La Jornada
20 de abril de 2014
Redacción
Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán
Buscamos desarrollarlos de manera industrial, señala Guillermo Ruiz-Palacios, líder del proyecto
Tras 20 años de estudiar los beneficios de la leche materna, nuevas investigaciones encabezadas por Guillermo Ruiz-Palacios han desembocado en la producción sintética de algunos azúcares que protegen contra algunas infecciones a los lactantes.
El especialista en patogénesis de las enfermedades infecciosas y su equipo de investigadores en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán buscan prolongar esa protección por medio de productos industrializados.
Estamos en la fase de transferencia de tecnología para la producción industrial y se harán estudios clínicos en niños que ya terminaron la lactancia materna y consumen leche de vaca o fórmulas; buscamos ver si podemos generar un efecto protector en los alimentos, como ocurre con los yogurts y sus probióticos, explicó el investigador del Departamento de Infectología de la citada institución.
Contra el rotavirus
Para analizar el papel de la leche materna contra enfermedades infecciosas en los niños, se realizaron pruebas de los efectos protectores y se descubrió su eficacia contra algunas enfermedades infecciosas como el rotavirus, otra de las investigaciones que Ruiz-Palacios realizaba de manera paralela. Se probó que en los que llevan lactancia materna se reducen las probabilidades de esa infección en más de cinco veces y cuando dejan de lactar el riesgo aumenta al doble, como ocurre en los que no fueron alimentados al seno materno.
El paso siguiente fue identificar los factores de la leche materna que inducen esa protección. Uno conocido es la presencia de anticuerpos de la madre que se trasmiten no sólo por medio del suero, sino de la leche y durante el embarazo.
Otro mecanismo que descubrimos es que hay componentes no inmunológicos, sustancias en la leche que inhiben la infección, evitando que el virus se pegue a las células intestinales. Son abundantes y forman parte del componente de azúcares del producto.
La leche materna tiene cuatro componentes importantes: proteínas con actividad antinfecciosa, grasa, anticuerpos y azúcares, de estos últimos se pensaba que la función era sólo dar energía al bebé; sin embargo, en ellos hay unos que se llaman fucosilados, regulados por genes que expresan enzimas que crean estructuras “a las que se pegan los virus como el norovirus (o virus de tipo Norwalk) y el Campylobacter, causante de infecciones intestinales, las diferentes E-colis, que provocan diarreas y cólera, evitando que se adhieran al intestino, de esa manera protegen de las infecciones y funcionan de receptores análogos solubles, en lugar de afectar a los receptores que cubren todo el intestino, y luego se secretan”, explicó Ruiz-Palacios, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
También se observó que mientras 80 por ciento de las personas en el mundo tiene esos genes que producen los azúcares fucosilados, 20 por ciento no; sin embargo, la genética de la población mexicana y la indoamericana sí los produce, y sólo 2 por ciento de la población no los posee.
Biología molecular
“Actualmente, mi equipo de investigación las produce de manera sintética mediante técnicas de biología molecular. Creamos estos mecanismos de síntesis en bacterias E-coli; estos genes los clonamos en plásmidos y hacemos que esas bacterias produzcan esos azúcares. En los fermentadores podemos producir muchos gramos más que de forma natural”, indicó.
El propósito es producir leche con esas características a nivel industrial, aunque aún no hay plena comunicación entre la ciencia y la industria en México. La transferencia de tecnología se hará con una empresa internacional que se dedica a la formulación de lácteos para infantes. Es una industria en la que queremos tener impacto para que sean leches completamente maternizadas, dijo el científico, comisionado nacional de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.