Incertidumbre, el saldo de un sexenio para la ciencia

Cambio de Michoacán
09 de mayo de 2006
Redacción

Nos encontramos en una etapa incierta para el desarrollo cientí­fico y tecnológico de México, mencionó Juan Pedro Laclette, al asumir la tarde del 28 de abril la presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias.

«Estamos al final de un sexenio que despertó grandes expectativas con la aprobación de la Ley de Ciencia y Tecnologí­a y del acuerdo legislativo para invertir uno por ciento del PIB en investigación, desarrollo e innovación, pero que en la realidad resultó pobre, puesto que la inversión no sólo no aumentó, sino que disminuyó considerablemente», dijo.

El también director del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México lamentó que ninguno de los candidatos con probabilidad de ganar la próxima elección presidencial haya privilegiado hasta ahora el tema de la inversión en investigación y desarrollo como un motor para el crecimiento nacional.

Para ello, se comprometió hacer llegar a cada uno de los cinco candidatos a la Presidencia de la República el documento Por un nuevo paradigma de polí­tica pública para el conocimiento y la innovación en México, cuya elaboración estuvo a cargo del presidente saliente, Octavio Paredes López, y que será distribuido previamente a cada uno de los miembros de la AMC.

«Una polí­tica sostenida de inversión pública y privada en investigación y desarrollo mejora la educación, impulsa la mano de obra y estimula el surgimiento de nuevas tecnologí­as y productos, en otras palabras, genera prosperidad», afirmó Laclette, quien es doctor por el Instituto de Investigaciones Biomédicas y postdoctor por la Universidad de Harvard.

Durante la ceremonia de Inicio del XLVII Año Académico de la AMC -en la que ingresaron 59 nuevos miembros a esta institución- se comprometió a continuar con los esfuerzos de su antecesor respecto a la labor de convencimiento ante las autoridades gubernamentales, actuales y futuras, para lograr que la investigación y el desarrollo sean adoptados en una verdadera polí­tica de estado, y conseguir que estos rubros sean reconocidos y aprovechados como un bien social.

Asimismo, informó que reforzará el trabajo colegiado de las secciones regionales de la AMC, así­ como los programas permanentes que la integran, además de fomentar la vinculación nacional e internacional con otras academias.

De igual manera, detallará la posición de la institución que preside sobre temas de gran pertinencia como agua, energí­a, medio ambiente, pérdida de la biodiversidad, sociedad civil, educación y salud.

«Reafirmo mi convicción de una ciencia mexicana comprometida con la búsqueda de la verdad, así­ como de la prosperidad y del bienestar de la sociedad que la sustenta. Una ciencia mexicana con un claro compromiso social», expresó Juan Pedro Laclette, quien es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel III.

El presidente de la AMC ha enfocado su carrera cientí­fica al estudio de la cisticercosis humana y porcina, y en tiempos recientes, a la amibiasis, y actualmente coordina el consorcio que pretende dilucidar el genoma de la taenia solium.

Cabe destacar que Juan Pedro Laclette cuenta con más de 100 publicaciones, tanto cientí­ficas como de divulgación; ha dirigido 30 tesis, entre ellas 9 de doctorado, y ha dictado conferencias en instituciones nacionales y extranjeras, entre las que destacan las Universidades de Harvard y Georgia, el Center for Disease Control de Atlanta, y la Escuela de Salud Pública de Holanda.

En su participación, Gustavo Chapela Castañares, director general de Consejo Nacional de Ciencias y Tecnologí­a, reconoció que los retos para la construcción de una sociedad sustentada en el conocimiento constituyen un desafí­o para el conjunto del sistema educativo, desde el nivel preescolar; sin embargo, es necesario reconocer que con un postgrado nacional de alta calidad y un emplazamiento cientí­fico consolidado y competitivo se tendrá la oportunidad de participar en la nueva etapa del desarrollo mundial.

«El fortalecimiento del postgrado nacional y el desarrollo cientí­fico tecnológico deben reconocerse como prioridades nacionales, tal y como ha ocurrido en otros paí­ses», dijo.

Recordó que la productividad de un investigador se mide con base en el número de artí­culos y patentes que genera, así­ como la cantidad de estudiantes de doctorado cuyas tesis dirige hasta obtener el grado.

En ese sentido, lamentó que el promedio de estudiantes graduados por los miembros del Sistema Nacional de Investigadores involucrados con los Programas Nacionales de Postgrado sea de 0.08 por cierto, lo que representa un graduado por cada doce años por cada integrante. «En nuestras instituciones (universidades y centros de investigación), el indicador es entre 0.35 y 0.4 por cierto, lo que equivale a un estudiante graduado cada tres años».

Chapela Castañares indicó que para revertir esta tendencia se requiere reforzar los apoyos al postgrado nacional, enfocarlos en los programas orientados a la formación de investigadores, así­ como alinear los instrumentos de fomento de la investigación cientí­fica, aunado a la generación de nuevos mecanismos de fomento que colaboren efectivamente con las tareas que realizan los investigadores que forman estudiantes de postgrado.

El director del Conacyt añadió que atender estos problemas en gran medida supone resolver una situación estructural, lo que implica aplicar polí­ticas de mayor alcance y profundidad, que aquellas que comúnmente se asocian con la investigación y el desarrollo tecnológico.

Tomado de la Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias, con autorización de los editores.

www.amc.unam.mx

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