Otra lectura

Milenio Diario
21 de junio de 2007
Horacio Salazar

Está bien que cada quien interpreta los números al gusto, pero los amigos de la Academia Mexicana de Ciencias (y del Fondo de Cultura Económica) en verdad pecaron de optimistas en su material sobre la lectura de libros cientí­ficos. Y no es que quiera andar de aguafiestas, pero las cifras que manejaron no son como para sacar la champaña del hielo.

El optimismo empieza en el titular: ¡Gusta a mexicanos literatura cientí­fica!. ¡Vaya! ¡Qué buena noticia! ¿Qué tanto les gustará? Los libros cientí­ficos y técnicos aparecen en sexto lugar, apreciados por 13.4 por ciento de los encuestados.

La literatura de divulgación quedó por debajo de los textos escolares (42.5%), los libros de historia (22.2%), las novelas (18.7%), los de superación personal (16%), las biografí­as (14.7%) y las enciclopedias (13.6%). Felizmente, le ganó a los cuentos (11.3%) y a los libros religiosos (8.7%).

Si combinamos el ranking anterior con el escalofriante dato de que el mexicano en promedio lee 2.9 libros al año (lo cual significa que como contrapeso a los lectores atentos, hay muchos mexicanos que no leen ni un solo libro al año), entenderemos que por eso estamos como estamos.

Para muchos los libros no tienen gran valor, sobre todo si no tienen monitos. Y ciertamente hay gente (conozco a varios) que no precisan de los libros para llevar una vida práctica y diligente. Pero en los libros se encuentra ese extra de diferencia que nos da el estirón por encima de la media; es en ellos donde seguramente podemos hallar herramientas para ser mejores y hacer mejores cosas.

En algo sí­ coincido con la gente de la AMC y el FCE: la colección La ciencia para todos es un esfuerzo encomiable en todos sentidos. Ojalá se mantenga y crezca y tenga muy buenos resultados.

Como autor de un libro de esos mismos andares (El ombligo de Edipo, por si alguno de mis tres lectores lo ha olvidado), sé que la literatura cientí­fica queda lejos de Paulo Coelho y hasta de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Uf. Pero también me dio tristeza leer que de la citada colección, los tres volúmenes más vendidos no llegan a 15 mil ejemplares.

El mercado compra poco estos libros, sí­, y a veces es simplemente porque a la gente le interesan más otras cosas (una pelí­cula del Hombre Araña o el clásico de fin de semana). Lo preocupante es que también puede ser porque los escritores no logramos dar en el clavo de la relevancia. ¡Ooops!

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