Dossier Político / Inversión para el desarrollo

Reforma
5 de septiembre de 2008
Juan Carlos Villareal
villarrealm2005@yahoo.com.mx

Hace unos días se dio a conocer un estudio sobre competitividad en México por parte del Instituto Mexicano para la Competitividad, el cual desgraciadamente no contiene datos alentadores; el resultado fue que México se encuentra en el lugar 52 de 131 países, con tendencias decrecientes y preocupantes, además, se anexó una lista sobre la competitividad de las entidades del país en donde el DF y Nuevo León lideran la lista. Infortunadamente, el Edomex se sitúa en el lugar 25.

Como parte de este informe se nombra que dos de las razones porque México se ubica en una posición poco alentadora es por la baja calidad de la educación y la falta de un Estado de derecho consolidado. En este último caso, incluso el Secretario de Hacienda advirtió la caída en el PIB a causa del clima de inseguridad que priva en el país. Ahora bien, volviendo a la importancia de la educación, la ciencia y la tecnología en la competitividad, pondré un ejemplo que permite apreciar las disfuncionales políticas en la materia. Recientemente sufrimos por los escasos resultados en las Olimpiadas de Beijing, y en contraste, existe un ejemplo claro de lo que pasa en el país en cuanto a incentivos para educación; este año, cerca de 150 jóvenes de bachillerato ganaron en la Olimpiada Nacional de Ciencias; estos jóvenes son los mejores y recibirán como incentivo una beca de 18 mil pesos anuales hasta concluir su licenciatura.

Cabe hacer una comparación de estas cifras con lo asignado para los deportistas que obtuvieron medalla; los ganadores de oro recibirán una beca de 5 millones de pesos y los ganadores de bronce 3 millones de pesos para su preparación a lo largo de cuatro años, es decir, recibirán por año cerca de un millón. En contraste, jóvenes mexicanos que ganaron importantes premios en olimpiadas internacionales de ciencias, tuvieron una escasa difusión. La Academia Mexicana de Ciencias informó recientemente sobre la entrega de reconocimientos a Francisco Javier Quezada, Medalla de Oro, y Emanuel Johansen Campos, de Plata, en la Séptima Olimpiada Internacional de Geografía 2008; a Mariana Sánchez Villarreal, Plata en la XIX Olimpiada de Biología. Asimismo, Eduardo Alejandro Romero, Medalla de Plata; Luis Ángel Martínez, de Bronce, y Astron Rigel Martínez, Mención Honorífica, en la XL Olimpiada de Química, así como Marisol Nava León, Primer Lugar Nacional en la II Olimpiada Mexicana de Historia. Los premios para estos ganadores serán una beca mensual de 500 pesos y apoyos para su carrera universitaria por unos 350 mil durante 5 años, cifras que distan mucho de los millones que recibirán los ganadores de Beijing.

No discuto que apoyen a nuestros deportistas, pero he de insistir en el diseño de políticas públicas que fortalezcan las tareas que verdaderamente detonaran el desarrollo nacional, mientras eso no suceda, seguirnos escuchando los alaridos por un triunfo pírrico de un esforzado deportista, pero no escucharemos las historias de éxito que nos brinda otro puñado de jóvenes, que en contraste son ignorados por las cadenas televisivas, para quienes el deporte es uno más de sus negocios. La inversión social podría encontrar una importante veta si volteamos a ver también las buenas noticias. A estos jóvenes que triunfaron por méritos propios en competencias internacionales es justo hacerles un reconocimiento.

Para llegar a esto hace falta una visión de estadista, una como la de nuestro querido y respetado Gilberto Rincón Gallardo, quien fue ejemplo de coherencia personal y fortaleza humana, políticos como él son los que hacen falta, lo vamos a extrañar.

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