Urgen acuerdos en polí­tica cientí­fica, tecnológica y de innovación

La Crónica de Hoy
26 de septiembre de 2007
*Octavio Paredes López y Rafael Loyola Dí­az

El pasado mes de junio Crónica publicó un artí­culo titulado Sobre el estado actual y el futuro de la investigación cientí­fica básica, del Dr. Flavio Mena, en el cual considera que existen perspectivas desafortunadas para la investigación básica en México. Este distinguido cientí­fico menciona que el documento del Foro Consultivo Cientí­fico y Tecnológico titulado Bases para una polí­tica de estado en ciencia, tecnologí­a e innovación, y el generado por uno de los autores (OPL) desde la Academia Mexicana de Ciencias (AMC): Por un nuevo paradigma de polí­tica pública para el conocimiento y la innovación en México, están en la lí­nea de ¡menospreciar la investigación básica por considerar que ésta se realiza sólo por curiosidad!.

En la apreciación del Dr. Mena existe, posiblemente, confusión en la lectura o falta de información; veamos por qué. El documento del Foro fue una propuesta elaborada por los integrantes del Seminario de Discusión sobre las Polí­ticas de Ciencia y Tecnologí­a del propio Foro, con el interés de que se constituyera como la principal propuesta de polí­tica pública para la CyT ante el cambio de gobierno al término de la administración del presidente Fox; sin embargo, al momento de someterlo a discusión entre miembros y organismos de la comunidad cientí­fica y tecnológica fue objeto de observaciones y crí­ticas mayores que llevaron a su coordinador a descartarlo. No obstante, este fallido documento lo publicó el Foro, con el apoyo del Conacyt para su ¡impresión!, con la sola supresión del capí­tulo I y otras adecuaciones menores, con el tí­tulo de Diagnóstico de la Polí­tica Cientí­fica, Tecnológica y de Fomento a la Innovación en México (2000-2006).

Entre las crí­ticas que se formularon a dicho documento figuran las siguientes: i) enfatizaba una revisión a fondo de las polí­ticas de estí­mulos con el solo objetivo de favorecer la investigación aplicada, la vinculación y una articulación inadecuada de la ciencia con el mundo productivo como estrategia para fortalecer lo que sus autores llaman Sistema Nacional de Innovación; ii) privilegiaron las propuestas dirigidas a la promoción de la investigación aplicada, el desarrollo tecnológico, la vinculación con el entorno productivo y la formación de los especialistas que se requerirí­an para tal fin; iii) ensombrecí­a la posición de la ciencia, de la investigación fundamental y la relación entre investigación y desarrollo tecnológico, siendo en este punto donde los autores situaron el desafortunado comentario de la ciencia por curiosidad; además, ocasionalmente señalaron los riesgos que tendrí­a este tipo de opción, pero terminaron por privilegiar el análisis de los elementos que han trabado la consecución de este objetivo y las propuestas que formularon, incluyendo la de campos prioritarios, estaban en la misma dirección.

En este sentido, esta concepción se señaló por el rompimiento que establece entre conocimiento y aplicación, tesis tan preciada por la administración pasada de Conacyt; y, iv) predominó la información y las monografí­as sobre el análisis y las propuestas, ofreciendo una visión sesgada y limitada sobre la temática y también desprovista de rigor; por lo mismo, el citado documento está impregnado de una visión complaciente sobre lo hecho en la materia en los años recientes.

Al cancelar el documento en cuestión como la propuesta eje ante el cambio de gobierno, la coordinación del Foro lo sustituyó por otro titulado Conocimiento e innovación en México: Elementos para el plan nacional de desarrollo y el programa de gobierno 2006-2012; siendo esta propuesta más sensible a las inquietudes y cuestionamientos de los diversos grupos de la comunidad cientí­fica y de otros organismos interesados, y con mucha cercaní­a al documento de la AMC.

Por otra parte, con el liderazgo de la AMC se promovieron en los años recientes reuniones de trabajo con investigadores, académicos, empresarios, funcionarios, legisladores, especialistas y responsables de organismos de investigación, tanto nacionales como extranjeros, con academias de ciencia de paí­ses desarrollados y emergentes (EUA, Francia, China, India, etc.), con el objeto de hacer un diagnóstico del estado de la CyT en nuestro paí­s y proponer las bases de una polí­tica pública distinta. El resultado de este amplio esfuerzo cristalizó principalmente en la otra propuesta citada y, como se señala en la misma, nunca se consideró terminada sino que se sometió a consideración de las comunidades cientí­ficas y tecnológicas para su discusión, enriquecimiento y precisión.

En la propuesta de la AMC, a diferencia del documento citado del Foro, se tienen pronunciamientos en los que se parte del agotamiento del paradigma de polí­tica pública en que se ha sustentado la polí­tica pública para la I+D en México en los últimos decenios; en consecuencia, sugiere explorar la construcción de un nuevo paradigma que tenga como propósito el reconocimiento constitucional del carácter estratégico del conocimiento y la innovación para el desarrollo integral, el fortalecimiento de la competitividad, la lucha contra la desigualdad social y la inequidad, el acceso a la sociedad del conocimiento, y la madre de todos los propósitos: el mejoramiento de la calidad de vida de los mexicanos, especialmente de los menos favorecidos. Además, sugiere la aprobación de una ley que asegure un programa de largo plazo, descentralización y fortalecimiento de la autonomí­a técnica de los organismos de I+D, la federalización de la CyT, la evaluación integral, la transparencia y rendición de cuentas, y certidumbre en el financiamiento público con incrementos graduales del gasto en I+D asociados a grandes compromisos nacionales. Asimismo, en el documento de la AMC existen pronunciamientos sobre la necesidad de garantizar el fortalecimiento de las capacidades y la revisión de las agendas de investigación, así­ como la definición de campos de oportunidad con la participación y cooperación estrecha de otros organismos y componentes de la sociedad mexicana.

En esta tesitura, esta propuesta se pone en sintoní­a con lo que ya ocurre en los paí­ses lí­deres; esto es, establecer el principio de que la CyT son estratégicas para alcanzar el desarrollo sustentable, mejorar la calidad de vida de la población y fortalecer la competitividad. Asimismo, es lo que explica los esfuerzos y programas ambiciosos emprendidos en la materia por la Unión Europea, China, India y un conjunto de paí­ses que ya no discuten su pertinencia sino que debaten sobre las mejores estrategias para lograrlo.

Se comparte con el Dr. Mena la tesis de la importancia mayúscula de la investigación fundamental; pero adicionalmente a ello, y no en sustitución de, enfatizamos que se debe y se puede estimular y apoyar el binomio conocimiento-aplicación como un componente esencial para fortalecer nuestras capacidades de innovación y atender los requerimientos nacionales; todaví­a más, la importancia de esta relación también se expresa en el hecho de que, en la actualidad, a nivel internacional ya no se habla solamente de ciencia sino también de tecnosaber.

De no transitar ya, con decisión y fortaleza polí­ticas, por una avenida que considere esta orientación, México seguirá poniendo en riesgo su desarrollo, inhibirá la creación de empleos dignos como ha ofrecido la Presidencia de la República, acentuará los desequilibrios sociales y regionales, seguirá perdiendo competitividad, y le incumplirá a las futuras generaciones al dejarlas fuera de la sociedad del conocimiento y de la era de la digitalización. En una dirección parecida se han situado recientemente académicos mexicanos muy distinguidos al señalar que la ciencia en México está en una situación de postración, particularmente dañada por la ausencia de polí­ticas públicas acordes con los requerimientos del paí­s. No, ése no es el México que queremos.

*Octavio Paredes López es investigador del Cinvestav-IPN Irapuato, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC).

*Rafael Loyola Dí­az es investigador del Instituto de Investigaciones Sociales, y Secretario Técnico de Investigación y Vinculación de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.

consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx

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