Reforma
20 de marzo de 2007
Adriana Alatorre
Discrepan científicos de alcance de ley
Ante el debate por la próxima publicación del Reglamento de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, Octavio Paredes y Francisco Bolívar expresan sus apreciaciones
Piden corregir lagunas
La propuesta de Reglamento de Bioseguridad deja indefensos a consumidores y agricultores mexicanos por dejar lagunas legales en materia de etiquetación de productos y separación de semillas, alerta el maestro en Ciencias de los Alimentos Octavio Paredes López.
El ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias alertó que se debe cuidar la diversidad genética del País y establecer legalmente las protecciones necesarias.
«Para evaluar a los transgénicos está bien la ley; sin embargo, se debe también reglamentar a los productos mejorados genéticamente, a los cuales no se les aplica ningún tipo de evaluación en términos de salud, nutrición y más», señaló.
El también asesor del Programa de Doctorado en Biotecnología del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM aclaró que esto no significa que considere que el País deba cerrar la puerta a lo que llamó la parte bondadosa de la biotecnología.
«La biotecnología utilizada con las debidas mediciones y seguimiento correspondientes podrá comprobar su bondad en la creación de materiales genéticamente modificados que implican utilizar menos agentes químicos en la agricultura, eliminar plagas, poder mejorar la nutrición y eficientar el campo», explicó.
Uno de los aspectos positivos del mejoramiento de una semilla, ejemplificó, es hacer más eficiente el uso de suelos, porque se hace posible que las plantas absorban 30 por ciento más de sus nutrientes.
Las personas que se oponen fervorosamente a las nuevas tecnologías en realidad no cuentan con la información necesaria para entender que estos organismos pueden beneficiar a la sociedad en su conjunto, sembrados con las debidas precauciones, opinó.
«Si una tecnología ayuda a complementar, no a sustituir, las estrategias que se siguen para preservar los recursos genéticos de este País, esta tecnología no se debe desechar», enfatizó.
El problema, es que la generación de nuevos conocimientos y tecnologías camina mucho más rápido que los mecanismos que la sociedad establece para su reglamentación.
Por eso, desde el primer día en que se aplique el Reglamento habrá que estar mejorándolo y perfeccionándolo, haciéndole observaciones e incluso correcciones, dice.
Además hay otro pendiente: que como los científicos mexicanos no han generado los materiales genéticamente modificados que requiere la sociedad.
Esto ha derivado en la absorción de este mercado por parte de empresas trasnacionales.
Las 250 solicitudes presentadas para siembra de semillas modificadas genéticamente ante la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) son de empresas extranjeras.
«La presencia de empresas internacionales en el mercado de transgénicos es inevitable; sin embargo, también debería haber materiales en el mercado generados por nosotros haciendo la competencia», sugirió el académico.
Así lo dijo
«Si ahora estamos preocupados por los transgénicos, cuando esté la biología sintética, los organismos genéticamente modificados serán un juego de niños».
Octavio Paredes López
Ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias
Defienden lineamientos
El Reglamento de la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados aterrizará la ley para el uso responsable de transgénicos, afirma Francisco Bolívar Zapata, coordinador del Comité de Biotecnología en la Academia Mexicana de Ciencias.
«Con este Reglamento se podrá proponer el uso de manera responsable y caso por caso de organismos genéticamente modificados, la ley así lo preve», expuso.
El científico, Premio Príncipe de Asturias 1991, explicó que la norma hará específicos los elementos para poder evaluar las diferentes propuestas que se hagan al utilizar los transgénicos en diferentes escenarios.
No es que no existan riesgos, aclaró, sino que a su juicio la legislación y su reglamento servirán para verificar los posibles usos de manera inadecuada con el fin de sancionarlos.
Para ello, considera que debe seguirse paso a paso el dictado que la ley propone: primero la experimentación a nivel de invernadero, después en un terreno más amplio, pero limitado, y más adelante liberar ciertos lugares.
«Otra vez, no se vale cualquier transgénico en cualquier momento, debemos estudiar las propuestas», acotó.
El uso de los organismos genéticamente modificados, dijo, debe darse de manera responsable, a pesar de que a la fecha no se hayan documentado daños a la salud humana o al ambiente por su uso.
Con todo, señala que aún se requiere tener instituciones con la capacidad de evaluar a corto y mediano plazo cada cultivo.
«Para eso necesitamos inversión en materia de bioseguridad, para tener más gente en los laboratorios, para evaluar los transgénicos que están en el mercado y en el campo», indicó.
La ley, dijo, señala que tiene que haber un apoyo importante a la bioseguridad y la biotecnología para medir los efectos de los transgénicos y permitirlos con datos sustentados.
Recalcó que las semillas que las compañías trasnacionales busquen sembrar en México deben ser revisadas porque algunas presentan riesgo que tendrían que evaluarse, pero confió en que México esté a la altura.
«Nosotros sí tenemos la capacidad para crear organismos transgénicos y poder contender con problemas en México, en particular el asunto de las plagas, que son diferentes a las otros países», estimó.
Destacó que la Biotecnología es una palanca importante para desarrollar al País en muchos aspectos y resolver problemas económicos, y que no tomar esto en cuenta ocasionaría un retraso.
«No usar los organismos transgénicos también significa un riesgo, porque seguimos usando pesticidas químicos que contaminan el ambiente y destruyen la biodiversidad, contrario a los organismos genéticamente modificados, que están diseñados para contender con diferentes problemas de manera más sustentable con el medio ambiente.
«Se ha demostrado que los organismos que se construyen mediante un proceso de transferencia horizontal que ocurre naturalmente en todos los organismos no es un proceso antinatural y por tanto estos organismos son naturales», subrayó.
Así lo dijo
«El problema que tenemos es que los organismos genéticamente modificados no tienen fronteras; debemos analizar las ventajas que tienen».
Francisco Bolívar Zapata
Coordinador del Comité de Biotecnología en la Academia Mexicana de Ciencias
Cuestionan proyecto
El Reglamento de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, que hará operativa la ley en la materia -vigente desde mayo de 2005- contempla normas no acordadas en la ley en 4 rubros.
í‰stos son sobre la moratoria a la siembra de granos en programas piloto y comercial, las importaciones de países que los cultivan comercialmente, la eliminación del régimen de permisos de importación, y el etiquetado obligatorio de los productos que los contengan.
La regulación secundaria fue propuesta por la Semarnat pero retrasada ante la oposición de científicos, industriales, empresarios y las Secretarías de Agricultura y Economía.
Algunos señalan que las modificaciones propuestas lesionan el desarrollo de la biotecnología y otros advierten que se trata de un trámite apresurado.