Terra Noticias
28 de septiembre de 2009
Con información de la Academia Mexicana de Ciencias
Si los diputados deciden disminuir el presupuesto para ciencia y tecnología, serán corresponsables del rezago del país, señaló la presidenta de la AMC.
México, D.F.- Con la decisión de incrementar el presupuesto para ciencia y tecnología, los diputados pueden cambiar la historia del país y revertir la tendencia que actualmente lleva México hacia el rezago, manifestó Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Al participar en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2009, lamentó el atraso de México, que se refleja en el índice de patentes, apenas 20 por cada millón de habitantes
Al dictar la conferencia Tendencias y perspectivas de la Educación Superior, la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en México, en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2009, puntualizó que en el presente año el planteamiento del Ejecutivo es reducir el presupuesto de .37 a .35 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y advirtió a los legisladores que, de no incrementar esta cifra o permitir que se reduzca, serán responsables no sólo del rezago de la ciencia y la tecnología, sino del atraso del país.
La presidenta de la AMC señaló que, tanto los científicos como la sociedad, tienen la responsabilidad de exigir a los diputados y federales que asuman el compromiso de incrementar el gasto en este rubro, y que se reconozca la importancia de la ciencia y la tecnología para incrementar el nivel de vida de la población.
Señaló que mientras en el mundo la tendencia es dar un mayor apoyo financiero a las instituciones de educación superior, en México el Poder Ejecutivo propone constantes recortes al presupuesto de las mismas, lo cual se ve traducido en rezago frente a otras naciones latinoamericanas.
Al dar un panorama de las tendencias actuales en los ámbitos de la educación, la ciencia y la tecnología, señaló que los tres temas están íntimamente relacionados, porque si no hay ciencia de calidad, tampoco hay una educación de calidad y a la inversa.
Sostuvo que, en una verdadera sociedad del conocimiento, los saberes se utilizan de manera justa, democrática y plural, y se aplican para que la población pueda desarrollarse y no sólo en beneficio de unos cuantos.
En el tema de la educación dijo que, mientras que en el mundo desarrollado ésta ha tenido un gran impulso, en México únicamente se atiende al 23 por ciento de los jóvenes que están en edad de acudir a la universidad, mientras que naciones como Argentina, Venezuela y Uruguay tienen una mayor cobertura que nuestro país.
Otro de los grandes problemas, enfatizó, es la enorme desigualdad en el desarrollo científico y tecnológico entre las distintas regiones del país. Añadió que, por ejemplo, el Distrito Federal, Nuevo León, Jalisco y Puebla tienen mucha mayor infraestructura científica que el resto de los estados.
Por otra parte, Ruiz Gutiérrez consideró que el Programa de Posgrados de Competencia Internacional es un ejemplo revelador de la profunda desigualdad: el Distrito Federal cuenta con 50 de estos posgrados certificados, mientras que Durango, Baja California y Guerrero tienen sólo uno.
Opinó que una matrícula de 20 mil estudiantes en un país de 105 millones de habitantes, 268 investigadores por millón de habitantes y sólo .05 por ciento de la población económicamente activa dedicándose a la ciencia, es muy poco, comparado con lo que el país requiere.
La presidenta de la AMC insistió en que los 15 mil investigadores que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) tienen una edad promedio de 47 años para el nivel I; 54, los de nivel II, y 63 años, los de nivel III, y que por falta de condiciones dignas de jubilación y carencia de nuevas plazas, no dejan lugar para que los jóvenes tengan acceso al sistema y continúen con el avance de la ciencia.
La especialista en darwinismo y filosofía de la ciencia, lamentó especialmente el rezago en materia tecnológica que se ve reflejado en el estancamiento del índice de patentes, que apenas llega al 20 por millón de habitantes, comparado con las 59 de Brasil, o las cerca de 15 mil por millón de habitante de Estados Unidos.
Explicó que el número de patentes por millón de habitantes es un índice que impacta el coeficiente de inventiva, que en México es de 0.5, el cual a su vez incide en el índice de dependencia, que alcanza 22.36 por ciento. En comparación, Japón tiene un coeficiente de inventiva de 32.41 por ciento y únicamente .15 de dependencia, agregó.
Mediante gráficas, mostró cómo, derivado de la dependencia tecnológica, México gasta una enorme cantidad en regalías por uso de tecnología extranjera y denunció que, mientras el número de patentes mexicanas se estanca, las extranjeras en nuestro país crecen.
Ante este panorama, insistió en la propuesta de la Academia Mexicana de Ciencias de incrementar 90 mil millones de pesos en el Presupuesto de Egresos para los siguientes 3 años, y así llegar a una inversión del uno por ciento del PIB en el 2012.
Con esta propuesta, concluyó, se cumpliría el mandato de la Ley de Ciencia y Tecnología, al tiempo que se alcanzaría la inversión necesaria para que un país despegue en ciencia y tecnología, como lo hizo Brasil.