A Ciencia cierta
27 de septiembre de 2005
José Francisco Valdés Galicia*
La XXIX Conferencia Internacional de Rayos Cósmicos, a la que asistieron los científicos más distinguidos mundialmente en esta rama del conocimiento, se celebró en agosto pasado en Pune, India.
Los rayos cósmicos son principalmente núcleos energéticos que tienen sus orígenes más allá del Sistema Solar. Gracias a los elementos radioactivos que contienen, existen evidencias de que la Tierra se encuentra sometida a este baño cósmico desde tiempos muy remotos, y representan un fenómeno universal omnipresente.
Las energías que nos llegan con los rayos cósmicos se extienden en un amplio rango: desde las energías inherentes al movimiento de los átomos, menores a la necesaria para mover apenas un grano de arroz, hasta aquellas equiparables con la que lleva un balón de fútbol en un tiro penal, la más alta energía contenida en una partícula subatómica.
Así, estas enigmáticas partículas nos traen información tanto del espacio dominado por el Sol (la heliosfera), como del medio interestelar o de los remotos objetos astrofísicos en nuestra galaxia o aún de otras galaxias donde son aceleradas.
Su descubrimiento se dio en 1912 por el austriaco Victor Hess, quien llevó un conjunto de electrómetros en una serie de ascensiones en globos aerostáticos para comprobar que esta misteriosa radiación recién detectada tenía su origen más allá de la atmósfera de la Tierra.
De entonces a la fecha, para registrar la llegada de la radiación cósmica a la Tierra o su entorno, se ha precisado de gran ingenio, creatividad y voluntarismo. Hoy existen experimentos que detectan rayos cósmicos a bordo de naves espaciales, en globos sonda, en la cumbre de altas montañas, en medio de desiertos, bajo el mar, en los perennes hielos antárticos, en el fondo de minas y aún en laboratorios excavados bajo grandes capas de roca.
En la India se conocieron los resultados obtenidos por la sonda Viajero 1, que cruzó en diciembre de 2004 la frontera interior de la heliosfera, donde se aceleran partículas, y se supone que es la fuente de una componente de la radiación cósmica conocida como rayos cósmicos anómalos.
Así, la especie humana se prepara para salir del entorno solar y adentrarse por vez primera en el espacio interestelar, donde conocerá de manera directa, entre otras cosas, el espectro completo de la radiación cósmica.
Por otro lado, en la conferencia se presentaron reportes de emisiones de rayos gama muy energéticos, producidas por cientos de objetos estelares, que hasta hace poco no se sabía que produjesen éste tipo de radiación. Estos registros han sido posibles gracias a los nuevos observatorios en construcción en las islas Canarias (observatorio MAGIC) y en el desierto de Namibia (observatorio HESS).
Tanto por el estado de desarrollo en que se encuentran diversos experimentos en Tierra, como en el caso de otros planeados para realizarse en globos sonda o a bordo de satélites, se espera que en el lapso de los próximos dos años existan más y mejores observaciones que permitan llegar a conclusiones más definidas, entre otras, en cuanto al papel de la frontera del entorno solar, las formas en que objetos estelares aceleran partículas y producen radiación gama de alta energía, así como la naturaleza, origen y abundancia de los rayos cósmicos ultraenergéticos.
Es por ello que la comunidad científica espera ya la celebración de la XXX Conferencia Internacional de Rayos Cósmicos que tendrá lugar entre el 3 y el 11 de julio de 2007, en la Ciudad de Mérida, Yucatán.
*Investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.
En este espacio de la Academia Mexicana de Ciencias escriben integrantes de la comunidad científica.