¿Es posible un estallido social?

Reforma
15 de noviembre de 2009
Karla Garduño Morán

Académicos y políticos perciben una situación de crisis social, pero apuntan que existen salidas, como la economía informal que contendrán el descontento

Ciudad de México.- En menos de un año, el país transitó de la polémica sobre el Estado fallido al debate sobre un posible estallido social.

El 22 de diciembre del 2008 la revista Forbes publicó un reportaje en el que definía a México como un país en riesgo de perder la guerra contra los cárteles de la droga y usó la expresión Estado fallido, que fue retomada por funcionarios estadounidenses, políticos mexicanos y analistas de ambos países para discutir las condiciones de gobernabilidad en el país.

Tras el impacto de la crisis económica mundial, sumado a las condiciones de violencia ya existentes, y con miras a las conmemoraciones del Centenario de la Revolución y del Bicentenario de la Independencia, la discusión mutó para establecer la posibilidad de un estallido social.

El 17 de agosto, durante la inauguración del Foro de Vinculación Empresarial, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro, lanzó la advertencia que abrió el debate:

«No debemos permitir que esa crisis financiera se llegue a transformar en una crisis social; no debemos permitir que esa crisis de recursos se torne una crisis derivada de la división de los mexicanos, de valores enfrentados y encontrables», dijo Narro, una opinión que fue secundada por otros actores.

Armando Paredes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, llamó a hacer los cambios necesarios para evitar un problema social grave; el presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, Gustavo Rodríguez Vega, señaló que ya se vive en México un ambiente violento, y el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador advirtió sobre un estallido social, aunque pidió a la gente no utilizar la vía de las armas.

El propio secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, admitió el 29 de agosto en Mérida que a los gobiernos de todos los niveles les preocupa el riesgo de un estallido. En octubre, tras la liquidación de Luz y Fuerza del Centro, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, fijó una nueva postura gubernamental.

«Somos gente de paz y queremos consolidar las vías pacíficas en este país por lo que yo creo que, por los antecedentes de México y por su capacidad de transitar en su historia, los espacios institucionales para manejar la conflictividad de las diferencias están garantizados», dijo el 12 de octubre, en respuesta al líder del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza, quien previó un estallido derivado de la medida gubernamental.

Tras la aprobación del alza al IVA y al ISR, legisladores del PRD y PT hicieron nuevas advertencias. En ese marco, académicos y políticos consultados por Enfoque reconocen que la situación puede derivar en una crisis social, pero que todavía existen salidas alternas (las instituciones por un lado y la economía informal por otro) que pueden frenar la posibilidad de un estallido.

Sin embargo, algunos todavía ponen el dedo en la llaga de esta posibilidad.

DESCARTAN ESTALLIDO

Manlio Fabio Beltrones, Coordinador del grupo parlamentario del PRI en el Senado.

«Estoy más que convencido de que tanto el gobierno como en sí mismo el Estado debe procurar que no se presente una hipótesis de esta naturaleza. Veo dificultades generadas por la violencia, que no ha podido acotar el gobierno, y las dificultades económicas que vienen aparejadas a la crisis financiera internacional que hemos vivido este año; pero también conciencia, responsabilidad y madurez de parte de todos los actores políticos y gubernamentales que pueden evitarla con un gran acuerdo».

Ifigenia Martínez, diputada del PT, presidenta de la Mesa de Decanos de la Cámara baja.

«Hay causa para que lo haya, pero creo que no está organizada la oposición y por tanto no creo que lo haya, lo cual significa que hay un respiro para que se tomen las medidas pertinentes para hacer una sociedad más equitativa y más justa. La reactivación económica es un gran equilibrador de rentas de ingresos, y eso se tiene que hacer alrededor de un gran plan nacional de desarrollo, pero ahí es donde estamos fallos».

Roger Bartra, Antropólogo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

«No creo que hoy haya más riesgo de estallido social que hace 10, 20 ó 30 años. Tampoco creo que se pueda descartar, los estallidos sociales son impredecibles; si hay gente que está esperando o previendo un estallido social, lo hace sin ningún fundamento, es algo que no es posible prever. Ciertos políticos, sobre todo de izquierda, pueden usar cierto tono apocalíptico y tremendista como arma, como amenaza para presionar, para llamar la atención. Lo que está pasando hoy es lo contrario de un estallido, es una implosión social que suele acompañar las situaciones de crisis económica. Hay una cierta tendencia a que los movimientos sociales decaigan en momentos de crisis, precisamente porque hay esta implosión, que es el hecho de que las personas, las familias, tienden a preocuparse por sus problemas de sobrevivencia, de encontrar trabajo, de resolver su situación económica, y eso los ocupa mucho, los centra en sí mismos y rebaja las preocupaciones sobre el contorno social, sobre la organización colectiva».

Soledad Loaeza, politóloga de El Colegio de México.

«Habrá pequeños estallidos de descontento, pero esta predicción apocalíptica a mí no me convence. Hay instituciones, manifestaciones públicas a través de las cuales la gente se expresa y no hay una represión; hay vías para la organización social, la organización política, canales para expresar el descontento.

«En 1994, después del levantamiento zapatista, me juraban en febrero o marzo que el país estaba en llamas. Se ha vuelto un instrumento de chantaje de las fuerzas políticas; pero a través de la extorsión, del miedo, no se pueden tomar decisiones, porque si haces eso va a haber un gran estallido social. La verdad es que la sociedad mexicana ha resultado ser mucho más pacífica e institucional de lo que dicen los observadores. No puedo decir que no pueda ocurrir, no lo descarto, pero veo más prédica que análisis, veo también manejo político, una manera de extorsionar al adversario, de frenar los cambios».

PERCIBEN CONDICIONES

Carlos Navarrete, Senador del PRD, presidente de la mesa directiva.

«Los estallidos sociales no se pueden prever ni tampoco organizar, surgen de pronto. Surgen cuando hay condiciones objetivas y subjetivas, cuando hay condiciones de irritación social, cuando hay límites en los que la gente ya no resiste cargas impositivas, desempleo, falta de ingresos, falta de oportunidades; cuando la irritación se desborda, se pueden generar diversas formas de estallidos sociales. Nosotros hemos venido advirtiendo que se están creando las condiciones objetivas para que en cualquier parte del país pudiera darse un estallido, no sé de qué proporción ni de qué forma, no lo puedo prever, pero lo alerto porque puede darse, y eso sería una muestra clara de lo que está sucediendo en méxico. Las instituciones mexicanas han sido lo suficientemente fuertes como para enfrentar ese reto, pero la olla de presión que significa el descontento social está creciendo y si no hay un escape esta olla puede estallar».

Santiago Creel, senador del PAN, Secretario de Gobernación en el sexenio de Vicente Fox.

«Tenemos elementos que son muy preocupantes. Uno de ellos es el crecimiento de la pobreza que ha sumado alrededor de 6 millones más de pobres; el desempleo abierto del 6.4 por ciento, una cifra muy cercana a la que tuvimos en la crisis del 94-95, con una problemática adicional: la válvula de escape, la migración a los Estados Unidos, vino frenándose año con año, y con la crisis económica que ha afectado a Estados Unidos, la oferta de empleo ha disminuido sensiblemente. A la par tenemos una situación política muy seria, producto de un sistema atrofiado, paralizado, en donde no se pueden avanzar con ningún tipo de cambio de fondo porque el propio sistema genera más incentivos para vetar las acciones de los adversarios o de los contrincantes en el Congreso, que para facilitar los acuerdos. En el corto plazo es difícil pensar que la situación puede revertirse. No lo veo como una situación inminente, ni que vaya a derivar en el corto plazo en una situación social de violencia, sin embargo sí veo que la acumulación de todos estos problemas está llegando a límites que antes no habíamos visto».

Lorenzo Meyer, Investigador de El Colegio de México.

«Cuando estallaron los dos grandes hechos de violencia social que vamos a conmemorar el año entrante, el de la Independencia y el de la Revolución, realmente nadie los esperaba, fueron una sorpresa completa. La pobreza por sí misma no es suficiente para generar un estallido; se necesita, entre otras cosas, que los afectados tengan conciencia de que sus situación no se debe al azar o a fuerzas imposibles de entender, sino a acciones concretas de determinados individuos, grupos o clases sociales que han violado el pacto de la economía moral en el que diferentes grupos y clases sociales más o menos están conformes con su situación. Las encuestas de opinión, sobre todo la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP), nos dicen que el grueso de los mexicanos sabe, está consciente, que el sistema de justicia sólo sirve a los pocos y que la actividad del gobierno está encaminada a que también los pocos se aprovechen de su posición para explotar al resto. Entonces, sí, sí hay condiciones. También se necesita un catalizador, una persona, un líder. Hoy tenemos como único líder de opinión con capacidad de movilización es Andrés Manuel, pero ha dicho ex profeso que no quiere la violencia. Si surgiera otro líder, pero ya no tan mesurado, entonces sí pudiera haber el estallido».

María Eugenia García Ugarte, historiadora de la Academia Mexicana de las Ciencias.

«La crisis económica parece que cada vez está peor y las alzas que vienen ponen en riesgo las condiciones de las personas: la pobreza va a agudizarse, los sectores más pobres de los pobres van a incrementarse, la clase media va a tender a bajar, pero no se puede hablar de estallido social. Una crisis social no significa estallido social, pero una crisis económica sí se puede convertir en una crisis social, y hay una crisis social cuando todas las instituciones que deberían atender programas prioritarios no los están atendiendo porque no hay recursos para hacerlo. Todos los conflictos empiezan a nivel local y regional, y mientras se conserven así no implica un problema para la nación, el problema es cuando empiezan a rebasar los límites regionales y cuando los problemas que están afectando a este grupo empiezan a ser nacionales. Ahí puede haber un problema».


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