El Porvenir
7 de mayo de 2012
EL UNIVERSAL
Cultural
Encuesta urbana revela que más de 70% confía más en sus creencias
MÉXICO, D.F..- Marcela compra una veladora azul para hacer una oración frente al ramo de flores, ruda y romero que lleva entre sus brazos.
Son para alejar las malas energías de su casa. Con eso confía en devolverle la salud a ese familiar que hace unos días sufrió un asalto y hoy se encuentra con heridas graves en el hospital.
Ella, al igual que Tomás, Manuel y Virginia, deposita en sus imágenes y rezos una confianza total.
Los tres se ubican dentro del 70% de los mexicanos que confían más en la fe que en la ciencia, cifra que, sin embargo, se redujo 11% entre 2009 y 2011.
Además, se mantiene en un poco más de la mitad, el número de mexicanos que considera que los científicos «tienen un poder» que los hace «peligrosos» para el país pues, de acuerdo con la Encuesta sobre Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2011, el porcentaje de quienes así opinan pasó —en el último año— de 57.5 a 55.67.
La encuesta que elaboró el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) —la séptima de su tipo— encontró que una tercera parte de la población mexicana dice que limpias, homeopatía, quiropráctica y acupuntura son alternativas adecuadas que la ciencia no reconoce.
El nivel cultural, educativo y de conocimiento sobre ciencia de la población mexicana hacen que 40% esté de acuerdo en que “algunas personas poseen poderes síquicos”.
También hace que una tercera parte afirme que algunos de los ovnis (objetos voladores no identificados) que “se han reportado, son en realidad vehículos espaciales de otras civilizaciones”.
O bien, confían en “los números de la suerte”, como lo hace Virginia Castillo. Ahí, en el atrio de la iglesia de San Hipólito, observa los dos cachitos que reposan en sus manos, y los compara una y otra vez, mientras balbucea frente a la lista de la Lotería: 28-290, 28-290.
No, veintiocho-cero-sesenta-dos es el más cercano. Entonces nada más saqué reintegro, nada cercano al premio mayor.
Esta vez ahorrará los 100 pesos que cada 15 días invierte.
Refleja baja educación: experto
Para René Asomoza, director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recurrir a rezos y limpias sólo refleja que los mexicanos “continúan pensando ancestralmente”.
“Representa que no tenemos un nivel educativo adecuado. La población no puede distinguir entre los recursos que le pueden ayudar a resolver sus problemas y los que no la llevarán a nada.
Es el resultado de una educación de baja calidad. En general, creo que los científicos hemos comunicado mal lo que hacemos”, afirma.
Arturo Menchaca, titular de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), que agrupa a los 2 mil científicos más destacados del país, advierte que este río de prácticas muestra el “nivel de ignorancia” y la falta de una educación científica para que no sólo se le proyecte como un asunto de ciencia ficción.
“Si nuestra educación es deficiente, nuestra educación en ciencia es todavía más mala”, porque la gente no está consciente del impacto de la ciencia en la vida diaria, cuando es innegable que, por ejemplo, la mayor expectativa de vida de los mexicanos se debe al desarrollo de investigación y de la tecnología.
“No es producto de milagros”, asegura el científico.
Defienden el mundo espiritual
Tomás Paredes Delgado observa las imágenes de los puestos del mercado de Sonora, al cual asiste con regularidad.
“Dios nos dejó los elementos materiales para servirnos de ellos. Creo en la ciencia, pero también creo en la espiritualidad”, comenta.
Para la señora Marcela Pineda, mezclar la fe y la ciencia es parte de la vida espiritual.
Aunque mucha gente desconecta lo real o de lo científico, todo el ser humano tiene dos partes: la espiritual y la física, explica en el mercado Sonora.
“Lo que nosotros hacemos, o lo que yo hago con las veladoras, es ayudarme en mi parte espiritual; de hecho tengo ahorita un enfermo y quiero ayudarlo a través de la luz de una veladora”, dice.
Manuel Marcelino Barrios, de profesión militar, camina con sus tres pequeños hijos y de su esposa.
Salen del santuario de San Hipólito adonde fueron, como cada mes, a agradecer la intervención divina para conseguir una casa.
“Vengo por muchas cosas aquí, por salud, para estar bien en la casa. Los métodos científicos son otra cosa y aquí se viene con la voluntad de uno mismo.
Todo lo que le he pedido (al santo), gracias a Dios sí me lo ha dado”. La encuesta, que se levantó en 3 mil 300 viviendas de 32 áreas urbanas del país, revela también que en México, cuatro de cada 10 mexicanos tienen gran interés en los deportes.
Las personalidades y fiestas del espectáculo, así como lo que se difunde en las páginas de sociales generan gran o moderado interés entre 7 de cada 10 personas.
En cambio, los nuevos inventos y la tecnología sólo están en la preferencia de 40%; la afición y desinterés por los descubrimientos científicos se presentan en la mitad de la población.
Los lugares más visitados son los parques de diversión y los zoológicos, mientras que los museos de ciencia y los planetarios no llegan ni a la mitad de la población reunida en los primeros.
La estimación es que seis de cada 10 ve entre una y 16 horas de televisión a la semana, y que 40% no lee periódicos.
Casi una tercera parte de la población no está de acuerdo en la reproducción de órganos y tejidos humanos por clonación para trasplantes quirúrgicos.