Las ciudades y su crecimiento

El Porvenir
20 de septiembre de 2011
Gabriela Hernández Villanueva

El Dr. Adolfo Benito Narváez Tijerina ha nombrado a estas ciudades en surgimiento como ciudad red por su gran dependencia por la accesibilidad física.

Con el paso del tiempo y el crecimiento de la población, las pequeñas y distantes ciudades dejan de serlo para convertirse en grandes manchas urbanas conocidas como ciudades red.

El cuerpo académico a cargo del doctor Adolfo Benito Narváez Tijerina, profesor e investigador de la Facultad de Arquitectura (FARQ) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) realiza estudios de los fenómenos que se presentan, tanto por el crecimiento, como por el desarrollo de estas ciudades.

“Hemos investigado un terreno que a mí me parece fascinante, la historia de una formación urbana que ha pasado por siglos de construcción.

Las personas imaginan que son una serie de pueblos y no; funcionan como una ciudad orgánicamente dispuesta y funcional, a lo largo de cientos de kilómetros en algunas ciudades de Europa, por ejemplo”.

“Pero éstas aún no han sido reconocidas como tales, mas que por algunos investigadores como Friedman, quien ya reconoce una formación de ciudades de estas magnitudes con el desarrollo reciente del sureste asiático, a partir de finales de la década de los noventa”, comentó Narváez Tijerina.

El investigador ha nombrado a estas ciudades en surgimiento como ciudad red, por su forma, no aludiendo con ello al sentido de estar enlazadas por medio de las comunicaciones electrónicas, sino por la forma que tienen y su gran dependencia por la accesibilidad física.

Así es como se conforma una tenue red sobre el paisaje que congrega lo que podrían parecer pequeñas comunidades pero, que en realidad funcionan como una unidad territorial mayor.

“Todo esto es importante porque en la historia más reciente hay ciudades estadounidenses y mexicanas que se asemejan a las consolidadas en Europa, y en ellas vemos fenómenos que están surgiendo; por ejemplo, lo que sucede entre Reynosa-Matamoros, Tamaulipas y McAllen-Brownsville, USA, que es una ciudad de más de 80 kilómetros de largo”.

“Lo anterior podría verse también como una serie de ciudades enlazadas en red de más de 80 kilómetros, que se extiende y que podría extenderse por la costa hasta Houston o, podría formar parte de una mancha urbana mucho mayor”, comentó el investigador.

El también catedrático de nuestra Máxima Casa de Estudios añade que la forma de estas ciudades es muy interesante, porque en vez de ser ciudades que parten de un centro con alta densidad que se derrama a sus alrededores en baja densidad, estas ciudades tienen una baja densidad central y núcleos de alta densidad a sus alrededores.

Cabe mencionar que se complica el asunto cuando las ciudades no pertenecen a una misma nación, como en este caso; es decir, cuando existe una identidad urbana multinacional.

Es aquí donde cabe preguntar ¿cómo se va dando el crecimiento y cuáles son sus implicaciones?

“Tenemos ejemplos de ciudades muy antiguas en Europa, entre Holanda y Alemania, donde hay zonas urbanas contiguas muy bien consolidadas.

En Estrasburgo también hay una constelación de ciudades enlazadas en red. Sin embargo, la cuestión es que allá no hay tantas diferencias en términos de la calidad del espacio urbano y de la densidad de éste, como para que apreciemos algunas diferencias”.

“En cambio, entre la ciudad de Reynosa y la de McAllen o, la de Brownsville y la ciudad de Matamoros sí existe mucha diferencia, hablando por ejemplo de densidad, de arborización, y en cuanto a la calidad de la obra pública”.

“Lo anterior lo constaté cuando conversando con la gente del ayuntamiento de Reynosa encargada de la obra pública; me explicaban que lo que costaba realizar un tramo carretero de una extensión considerable en Reynosa, era equivalente a lo que costaba una milla de pavimentación y reconstrucción carretera de un libramiento que querían hacer en McAllen”, señaló Narváez Tijerina.

Lo antes expuesto es sumamente importante, ya que a partir de la calidad de la infraestructura se constituye la calidad del espacio público, porque se internaliza (se convierte en parte) del precio de los inmuebles privados.

Por lo que una inversión importante en obra pública se refleja en un enriquecimiento relativo de las edificaciones y de las personas que viven en ellas.

A la larga, lo anterior puede provocar un fenómeno que el investigador nombra técnicamente como discriminación socio-espacial, que es la dificultad de acceso de una persona a un determinado enclave o; la diferencia en cuanto a la calidad de los servicios, en cuanto a ingresos, y el acceso a cierto bienes que tienen ciertos habitantes comparado con otros.

“Normalmente podemos esperar que una ciudad atraiga a personas de diferentes niveles económicos, diferentes niveles educativos y diferentes orígenes culturales, y que éstas se distribuyan al azar en las zonas urbanas”.

“Sin embargo, lo que hace la discriminación socio-espacial cuando se presenta es que se constituyan islas en la ciudad que constituyen barrios en donde hay mucha homogeneidad entre los pobladores, esto genera enclaves aislados donde viven, quizá, personas muy ricas; en otros, personas con menos dinero o quizá tengamos barrios con diferentes orígenes étnicos”.

“Nosotros tenemos como criterio técnico que esta forma de operar la ciudad es inequívocamente un síntoma de problemas urbanos que podrían presentarse.

Entendemos que una mejor ciudad es más democrática, más incluyente, que permita el tránsito, que impida barreras, que no establece puertas de acceso controlado a diversas zonas que se supone son espacios públicos, entre otras cosas”.

“Entendemos que así funciona una buena ciudad y que de otra manera es una ciudad que puede, a la larga, tener problemas”, expuso el investigador.

Cabe mencionar que el Cuerpo Académico que encabeza el Dr. Adolfo Benito Narváez Tijerina, compuesto por el Dr. Jesús Fitch, el Dr. Gerardo Vázquez, el Dr. Alejandro García y el Dr. José Manuel Prieto, ha desarrollado desde hace dos años una red mexicana de estudios sobre la ciudad llamada Red Imaginarios Urbanos, lo que los ha llevado a entablar colaboración con cuatro universidades en nuestro país.

* *Adolfo Benito Narváez Tijerina es doctor en Arquitectura. Fundador del Doctorado en Filosofía, y del Instituto de Investigaciones de Arquitectura de la UANL, Institución en la cual también se desarrolla como docente; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) Nivel III, Miembro Regular de la Academia Mexicana de Ciencias, y Miembro de Número de la Academia Nacional de Arquitectura.


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