El Universal
24 de febrero de 2006
Nurit Martínez
México debe tener organismos o grupos que analicen y reflexionen sobre la construcción de un código de ética «más con un carácter preventivo que punitivo», ante las «presiones» que se crean en la generación de conocimiento, propuso el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Octavio Paredes López.
Al tiempo que Rosaura Ruiz, secretaria de Desarrollo Institucional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que la actividad científica es la profesión más vigilada en el mundo, pero aun así la historia de la ciencia tiene referencias sobre el fraude y las mentiras en el conocimiento.
Consultado respecto a una encuesta que realizó la Academia, en el que 40% de los consultados aceptó que son frecuentes las faltas éticas y que en 10% son «muy frecuentes», René Drucker, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, dijo que «la defraudación en la ciencia es bajísima», debido a que se han desarrollado los controles para propiciar nuevos hallazgos y descubrimientos.
Al presentar las conclusiones del taller Hacia una agenda política en ciencia, humanidades y tecnología para el desarrollo integral de la competitividad, científicos mexicanos, de Estados Unidos, España, Holanda, India y China coincidieron en que si en los próximos años nuestro país no desarrolla una política de Estado, «se corre el riesgo de que se incremente la brecha que hoy separa a México de los países desarrollados».
Tras el análisis de las condiciones de la ciencia en México, José Martínez, director general de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia de España; Lawrence Coleman, vicedirector de Investigación de la Universidad de California; Nettie Buitelaar, de la Unidad de Manejo de Negocios de Holanda; y Huadong Guo, secretario general de la Academia China de Ciencias, emitieron recomendaciones para construir una política de Estado.
Entre las recomendaciones que se establecieron, los científicos extranjeros plantearon definir áreas prioritarias de investigación, orientadas a solucionar problemas sociales; incluir la ética como parte inherente a la actividad científica; descentralizar la ciencia, creando nuevas instituciones de educación superior y centros de investigación en varios estados.
Además, las recomendaciones incluyen concientizar a la clase política y a la sociedad en general sobre el papel estratégico y determinante de la ciencia y la tecnología, para el desarrollo de la democracia; mayor vinculación ciencia-empresa; considerar la perspectiva de género en la política científica, para incrementar la participación de la mujer; incentivar la inversión privada en investigación y desarrollo; más becas para estudiantes de posgrado y los montos asignados; combatir la fuga de cerebros.
Respecto al planteamiento de la ética, Octavio Paredes, indicó que esta asociación ha dedicado varios años a la reflexión sobre el tema que se relaciona no sólo con mantener una conducta adecuada en torno a investigaciones vinculadas con el tema de la salud, los medicamentos, el ambiente o los alimentos, sino con los procesos para realizar la investigación.