Expertos reprueban que exijan calculadora en 1° de primaria

Crónica
16 de agosto de 2005
Raúl Cruz de Jesús

En la lista oficial de útiles escolares para primer grado de primaria, la Secretarí­a de Educación Pública (SEP) incluyó una calculadora electrónica, lo cual, de acuerdo a varios especialistas puede resultar inadecuado y riesgoso para la formación de los niños.

«La calculadora podrí­a ser comparada con un cuchillo. Concretamente es un instrumento que no puede ser juzgado por sí­ mismo: por un lado puede ser un artefacto mal aplicado y por otro, un apoyo que ayude a los menores en sus labores educativas», aseguró Felipe Tirado Segura, especialista en psicologí­a educativa y educación básica de la UNAM.

El problema es que México, a la hora de las evaluaciones internacionales, reprueba precisamente en matemáticas (además de lectura), y en las olimpiadas internacionales en la materia siempre salimos «a media tabla».

Sumar, restar, pero sobre todo multiplicar y dividir son habilidades básicas para el razonamiento lógico y la resolución de problemas, y para muchos jóvenes que llegan a la secundaria resulta frustrante no traer las bases firmes en esta materia.
Cuando llegan a niveles superiores con estas lagunas, la cuestión es dramática, de acuerdo con el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Octavio Paredes López.

«Introducir la calculadora en edades tan tempranas es inadecuado para la formación de una mente ágil, despierta, que resulta del ejercicio práctico de las matemáticas», señaló.

Por experiencia propia, añadió, «le digo que confiarse a un instrumento de cálculo hace que se olviden partes esenciales, fundamentales. De pronto, ya no puedo ni escribir por culpa de las computadoras».

En la última edición de la Prueba PISA 2003, instrumento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupó uno de los últimos lugares (37 de 40) de los paí­ses miembros más10 invitados, «muy por debajo de la media de la organización en el desempeño de los jóvenes estudiantes».

Carlos Bosch Giral, del Instituto Tecnológico Autónomo de México, que coordina la Olimpiada Cotorra de Matemáticas», para primaria, afirma que el nivel de México en las justas internacionales de la materia «es de media tabla. No somos los mejores ni lo peores. Por ello, el desempeño de los niños tiene doble mérito: Con un sistema que no es tan bueno, les va bien y el mérito de ellos es su preparación externa, no un reflejo de la realidad educativa».

Según la OCDE, su prueba no mide conocimientos curriculares, sino habilidades básicas para la vida en las sociedades contemporáneas. Las matemáticas son una de ellas.

Segundo plano. Para Felipe Tirado Segura, el principal cuidado que deben tener las autoridades educativas, así­ como los profesores «es la formación básica de los niños. Que en los aspectos formativos se busquen caminos para hacer desarrollar las habilidades y la comprensión de los menores, pues es a partir de éstas que depende que tan lejos llegue el desarrollo de las capacidades intelectuales de los alumnos».

«La formación básica de un niño depende de lo que comprende, en esa medida, una vez que el niño entienda las reflexiones matemáticas y como puede utilizarla, la calculadora quedará en segundo plano», indicó.

Para el especialista en psicologí­a educativa y educación básica, más allá de criticar la introducción de la calculadora en los primeros años de vida estudiantil, se debe analizar su uso.

«El punto es que tanto las autoridades educativas como el profesor comprenda la importancia de la reflexión dentro de esa edad de los menores».

Por ello, «se debe explicar al menor que, después de que pueda realizar las operaciones, la calculadora se convierte en una formidable herramienta auxiliar dentro de su desarrollo», mencionó el académico de la UNAM.

Exagerado. Carlos Ornelas Navarro, especialista en educación de la Universidad Iberoamericana, señaló que «El uso de la calculadora no es malo, lo que me parece exagerado es que sea oficial»

Con una visión que tiende al uso adecuado de la tecnologí­a, Ornelas afirma, sin embargo, que el uso de la calculadora tiene algunas ventajas didácticas, ya que el menor podrá hacer operaciones más rápidas y, por ende, con exactitud. «Lo que corresponde al profesor es poner la lí­nea del aprendizaje, entre manual y automatizado, de las operaciones básicas».

Donde puede suceder algo contradictorio es en el campo, explicó Ornelas. «Ahí­ no existe la facilidad para su adquisición y resulta más complicado, esperemos que no sea un objeto para segregar».

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