La Crónica
24 de agosto de 2005
Rigoberto Aranda
Por primera vez, a 200 años de la Expedición Botánica de la Nueva España, se pone al descubierto la vida y la trascendencia de la obra del expedicionario José Mariano Moziño y Lozada, uno de los más brillantes científicos ilustrados de la época novohispana, que ha sido olvidado por la historia del país.
Héctor Gómez Vázquez, coordinador de Proyectos Audiovisuales de la Academia Mexicana de Ciencias, en su libro Viaje interminable de un naturalista, luego de varios años de investigación documental por seis países de Europa y América, revela los aportes de Mariano Moziño, en los campos de la antropología, medicina, botánica y vulcanología, entre otros.
A pesar de que las aportaciones de este investigador mexicano al conocimiento de América en los siglos XVII y XVIII son comparables con destacados científicos europeos de esa época como Alejandro Von Humbolt, explica el autor del texto, ¡Moziño es un personaje que quedó atrapado en la historia, pues pertenecía a un imperio en decadencia, por lo que nunca llegó a editar sus obras!.
Más aún, comenta, sus investigaciones se dispersaron por varios países europeos ante la desintegración del imperio español, y sirvieron de base en los estudios de otros científicos destacados de la época y, en el peor de los casos, sus conocimientos le fueron hurtados y acreditados por otros investigadores.
Al respecto, Xavier Lozoya, miembro de la AMC, indica en el prólogo del libro que esta historia es un relato que durante todo el siglo XX esperó de la pluma de un escritor que describiera la infancia en Temascaltepec del niño criollo José Mariano, y los sueños y pasiones del estudiante del seminario jesuita enfrentado a la escolástica, su descubrimiento del pensamiento ilustrado y su actividad como científico a través del estudio de plantas medicinales de México, así como su participación en la Real Expedición Botánica de la Nueva España.
¡Su recorrido explorando los recursos naturales medicinales de las tierras de América, desde Nutka (en el actual Canadá) y la bahía de San Francisco, los desiertos, planicies y selvas de la Nueva España, alcanzando las costas de la actual Nicaragua!.
Lozoya afirma que el documento viene a llenar el hueco que había dejado en las letras mexicanas el desinterés por nuestra historia científica, y permitirá a las generaciones futuras redescubrir el pensamiento de los buscadores de conocimiento.