UNAM busca vacunar la amibiasis

Mundo de Hoy
27 de diciembre de 2006
Redacción Universitarios

Cientí­ficos del IIBm buscan inmunizar a los humanos contra el protozoario capaz de destruir no sólo el intestino y el hí­gado, sino tejido y hueso

Fuente: unam.mx

México, D.F.- Cientí­ficos del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM trabajan en el diseño de una vacuna oral y/o nasal que dote de inmunidad a los humanos contra la amiba Entamoeba histolytica, protozoario capaz de destruir no sólo el intestino y el hí­gado, sino también todo tipo de tejido, incluso hueso.

En esta entidad se libra (desde hace 12 años( una guerra contra este parásito intestinal que no respeta edad, sexo ni clase social, y que constituye un problema de salud pública asociado con la pobreza.

Cabe resaltar que la amibiasis es la tercera causa de mortalidad por parásitos en el mundo, con más de 50 mil fallecimientos anuales por absceso hepático y disenterí­a; también ocasiona 40 millones de casos de diarrea.

En México, 25 por ciento de la población está infectada con ella y más de ocho por ciento de ese porcentaje ha padecido, por lo menos, un episodio de amibiasis invasora.

Las batallas para impedir que la amiba invada el intestino grueso y cause disenterí­a y absceso hepático son sostenidas en varios frentes por Julio César Carrero Sánchez, Claudia Cervantes Rebolledo, Dulce Marí­a Meneses Ruiz, Hugo Aguilar Dí­az, Patricia de la Torre y Andrea Cruz, bajo la coordinación de Juan Pedro Laclette, director de dicho Instituto y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias.

¡Para la vacuna oral se ensaya con anticuerpos que impidan la adherencia de la amiba a la superficie o epitelio del intestino, porque así­ no serí­a capaz de replicarse y se eliminarí­a junto con la materia fecal, ví­a procesos de remoción natural!, dijo al respecto Julio César Carrero Sánchez.

Estas pruebas se hacen con anticuerpos secretados por las mucosas estomacales, del tracto respiratorio y del genital, llamados IgA, los cuales son importantes en la defensa contra agentes infecciosos que penetran por esas ví­as.

Los IgA (aseguró Carrero Sánchez( tienen un amplio espectro de acción contra virus, hongos, bacterias y algunos protozoarios, y dos formas de acción: se pegan a la superficie del patógeno para que las células protectoras del cuerpo puedan identificarlo como extraño y destruirlo (opsonización); y, ya adheridos a la amiba, bloquean las moléculas que ésta utiliza para fijarse al epitelio intestinal (impedimento estérico).

Los investigadores universitarios han establecido las primeras bases del proyecto de vacuna contra la amibiasis, al demostrar en laboratorio que los anticuerpos IgA bloquean la adherencia de la amiba, al impedir que ésta se active y libere las enzimas que destruyen el tejido.

Identificaron también las moléculas de la superficie del protozoario que participan en el proceso de fijación y que pueden ser blanco de los anticuerpos IgA (entre ellas, un par de proteí­nas ricas en los aminoácidos cisteí­na y serina, y la lectina, principal mediadora de tal unión).

De igual modo clonaron, en una bacteria Escherichia coli modificada genéticamente, los genes que codifican para las proteí­nas de la amiba; reprodujeron el proceso de infección intestinal por amiba en un ratón gris especial (C3H/HeJ), el cual es similar al que se da en un humano, y administraron, ví­a oral y nasal, los antí­genos (las tres proteí­nas) para inducir la respuesta inmune secretora en el animal. Con el fin de aumentar dicha respuesta utilizaron como adyuvante la toxina de la bacteria del cólera (Vibrio cholerae).

Se observó (dijo Carrero Sánchez( que las tres proteí­nas protegen: la lectina, en 90 por ciento; la que contiene cisteina, en 80 por ciento; y la serina, en 50 por ciento.

Sin embargo, para utilizarlas como inmunógenos, es decir, con capacidad de inducir respuestas inmunes (y debido a que, por su naturaleza tóxica, no se puede aprovechar la bacteria del cólera como adyuvante(, se evalúa la posibilidad de usar el baculovirus recombinante Autographa californica como sistema de expresión y exposición en la superficie de proteí­nas de la amiba.

Este método ha sido implementado en nuestro paí­s por Luis Vaca, del Instituto de Fisiologí­a Celular de la UNAM. Se trata de un virus con capacidad de infectar y destruir células de insectos, pero inocuo para los humanos, ya que no se replica.

La idea es clonar dentro del ADN del baculovirus los genes que codifican para las mencionadas proteí­nas de la amiba y utilizar el mismo baculovirus para transportar en la superficie de aquellos las proteí­nas que induzcan respuesta en sistemas inmunes. ¡Nadie, hasta la fecha, ha realizado estudios para saber si es capaz de inducir respuesta a nivel del intestino.!

El siguiente paso es administrar, por ví­a oral, el baculovirus con las proteí­nas a ratones para obtener una respuesta especí­fica contra la amiba. Luego se observará si es capaz de proteger y a qué nivel. Se espera que funcione mejor que la administración con la toxina de la bacteria del cólera.

En otro frente, el equipo del Instituto de Investigaciones Biomédicas estudia el proceso de enquistamiento de la amiba. Entender cómo, cuándo y qué detona la formación del quiste de Entamoeba histolytica permitirá establecer las bases para desarrollar un fármaco que interrumpa su ciclo de vida.

Cabe recordar que, debido a que es sensible a cambios de temperatura, pH y otros elementos del ambiente, el trofozoí­to (estadio de la amiba que invade el intestino) muere si no se transforma en quiste antes de salir con la materia fecal.

De ahí­ que en laboratorio se haya inducido la formación de una estructura con una cubierta parecida a la del quiste: como ésta, contiene quitina, sustancia que forma el exoesqueleto (parecido al de los insectos) que le confiere resistencia.

En la actualidad los investigadores universitarios estudian la primera enzima que da inicio a este proceso: glucosamina 6-fosfato isomerasa.

¡Si sabemos qué la activa y en qué condiciones comienza el enquistamiento, podrí­a desarrollarse un fármaco o molécula que se pegue a dicha enzima e interrumpa la transformación de trofozoí­to a quiste!, señaló Carrero Sánchez.

Como se sabe, la eficacia del tratamiento con metronidazol para el control de la amibiasis es cada vez más limitada debido a que, además de generar resistencia esta droga tiene efectos secundarios, tanto gastrointestinales como genotóxicos.

¡Hay que dejar bien claro que todaví­a no se tiene la vacuna ni el fármaco contra la amiba, pero en un futuro no lejano se podrí­a contribuir al conocimiento de las metodologí­as o las tecnologí­as mediante las cuales ambos puedan desarrollarse finalmente!, concluyó el investigador.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Notice: ob_end_flush(): failed to send buffer of zlib output compression (0) in /home/amcedu29/public_html/comunicacion/wordpress2019/wp-includes/functions.php on line 5373