La Crónica de Hoy
5 de agosto de 2009
Redacción
El cultivo de la pitaya es una alternativa sustentable para atenuar algunos problemas de la agricultura mexicana, como los suelos pobres y delgados, además de la escasez de sistemas de riego en zonas con escasa precipitación, aseguraron María Fernanda Ricalde y José Luis Andrade, investigadores del Centro de Investigación Científica de Yucatán.
En su artículo “La pitaya, una delicia tropical”, publicado en el más reciente número de la revista Ciencia, órgano de difusión de la Academia Mexicana de Ciencias, los biólogos señalaron que la baja demanda de agua de este fruto representa una ventaja significativa, no sólo por el ahorro directo de agua de riego, sino porque evita el daño ambiental causado por la profunda irrigación de los cultivos comunes.
Dieron a conocer que la pitaya puede ser utilizada en la elaboración de medicamentos, colorantes, ingredientes para la industria alimentaria e, incluso, los tallos se aprovechan como forraje.
Ricalde y Andrade indicaron que la creciente demanda de frutas exóticas en el mercado globalizado convierte a la pitaya en un cultivo de importancia económica, el cual además es rentable a mediano y largo plazos. “Si consideramos que la inversión se recupera al tercer año de establecida la plantación y a partir del cuarto se obtienen utilidades”, añadieron.
A pesar de la gran demanda internacional, pues en Europa y Japón es considerada un postre gourmet, la mayor parte de la pitaya mexicana se comercializa únicamente en el mercado nacional.
Comentaron que en México se utilizan fracciones de tallos licuados para tratar afecciones de riñones, dolores de cabeza, eliminar amibas y hasta acabar con la caspa. Las flores, conocidas como “reinas de la noche”, son muy atractivas y con ellas se preparan diferentes infusiones para aliviar enfermedades del corazón.