El Economista
22 de agosto de 2013
Redacción
Datos de la Dirección General de Educación Indígena indican que hay 1.6 millones de niños indígenas en todo el país que cursan sus estudios en educación básica. Si bien los alumnos reciben sus libros de texto gratuitos en lenguas indígenas a nivel primaria, no hay continuidad cuando llegan a la secundaria, pues no existen libros de texto en su lengua materna, y menos para aprender temas de ciencia.
La educación científica intercultural es una corriente en la enseñanza que incorpora al aula distintas perspectivas sobre el conocimiento de la naturaleza, donde el conocimiento científico convive con otras formas de conocimiento locales. Luz Lazos, integrante del proyecto de investigación Alternativas para la enseñanza de las ciencias en contextos interculturales, explica el escenario actual:
“La enseñanza de las ciencias en México tiene problemas graves: 70% de los niños no puede responder a cuestiones tan sencillas como qué es el hígado y cuál es su función, por lo que nos interesaba incidir en las condiciones de la enseñanza de las ciencias en el nivel secundaria, y por ello propusimos la enseñanza de las ciencias con una perspectiva intercultural donde se fomenten valores para reconocer, convivir y aprovechar la diversidad cultural”.
LA INTERCULTURALIDAD EN EL AULA
La especialista sostuvo que muchas veces se asocia a la educación intercultural con la atención a comunidades indígenas, sin pensar que la diversidad cultural de México se manifiesta en todo el territorio. “En un salón de primero de secundaria (…), pueden haber alumnos tzeltales, toztziles y tojolabales monolingües -es decir, hablantes de su lengua materna-, por poner un ejemplo. El reto de los maestros ante grupos tan heterogéneos es mayúsculo si tomamos en cuenta que, en la mayoría de los casos, los profesores sólo hablan español”.
Luz Lazos, Alejandra García Franco, Xenia Rueda Romero, Juan Carlos García Cruz y Roberto Feltrero, miembros del seminario, realizaron un diagnóstico de los obstáculos para enseñar ciencias en estos contextos y diseñaron estrategias didácticas a partir de la experiencia en una secundaria de Tlapa de Comonfort en Guerrero: “Nos dimos cuenta de que los adolescentes de esta escuela tienen muchos conocimientos acerca de las plantas y de la vida en general que no entran en la educación formal, pero que son muy importantes para el desarrollo de estrategias de enseñanza”, refirió Lazos.
“En pleno siglo XXI, muchos se preguntan si se pueden enseñar las ciencias en lenguas indígenas, pues hay una idea de que son primitivas o atrasadas, pero en realidad son lenguas vivas y pueden incorporar y adaptar palabras, como ocurre con el español.
También hay una percepción de que todo el conocimiento tradicional está basado en la superstición. Hay que eliminar esos prejuicios, pues los conocimientos en las comunidades indígenas sí resuelven problemas locales”, asegura Lazos.
(Con información de la Academia Mexicana de Ciencias)