El Economista
18 de noviembre de 2008
Eduardo Andrade Iturribarría
No será suficiente
Hace 15 días titulaba esta columna preguntando si las modificaciones al marco legal del sector energético serían suficientes ¿Suficientes para qué es la pregunta correcta. Y ni en los foros realizados en la Cámara de Senadores, en la Academia Mexicana de Ciencias en universidades públicas y privadas, y en foros empresariales se partió de considerar que el desarrollo del sector energético está vinculado, y puede ser cuello de botella, para lograr el crecimiento económico.
Las consideraciones ideológicas o técnicas al respecto tendrían que haber pasado por un objetivo de crecimiento económico mínimo deseable para el país duplicar el ingreso per cópita en 10 años impone distintas necesidades de inversión y políticas públicas que duplicarlo en 15 o 20 años
Si además se considera que la auto suficiencia es una preocupación estratégica entonces el conjunto de políticas también presupone el abatimiento de los rezagos en este rubro. Todo el que pasara por esos foros tendría que haber argumentado lo que le conviniera dentro del supuesto que el país tiene que crecer y crecer aceleradamente.
Esto no se hizo
Por lo pronto ni la reforma alcanzada ni la pretendida por ninguno de los partidos políticos evitaría revertir inmediatamente la inercia desarrolla da por el retraso en aprobar las modificaciones al marco legal del sector. La legislación omite poner objetivos nacionales de seguridad en el suministro energético y simplemente presume que la consecuencia del nuevo marco será mejor que lo actual: no hay un cálculo y obviamente ni un compromiso de cuándo se repondrían las reservas petroleras a 100% o la autosuficiencia en suministro de combustibles si éstos fueran objetivos de política energética y la inversión necesaria para lograrlo.
Fundamental también hubiera sido que la reforma estipulara de dónde es que saldrían dichos recursos.
Tal como estamos no existe un plan acotado en tiempo que nos indique si tenemos objetivos como los mencionados o no y por lo tanto es imposible aseverar o negar que las reformas que el consenso de las fuerzas políticas lograron puedan ser exitosas. Medir el éxito presupone saber adonde se va si no lo sabemos podremos en 10 años estar contentos porque se adoptó el rumbo correcto pero no sabremos si fuimos exitosos
El gobierno federal tenía razón, no había dinero para inversión en el sector energético si no se quería afectar el gasto en otros rubros como el social Tan es así que el Congreso de la Unión aprobó endeudamiento por 1.8% del PIB.
Los partidos políticos prefirieron garantizar el retorno de los inversionistas que compraran deuda soberana mexicana -que es como se financiará el déficit fiscal- evitándoles arriesgarse invirtiendo en infraestructura petrolera productiva en nuestro país
El desgaste de algunos políticos en evitar que la inversión entrara por el lado del activo de la industria petrolera, con todos los riesgos inherentes a la construcción, operación y mantenimiento, fue satisfecha garantizando retornos sobre deuda soberana líquida y a corto plazo
¿Patriotismo o ignorancia suprema
Al no tener un objetivo de desarrollo de país, las reformas propuestas con el costo económico y de oportunidad que pudieran tener, no pueden ser calificadas como suficientes o descalificadas como insuficientes.
Si se definiera un objetivo podríamos calificar que las reformas apuntan al sitio adecuado y además podríamos saber si la velocidad del nuevo marco estructural es suficiente. Si México no tiene ese objetivo, el bienestar de la ciudadanía está condenado a la bondad de la inercia actual y no a un plan medible, revisable y administrable que pudiera ser evaluado por sus méritos.
Presidente de la Fundación México
Necesita Ingenieros
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