito de las ciencias biológicas han sido definitivas en el campo histórico, cultural, y en los contextos filosófico y ontológico.
“Por supuesto la filosofía no puede quedar al margen de los principales acontecimientos que ocurren en otros campos que no sean estrictamente filosóficos”, dijo la profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM durante la conferencia “Filosofía y Ciencias de la Vida”, que ofreció la noche del jueves en la librería “Rosario Castellanos” del FCE, dentro del ciclo Charlas con Premios Nacionales, el cual organiza el Consejo Consultivo de Ciencias.
La investigadora enfocó su charla en la relación entre la filosofía y la propuesta de tender un puente entre la genómica y las neurociencias, así como las preocupaciones filosóficas que despierta y suscita el gran mundo de la ciencia.
“Las grandes revoluciones que presentan la teoría de la evolución y lo posterior a Darwin, o sea las nuevas versiones de la teoría, así como en el desarrollo de la genómica y la neurobiología, son en realidad tres grandes ámbitos que han venido a transformar el concepto, en el contexto de la ética, de la legalidad, del ámbito judicial y social”.
A la par, la también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, resaltó a los grandes descubridores de nuestra ciencia contemporánea: Charles Darwin, Gregor Mendel —leyes de Mendel que dieron origen a herencia genética—, Santiago Ramón y Cajal —decisivo para el campo de las ciencias, en especial por sus estudios sobre la estructura nerviosa—, y los dos descubridores del genoma humano y de todo cuanto está involucrado en la secuencia del ADN, la pareja de científicos Francis Crick y James D. Watson.
“El ADN es orden y lenguaje, es un libro gigantesco, cuyo lenguaje consta de cuatro letras (A,T,C,G) comunes a todos los seres vivos. En el ADN está la clave natural de la vida. Es un código de sustancias químicas, nucleótidos de base nitrogenada, y posee dos capacidades fundamentales: la de replicarse asimismo para dar lugar al ser futuro, y la capacidad de crear orden; ambas capacidades centradas en la información que es una especie de receta o instructivo para crear y recrear la vida desde antes hacia adelante”.
Sin embargo, para la doctora Juliana González no es suficiente el genoma, porque aunque acepta que los seres humanos “sí somos el genoma”, esto se conjuga con la biografía de cada ser humano, y mientras la ciencia ha seguido avanzado más se dan cuenta los científicos hasta qué grado el genoma está siendo afectado una y otra vez, aquí y allá, por la biografía, por los acontecimientos que le tocan vivir al ser humano: “En suma, existe la necesidad de un recíproco acercamiento entre las biociencias y la biotecnología y la filosofía, humanidades y ciencias sociales”.
En el cerebro está todo, tiene todas las emociones
En el campo de las neurociencias, y tras revisar la aportación que hizo a finales del siglo XIX el científico Ramón y Cajal con su revolucionaria teoría basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales, las neuronas —que son células independientes en función, estructura y origen—; Juliana González explicó que en la toma de decisiones el cerebro activa representaciones y ve adopciones, vislumbra consecuencias y al mismo tiempo existe estado somático que produce sensaciones viscerales positivas o negativas regidas por señales somática de dolor, placer, castigo, recompensa, costo/beneficio.
“Claramente el cerebro está diseñado para la experiencia, para comprender, para la memoria, para la previsión. El genoma da capacidad al cerebro para ser modificado por la experiencia y ser afectado por el entorno, por la realidad externa o interna; es percepción, conciencia, emoción o sensibilidad, es capacidad para actuar”.
Está diseñado para la acción transformadora, para lo que los griegos llamaron creación y autocreación “si esto es así hemos salido de ese momento cero, donde resulta que ha quedado abolida la condición humana”, apuntó.
Desde la perspectiva de la doctora González estamos ante la vida, en el reino de la materia, en el de la física y en el de la química. “Lo que habíamos visto es que la materia penetra en la vida, la determina y ahí está la biología, está impregnada de materia, pero apunta desde la vida hacia la libertad, de manera que existe la posibilidad de entender que uno es el cambio material, otro es la evolución de la vida y otro es la historia”.
Aclaró que la vida no es solo materia, hay algo en los propios científicos de hoy que identifican en la física y en la química la vida misma, “pero la vida misma surgió en algún momento en el mar… La materia es inerte en un sentido, pero eso que surgió ya sea en el mar o en el aire, esa pequeña fuente de vida cuando se reunieron los elementos químicos y físicos fue de tal manera que dio lugar a otra cosa que se llama vida.
“De la materia surgió la vida, pero (me pregunto) por qué no de la vida misma con todo lo que nos enseñan los científicos, por qué no de la vida surge la libertad, por qué no de nuestro cerebro, de nuestro genoma, no tenemos que estar esperando que nos venga la libertad, el espíritu y la creación, el arte y todo lo que venga de la historia de otro reino, hemos descubierto que no hay más reino que este, el de la ciencia, y este es materia, vida, pero de ahí mismo de la materia y la vida está emergiendo la clave del humano que es la libertad, tenemos esta convicción de que es la naturaleza misma y su fuerza evolutiva la que también crea cultura, historia, sociedad”.
Lo que se sabe también es que el cerebro moral, mencionó la doctora Juliana González, reconocida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2004, es libertad, conciencia moral, valoración, autoconciencia, empatía, comunicación, el reino de las emociones y el carácter. La ética está incrustada en la sobrevivencia biológica, pero al mismo tiempo de esta emana el reino del yo, del espíritu, de la libertad.
Fabiola Trelles Ramírez.