La Jornada
24 de febrero de 2006
José Galán
Durante dos días se reúnen científicos mexicanos y extranjeros en Cuernavaca
Invitan a investigadores nacionales a participar en política para impulsar el sector
Los países desarrollados han alcanzado su solidez económica y social debido a que la ciencia y la tecnología son parte de la agenda política del Estado, al contrario de lo que ha sucedido en México. De allí la importancia de que el próximo gobierno incluya en su proyecto y en el diseño de las políticas públicas a estas ramas, en el contexto de un programa multianual de inversión creciente y sostenida, afirmaron científicos mexicanos y extranjeros.
Luego de reunirse durante dos días en Cuernavaca para intercambiar experiencias y analizar el caso de México, en un acto organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), René Drucker Colín, coordinador de investigación científica de la máxima casa de estudios, sostuvo que si el próximo gobierno no incluye de manera prioritaria ambos temas la brecha que nos separa de los países desarrollados será insalvable.
Los científicos mexicanos compartieron reflexiones sobre su quehacer con Jean Francois Girard, presidente del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia; José Luis Martínez Peña, del Ministerio de Ciencia y Tecnología de España; Eduardo Moacyr Krieger, presidente de la Academia Brasileña de Ciencias; Lawrence B. Coleman, vicepresidente de Investigación de la Universidad de California; Ariel Rip, de la Universidad de Twente, Holanda; Nettie Buitelaar, del leiden Bio Science Park, también de Holanda; Guo Huandong, secretario general de la Academia de Ciencias de China, y H.R. Bhojwani, consejero del ministro de Ciencia y Tecnología de la India.
Ausente política de Estado
El gobierno que tomará posesión en diciembre próximo «es la última esperanza» que tendrá nuestro país para volverse competitivo, advirtió Drucker Colín, quien insistió en que México ha carecido de una política de Estado para la ciencia.
Sin esa política impulsada desde el gobierno federal, dijo, existirá siempre una laguna, ya que la ciencia fomenta el desarrollo, la creación de empleos y, por tanto, la equidad y el bienestar. Es decir, la justicia social.
En un primer diagnóstico sobre México, los científicos extranjeros afirmaron que el país cuenta con excelentes grupos de investigadores, aunque aislados por su escaso número y limitados siempre por la falta de recursos económicos.
José Luis Martínez Peña, de España, consideró que los científicos mexicanos son muy entusiastas, «pero quieren hacer volar alto el avión de la ciencia y la tecnología. Primero necesitan combustible, una pista y la velocidad adecuada».
Recordó que gran parte del impulso de la ciencia en España -que se encontraba a la par de México hace 30 años- se debió a la llegada de científicos a puestos políticos de primer orden, y citó como ejemplo el caso de Javier Solana Madariaga, físico y actual canciller de la Unión Europea.
Invitó a los científicos nacionales a aspirar a puestos políticos, desde los cuales puedan impulsar políticas públicas en favor del sector.
Otro de los puntos destacados por los invitados extranjeros fue la necesidad de alentar la inversión de la iniciativa privada en investigación y desarrollo. Advirtieron que si bien los gobiernos tienen responsabilidad en el financiamiento de estas actividades, es necesario diversificar las fuentes de financiamiento.
Lawrence B. Coleman, de la Universidad de California, consideró que esta situación es uno de los principales problemas de la ciencia mexicana, y puso de ejemplo que en Estados Unidos la mitad de los investigadores y de las investigaciones son financiados por la iniciativa privada. En el caso de México, más de 80 por ciento se realiza con recursos públicos.