La Crónica de Hoy
17 de noviembre de 2011
Isaac Torres Cruz
Academia
El Presupuesto de Egresos de la Federación 2012 registró un aumento marginal para el sector científico y tecnológico en comparación al del año pasado y la última década. Con cerca de 22 mil millones de pesos, el monto ronda alrededor del 0.45% del Producto Interno Bruto (PIB), muy lejos del 1% que establece la Ley y que no ha aumentado sustancialmente.
En este contexto, el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Villa Rivera, así como el coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), Juan Pedro Laclette, han pronunciado que este presupuesto es aún insuficiente para las necesidades del país. Pero también han incitado a la comunidad científica a tener una mayor participación para presionar a los diferentes niveles de gobierno y cambiar este panorama, ya no para el último año del sexenio del presidente Felipe Calderón, sino para quien ocupe el cargo en el Ejecutivo los siguientes seis años.
“Reflexionemos si podemos aprovechar la coyuntura política del próximo año y lograr convencer al (o la) posible titular del Ejecutivo para que tome la ciencia, tecnología e innovación como pilares de desarrollo en la política pública del país. Si no lo logramos, si no hacemos el esfuerzo todos de manera conjunta, sin protagonismos, vamos a perder otros seis años”, puntualizó Enrique Villa.
Durante su discurso en la entrega de distinciones a 25 Investigadores Nacionales Eméritos, el ex titular del IPN manifestó que con los montos asignados —aún él cabildeó hasta última hora en la Cámara de Diputados por un mayor monto en el Ramo 38 que incluye al Conacyt—, “no podremos avanzar notablemente. Necesitamos un esfuerzo extraordinario de convencimiento y les pido que juguemos un rol más proactivo”.
Ante los investigadores reconocidos y parte de la comunidad científica, representada por científicos de alto nivel, así como rectores y directores de centros de investigación, enfatizó la necesidad de que más plumas defiendan el presupuesto de ciencia y tecnología, “hay muy pocas”, y organizaciones que presionen a la Cámara de Diputados o a Hacienda, independientemente de la labor y responsabilidad que ya tiene el Conacyt.
“Requerimos hacer un esfuerzo nacional de convencimiento y los Investigadores Eméritos mucho que decir al respecto. Tenemos que unir la fuerza de investigadores con los rectores y directivos de centros públicos para avanzar. Tenemos que hacer el esfuerzo, ahí los invito y conmino a trabajar todos juntos”.
Reconoció el aumento en sectores como las becas que otorga la institución, aunque añadió que de poco servirán esos recursos humanos al país, en todas las ramas del conocimiento, si no se crean además las instituciones y plazas que puedan absorberlos.
“Todos los actores, incluyendo a las empresas, debemos crear un movimiento que nos permita avanzar, porque si no invertimos en una mayor infraestructura no tendremos forma de emplear a los nuevos doctores que estamos formando”.
NO ALCANZA LA “COBIJA”. El titular de Conacyt requirió un aumento de alrededor de mil quinientos millones de pesos más al presupuesto inicial, para sobrepasar los 22 mil millones de pesos. Finalmente el aumento fue alrededor de 600 mil pesos para quedar en 21 mil 872, 176 millones de pesos.
Aunque, manifestó, en términos políticos-legislativos la “cobija” del presupuesto no alcanza para todos, hay que hacer un balance y determinar cuáles son las prioridades de este país para su desarrollo, donde educación, ciencia, tecnología e innovación, deben de ser torales.
Ha habido avances, sí, enfatizó, nunca antes ha habido tantos investigadores miembros del Sistema Nacional de Investigadores, instituciones, publicaciones y recursos en términos brutos para la ciencia. No obstante, el país no ha invertido y crecido en estos sectores al ritmo al que se desenvuelve la sociedad del conocimiento, el tema es la velocidad.
“Crece el número de investigadores y artículos científicos, sin embargo la mala noticia es que la aportación científica de México en Latinoamérica va disminuyendo. Significa que otros van más rápido, principalmente Brasil, que invierte por encima del 1% de su PB en ciencia y tecnología; tan sólo la Universidad Sao Paolo produce la cantidad de doctores que genera México al año.
“El tema es la velocidad y ésta tiene que ver con recursos económicos: no hemos podido sobrepasar la tasa malévola del 0.5 por ciento del PIB en ciencia y tecnología”.
Al finalizar el acto, Villa Rivera puntualizó que ha encontrado en las comisiones de Presupuesto y Ciencia sensibilidad sobre las necesidades de los sectores mencionados, pero al final la “cobija-bolsa que no alcanza para todos, toman prioridades en el último momento. Buscan apoyar el compromiso, la carretera, el puente o la infraestructura en sus estados y se olvidan de este sector que es estratégico y que debe ser apoyado en el mediano plazo como un asunto de seguridad”.
AGOTAMIENTO. Por su parte, en el marco del mismo acto, Juan Pedro Laclette, coordinador del FCCyT, aceptó su “decepción”, una vez más, ante la respuesta de los legisladores para resarcir el presupuesto para ciencia.
“Sólo un aumento de alrededor de 600 millones al presupuesto decepcionante, con la agravante además de que varios parte del monto ya están etiquetados. No hay un incremento real, si tomamos en cuenta que la partida para el apagón analógico se queda en el Ramo 38, son 3 mil millones de pesos que deberían de estar en las partidas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes”.
Después de enfatizar que el actual sexenio no será recordado como el de la ciencia y tecnología, criticó que habrá recursos aprobados por la Cámara de Diputados que, en vez de pasarlos a Conacyt, no estarán sujetos a evaluación y que “obedecen a intereses de grupos legislativos”.
Dijo también que ese argumento de “la cobija no alcanza” de los legisladores refleja su despreocupación por el rumbo que puede tomar México, en su desarrollo basado en el conocimiento. Cuestionamientos profundos que deben hacerse al Ejecutivo como al Legislativo.
“Yo no veo su visión de futuro; qué podemos hacer, no lo sé. Hemos agotado nuestros mejores argumentos para convencerlos”.