Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/135/11
México, D.F., 14 de junio de 2011
- Enrico Ramírez Ruiz, a cambio, ofrece investigación de calidad y docencia de excelencia
- El Dr. Enrico Ramírez Ruiz, quien recién ingresó como miembro correspondiente a la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: AMC
Me eduqué académicamente sin pagar un quinto, soy un producto del apoyo a científicos mexicanos, asegura el astrofísico Dr. Enrico Ramírez Ruiz, un investigador con reconocimiento internacional, quien trabaja como profesor en el Departamento de Astronomía y Astrofísica en la Universidad de California en Santa Cruz.
Con 35 años de edad, Ramírez Ruiz, quien recién ingresó como miembro correspondiente a la Academia Mexicana de Ciencias, es un académico que por la calidad de sus investigaciones ha recibido apoyo de diversas organismos como la beca Chandra de la NASA, en la actualidad la beca Packard, de la Fundación David & Lucile Packard, así como el patrocinio de National Science Foundation a través del programa CAREER.
Con estos antecedentes de apoyo e inspirado en el prestigiado astrofísico estadounidense John Bahcall, su supervisor de postdoctorado, Enrico creó el Premio John Bahcall para estudiantes mexicanos de licenciatura, el cual dirige la Fundación Hertel, la misma institución que lo apoyó en su primera beca internacional, la Leo Lederman.
Esta estancia de verano fue precisamente la que después abrió las puertas de otras más para que Ramírez Ruiz realizara, entre otras, la tesis de licenciatura en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, Estados Unidos; doctorado en el Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y postdoctorado en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
“Yo soy un producto del apoyo a científicos mexicanos. Me fui a Cambridge con una beca del Conacyt. Me eduqué en la escuela sin pagar un quinto, y moralmente me siento obligado a devolver a mi país lo que me dio aunque esté en el extranjero, quizás en algunos ámbitos se pueda hacer más estando fuera de México”, dice el egresado de la Facultad de Física de la UNAM.
Jorge Enrico añade que la experiencia de desarrollarse intelectual y científicamente con profesores de nivel de excelencia como Maria Esther Ortiz, Eugenio Ley Koo, Axel de la Macorra, Luis Briseño Aguirre, William Lee, Edward Fenemore, John Bahcall y Sir Martin Rees, fue muy importante porque contribuyó a realizar ciencia e investigación de frontera.
“Y eso es lo que intento hacer ahora, generar estancias de investigación que pueden ser transformativas para los estudiantes”, indica el joven astrofísico, autor de más de 110 artículos (más de 10 en las revistas Nature y Science), cuyos padres, los doctores Lena Ruiz y Jorge Ramírez, también son miembros de la Academia Mexicana de Ciencias.
Para Enrico, apasionado de los fenómenos de altas energías, explosiones cósmicas, ondas gravitacionales, agujeros negros, gravedad, densidad y temperaturas extremas del universo, temas de los que imparte docencia e investiga, asegura que aun cuando existen oportunidades fuera y dentro del país para desarrollarse como investigador, se necesita de mucha iniciativa y empuje de quienes quieren realmente involucrarse en el ámbito.
“Los estudiantes tienen que tener la idea de que pueden hacer lo que quieran si se lo proponen. Hay gente en el extranjero que está haciendo ciencia y son chicos de licenciatura”.
Añade que es bueno que los estudiantes busquen relacionarse con científicos y empiecen hacer investigación desde temprano. “Tomar clases es un proceso muy distinto al de hacer ciencia e investigación, que es fascinante”.
Su paso por Cambridge y Princeton
Jorge Enrico describe su estancia en Cambridge como una experiencia muy interesante al estar rodeado de profesores de alto nivel académico, pero sobre todo, de ver la devoción de los estudiantes que consideraban su presencia en ese centro de estudios como una oportunidad única.
“El Instituto de Astronomía es un lugar increíble. Lo que más me impactó fue lo accesible y buena onda de los profesores. En nivel de interacción y de discurso científico es muy abierto. Había café en la mañana y té en la tarde y todos los profesores asistían y se les podía preguntar cualquier cosa; tenían sus oficinas abiertas y les daba gusto que los estudiantes llegaran, eso demuestra su gusto y amor por la ciencia y lo transmiten”.
Haber estado sumergido en un ambiente así, en el que igual tomó clase de Cosmología con el afamado Stephen Hawking, y realizado su doctorado con Sir Martin Rees, astrónomo de la casa real y uno de los más prominentes investigadores del área de las últimas décadas, hizo que Enrico viviera una experiencia de completa libertad académica y de pensamiento, como él mismo la describe, y que ha sido fundamental en su desarrollo como investigador.
Sobre la relación académica que estableció con Rees, el científico mexicano
expresa: “La ciencia en general, particularmente de excelencia y muy reconocida, los científicos sienten un poco que su legado está íntimamente relacionado con los estudiantes. Si los estudiantes se vuelven los próximos líderes científicos para ellos es uno de sus logros más grandes que puede haber.
“Existe una compromiso de generar estudiantes de muy alto nivel, de cierta manera su prestigio está relacionado con la calidad del trabajo de sus propios alumnos. Uno como estudiante tiene mucha presión, pero el supervisor se involucra y busca maximizar los logros de sus alumnos”.
Cuando cubría su postdoctorado bajo la tutoría del renombrado John Bahcall en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton –donde impartió docencia Albert Eistein, considerado el científico más importante del siglo XX–, Enrico Ramírez empezó su labor de llevar a estudiantes mexicanos para cubrir estancias de investigación. “Crear recursos humanos es importante, es un legado más importante que el propio éxito individual”, dice.
El trabajo constante y el deseo permanente por aprender la mayor cantidad de cosas y datos posibles, son el sello que imprime a su carrera de investigador.
“La creatividad en hacer conexiones y ver campos de manera distinta y únicos sólo se puede dar si se tiene un conocimiento muy amplio. Aprender lo hago todos los días, y en ese proceso me doy cuenta de lo ignorante que soy, uno debe tener esa actitud de humildad, de reconocer lo vasto, maravilloso y complejo que es el universo. Esa actitud es la que me da más felicidad”.