Reforma
9 de diciembre de 2008
Patricia López Suárez
Proteger áreas naturales es una buena estrategia de conservación, pero no es una estrategia completa, subrayó Rodolfo Dirzo, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), en la conferencia Biodiversity in the face of global enviromental change: Perspectives from México.
El investigador recomendó hacer conservación en territorios habitados por pueblos originarios, para preservar las culturas asociadas a la biodiversidad.
Ante investigadores de la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo (TWAS, por sus siglas en inglés), reunidos en el Auditorio Galileo Galilei de la AMC, afirmó que la población se debe convertir en la cuidadora de la biodiversidad.
«Esto es el fin último de la conservación biológica», afirmó.
El ecólogo mexicano, especialista de la Universidad de Stanford, dijo que los países en desarrollo, como México, Perú o la India, tienen una combinación de elementos: por un lado, una gran diversidad de ecosistemas con un gran número de especies endémicas, junto con culturas asociadas a la biodiversidad, pero con problemas comunes respecto a la conservación.
Indicó que el cambio del uso de suelo y el cambio climático son los elementos de cambio de la biodiversidad en los países en desarrollo.
Al respecto, Osvaldo Sala, director de Environmental Change Initiative de la Universidad de Brown, Estados Unidos, presentó su trabajo Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, en el que elaboró cuatro escenarios para investigar la posible dirección de cambio de los sistemas naturales y el bienestar humano en los próximos 50 años.
Uno de ellos, Orquestación Global, basado en la seguridad, muestra que países ricos defienden sus fronteras y llegan a aislarse del resto del mundo y de la sociedad, lo que tiene un impacto negativo en los sistemas ecológicos, al establecer políticas sin tomar en cuenta sus ecosistemas.
En otro escenario, Orden a la Fuerza, todos los países elaboran políticas globales respecto a la economía y favorables al medio ambiente; un tercero, Mosaico Adaptado, se enfoca a resolver problemas regionales y locales, considerando adaptar e innovar políticas para el manejo de los ecosistemas.
El escenario final, Tecno–Jardín, establece políticas de orden y control con la premisa de que la innovación tecnológica es la mejor manera para resolver las necesidades humanas; sin embargo, en opinión del científico, esto ocasiona que la gente se oriente a sus necesidades y no a proteger la biodiversidad del planeta.
De acuerdo con Osvaldo Sala, es probable que la sociedad se oriente cada vez más a establecer políticas globales, es decir Orden a la Fuerza. Asimismo, hizo la aclaración de que en ninguna forma estos escenarios se deben considerar predicciones para el futuro, sino que muestran lo que podría ocurrir en los próximos años dependiendo de las prioridades que adopte la sociedad y del cuidado de los sistemas naturales.
Finalmente, James McCarthy, presidente de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, se refirió a los efectos que tiene el cambio climático en el Ártico y en la Antártica, considerando que los ecosistemas en ambos polos son diferentes.
Aunque en ambos hay hielo, explicó, por un lado en el Ártico encontramos mar y tierra históricamente cubierta de hielo, mientras que en la Antártica hay presencia de un amplio desierto. Estas superficies presentan un mayor Efecto Albedo.
El Efecto Albedo, la capacidad de una superficie para reflejar directamente la radiación solar, incide directamente en el mayor o menor calentamiento de la superficie terrestre.
Un albedo alto enfría el planeta porque la luz es aprovechada para calentar el mismo es mínima; por el contrario, un albedo bajo calienta el planeta, porque la mayor parte de la luz es absorbida por el mismo. Por ello, subrayó, es necesario impedir una disminución de las superficies del Ártico y Antártica para evitar el calentamiento del planeta.