La Jornada
4 de julio de 2008
Ciro Pérez Silva y Rosa Elvira Vargas
Se engaña a los mexicanos, pues eso tardaría varios años en probarse, dicen en Xicoténcatl
Privatizar el sector tendría repercusiones negativas en investigación y desarrollo tecnológico
La discusión sobre Tecnología e Investigación Científica en el Campo Petrolero, como parte de los debates que organiza el Senado, osciló ayer entre investigadores y expertos que condenaron la campaña mediática que engaña a los mexicanos al afirmar que hay “un tesoro escondido en el fondo del mar”, entre quienes sostuvieron que las iniciativas de reforma presentadas por Felipe Calderón impactarán negativamente la investigación y la tecnología del petróleo en México, y aquellos que afirman que dichas propuestas no sólo favorecen el establecimiento de prácticas de gestión de tecnología, sino que inclusive en ellas están consistentemente presentes criterios que serían el disparador para remediar muchas de las restricciones que enfrenta la industria.
Al abrir las intervenciones, el jefe del Departamento de Sistemas de la Universidad Autónoma Metropolitana, Nicolás Domínguez Vergara, condenó la difusión masiva de que “México tiene un tesoro escondido en el fondo del mar: el petróleo en aguas profundas”, pues dijo que eso es algo que podría probarse en varios años.
“Desde luego que podríamos tener suerte y que en realidad existan muchas docenas de miles de millones de barriles de petróleo en las aguas profundas del Golfo de México, pero después de muchas pruebas que en este momento no existen. ¿Por qué se engaña a nuestro pueblo con esas palabras?”, interrogó el especialista, pregunta que ninguno de los ponentes o legisladores presentes respondieron.
Domínguez Vergara destacó además que la propuesta calderonista ignora que existen diferentes escenarios posibles de exploración y explotación, y no sólo establecer como prioridad las aguas profundas, además de insistir en que privatizar el sector petrolero podría tener repercusiones negativas en la investigación y desarrollo tecnológico del país.
Contrario a esta visión, el segundo ponente, Leopoldo Rodríguez Sánchez, enfatizó al inicio y al término de su participación que la reforma propuesta por el presidente Felipe Calderón sería el “disparador efectivo” de la dinámica tecnológica que requiere la industria; más aún, afirmó que aceleraría la transferencia tecnológica que necesita el país para revertir el crítico panorama de producción actual de la industria petrolera.
“Ojalá que un absurdo nacionalismo mal entendido no nos lleve nuevamente al absurdo de querer hacer todo a la vez por nosotros mismos”, dijo, luego de advertir que tanto en aguas profundas como en refinación, “las dificultades crecen exponencialmente por cada día que nos tardemos en llegar a la cita”, apuntó quien fuera coordinador del comité asesor privado para la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) en químicos y en el tema de energía y petroquímicos, monopolios y empresas paraestatales del propio acuerdo.
La anterior posición la compartió el titular del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Heber Cinco Ley, al sostener que las iniciativas incluyen elementos que favorecerán el establecimiento de prácticas de gestión tecnológica, y advertir que en los debates “se han esgrimido visiones utópicas y románticas de la década de los 70. No caigamos en esa tentación de suponer que todo tiempo pasado fue mejor”.
El funcionario, que defendió la capacidad de autofinanciamiento del IMP y aseguró que cuenta con recursos suficientes para tareas de investigación, llamó terminar con los mitos, las medias verdades y las acusaciones infundadas, porque los problemas de la industria petrolera son serios.
Sin embargo, las cuentas sobre el instituto que mostró Cinco Ley fueron severamente cuestionadas por otros ponentes, como la presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, Rosaura Ruiz, quien aseguró que, de acuerdo con las palabras del titular del IMP, ésta sería la única institución del país en condiciones financieras favorables, aun cuando la evidencia muestra lo contrario, agregó por su parte Domínguez Vergara, al señalar que el número de patentes registradas por el instituto en 1993 era de 389, y en 2007 sólo llegó a 172.
Rosaura Ruiz convocó por ello al Congreso a incrementar el gasto para investigación científica y tecnológica, a efecto de pasar de 0.3 por ciento al menos a 0.6 en el próximo presupuesto de egresos, posición que compartió Gustavo Chapela, ex director del IMP, quien luego de considerar que debe destinarse al menos un punto porcentual del producto interno bruto (PIB) al financiamiento del desarrollo equilibrado de la cadena de valor del conocimiento científico, señaló que los pesimistas adelantan el fin del petróleo barato en 2010, mientras que los optimistas sitúan esta frontera en 2030, aunque sostuvo que si los precios actuales del petróleo no son ya la condición predicha por los pesimistas “estamos muy cerca de que el futuro nos alcance”.
Por el contrario, el investigador nacional emérito Leopoldo García Colín Scherer destacó que los cálculos dan un escenario para que México haga uso de sus recursos petroleros entre 25 y 30 años, lapso en el que se deben superar las barreras que surgieron de los errores cometidos en el pasado en la industria petrolera. “México debe impulsar a toda costa un programa serio y sólido de investigación científica y tecnológica, conducente a desarrollar fuentes alternas de energía. El tiempo se nos viene encima.”