El Financiero
4 de junio de 2007
U. de Inteligencia
El papel que jugará Calderón, «una interrogante»: Roberto Rodríguez.
UIAE
Entre los aspirantes a la rectoría de la UNAM, algunos representan la continuidad de un proyecto exitoso, como José Narro, y otros, la renovación a fondo, como Imanol Ordorika, expresó Roberto Rodríguez Gómez, investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad, quien agregó, sin embargo, que en un posible proyecto triunfador «se deberá buscar una combinación muy fina, es decir continuidad en algunas cosas y renovación en lo que haga falta para afianzar el liderazgo de la universidad. La mayoría de los proyectos se van a meter en ese carril».
Sobre el papel que jugará el presidente Calderón en la sucesión, el también integrante del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias dijo que se trata de una interrogante, «pues puede hacer dos cosas: intentar meterse de lleno y respaldar a alguno de los candidatos, o tomar la decisión de dejar esto como un asunto interno de la universidad».
El profesor de posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales agregó que «hasta la gestión del doctor De la Fuente la universidad era un punto clave en la administración pública. El actual rector dio un giro a esa relación tan funcional con el Ejecutivo federal. Sin embargo, la UNAM no puede dejar de ser una zona de gran interés del presidente de la República, y no dudaría en que, por lo menos, se tratarán de asomar a observar este proceso».
-¿Cómo influye el sindicato universitario, como grupo de poder, en este relevo?
-Han aprendido una lección de sindicatos como Telmex o el SNTE, de no jugársela por una sola carta, para que cualquiera que llegue tenga que establecer relaciones bilaterales con ellos. No creo que se desgasten apoyando a una sola candidatura, sino que tendrán interlocución con todos los candidatos.
-¿Cuándo dejó la UNAM de ser una cantera política?
-Hay dos momentos, uno cuando las candidaturas priistas optaron por la capacidad tecnocrática que por la política. La UNAM no ha sido una buena productora de tecnócratas, como el ITAM y el CIDE; y dos, la universidad no es precisamente un bastión de los cuadros políticos panistas.
-¿Cuál es su balance de la rectoría del doctor De la Fuente?
-La calificaría como una gestión muy exitosa en términos de la manera en que solucionó la grave crisis en que estuvo sumida la institución en los años 1999 y 2000. Logró en relativamente poco tiempo la estabilidad política. í‰se no es un mérito menor. Otro logro importante de De la Fuente es la proyección de la imagen académica de la UNAM. Hoy nadie discute si la universidad tiene calidad académica o no. Eso se da por descontado.
-¿Cuáles son los principales desaciertos de esta gestión?
-Hay cosas que hubo oportunidad de hacer y se dejaron pendientes. El núcleo de la universidad ha tenido más una política de contención que de expansión. En estos años hubo la oportunidad de realizar una expansión para tener una universidad más con sentido público, no de elite.