El financiero
25 de septiembre de 2008
Alicia Salgado
asalgado@elfinanciero.com.mx
¿Estamos preparados para el futuro?
Escuchar con detenimiento a Robert Engle, uno de los cinco premios Nobel que invitó el gobierno de Marcelo Ebrard a la Semana de la Ciencia y la Innovación, apoyando a la Academia Mexicana de Ciencias y a The New York Academy of Sciences, resultó aleccionador, no porque haya dado una cátedra sobre el método Archer para calcular la volatilidad de los mercados financieros, sino por lo tentador de los cuestionamientos o propuestas que formuló y que debieran ser considerados por los tomadores de políticas públicas o los empresarios en México.
Dice que la crisis del sistema financiero estadounidense no ha finalizado, porque la medición de la volatilidad en los mercados financieros (tomando como referencia el S&P 500) que se dispara a partir del verano de 2007, y la semana pasada ésta alcanza rangos dramáticos, aún no llega a los índices históricos que registró en el periodo de 2000 a 2002, lo que pudiera implicar que el periodo de elevada variación en precios de activos financieros no ha concluido, o concluirá con el paquete de emergencia o rescate financiero que está activando la administración de George W. Bush.
Tomando en cuenta esto, Engle estima que el riesgo más importante de corto plazo es el de la inflación, pero el de mayor importancia y de largo plazo es el relacionado con el crecimiento económico, porque la posibilidad de que la economía estadounidense, y con ella la mundial, entre en un periodo de estancamiento parece alto.
De hecho, y lo subrayo, parece que eso está apuntando la volatilidad de los activos y mercados financieros. Más que una incertidumbre relacionada con la precisión del paquete de rescate del sistema financiero e hipotecario de Estados Unidos, y que se sumará al costo de la crisis que ya alcanza el billón 300 mil millones de dólares, de acuerdo con el FMI, que dirige Dominique Strauss-Kahn.
Pero Engle dice que ese riesgo, el de la caída en la producción económica, afectará a todos los países, pero siendo México un vecino tan cercano e integrado de Estados Unidos, «no tendrá salvación, más cuando es un simple candidato a pertenecer al BRIC, no es un BRIC y desaprovecha y sigue desaprovechando las oportunidades para ser una gran economía madura, sustentable, incluyente socialmente.
El mayor riesgo, además, es el de la soberbia de algunos países emergentes, entre ellos México, porque creen que saldrán bien librados porque tienen mejores condiciones para hacerlo, pero minimizan el riesgo real de una desaceleración global, cuya duración y profundidad siguen siendo muy inciertas.
Esto resulta de la mayor relevancia ahora que el presidente Felipe Calderón y el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, están negociando el presupuesto económico de 2009, porque ojalá que quiten el síndrome de Roma, porque desde entonces el imperio se decía blindado y acabó destruido en un incendio.
De ahí que la pregunta de Engle es muy oportuna: ¿Realmente en México están preparados para el futuro? ¿Los elevados precios del crudo no los han vuelto confiados? ¿Creen que la inseguridad no mina y deteriora la confianza? ¿Qué hay de la competencia, innovación, inversión, buena administración, buen gobierno? Por cierto, ya vieron la percepción de corrupción en el Índice de Transparencia, México está en el lugar 73 de 180 países.
De la cuenta corriente
Un contundente no le estampó Kansas City Southern Railway, que preside Michael R. Haverty, a la propuesta que le hizo el viernes un representante de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que encabeza Luis Téllez, a José Zozaya, el director de la filial en México, para sacar el patio del ferrocarril de Monterrey y cambiar el cruce fronterizo que están construyendo al sur de Nuevo Laredo en East Loop Bypass, para llevarlo al puente de Colombia, en Monterrey, que no acaba de jalar para nadie.
La verdad es que después de la estocada que le metieron a Kansas con el derecho de paso de Monterrey, y el trato desigual que tienen en Altamira con todo y su «cosa juzgada», el letargo en una decisión en Guadalajara, lo menos que se puede esperar es que se vea como una «gran oportunidad» que Kansas le construya la vía, el cruce y el patio a su principal competidor en Estados Unidos, el Union Pacific, que de paso es el socio de Ferromex, que dirige Alfredo Casar, principal competidor de Kansas en México.
Por cierto, y hablando de Ferromex, le adelanto que ante el desacato en que se encuentra esta empresa ferroviaria y Ferrosur que han persistido y logrado con todas las argucias legales prolongar su fusión y operar como tal, la Cofeco, cuyo pleno preside Eduardo Pérez Motta, podría ser la entidad que frene su participación e interés en Punta Colonet. Bien, ¿no?, pues no creo que le amplíen su monopolio.
Está de visita en nuestro país Melanie Holmes, vicepresidenta de Manpower, una de las compañías globales especializadas en administración de capital humano, pues asiste al 43 Congreso Internacional de Recursos Humanos que organiza la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, que dirige Pedro Borda Hartmann.
Resulta retador el tema que decidió abordar Holmes: «Reescribiendo las reglas del empleo, generación Net y tecnologías digitales, cuya utilización acelera las tendencias del mundo laboral», pues aunque no lo crea una de las principales brechas que existen entre las generaciones jóvenes y la fuerza laboral madura es la digital y tecnológica.
Esto, según las últimas teorías en materia de recursos humanos, obedece a que por primera vez en la historia global están conviviendo cuatro generaciones en el ámbito laboral, lo que puede causar tensión en el lugar de trabajo, pues todas ellas tienen diferentes valores y prioridades.
Estas son la generación Y, conocida como la generación Net, la generación X, la de los tradicionalistas y la de los Baby boomers. ¿Ha pensado en cuál está?