La Jornada
16 de febero de 2006
José Galán/Enviado
Debe superar el desdén demostrado por el gobierno, dice
Zapopan, Jal., 15 de febrero. Sólo con la participación decidida de la sociedad civil, la ciencia y la tecnología tendrán el impulso que requieren en el país, afirmó Ruy Pérez Tamayo, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de El Colegio Nacional, al hablar frente a jóvenes investigadores reunidos aquí.
En conferencia magistral titulada La ciencia en México hoy, dictada en el contexto del foro Prospectivas científicas y tecnológicas en México a partir de sus jóvenes investigadores, organizado por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y la Universidad de Guadalajara (UdeG), el reconocido científico mexicano demandó la participación cada vez más activa e interesada de la sociedad, ya que, añadió, «no hay duda de que la opinión pública, cuando se expresa con suficiente energía, claridad y decisión, puede decidir la marcha de los acontecimientos.»
«Es cierto que la opinión pública puede ser manipulada por la demagogia y el control de la información -lo estamos viendo sobre todo este año-, pero el manoseo será más duradero mientras más ignorante sea la sociedad. La historia está llena de ejemplos de este tipo, pero el caso más cercano a nuestro país es la hegemonía de más de 70 años de un partido político, el Revolucionario Institucional, que se sostuvo todo ese tiempo con base en el fraude, la violencia, la mentira, la corrupción, como sus únicas armas de combate, hasta que colmó la paciencia de la sociedad, y en el último año del siglo XX sacó al PRI de Los Pinos.»
Advirtió, en este sentido, que no se trató del triunfo de un mejor proyecto de país, porque, explicó, ningún partido tenía realmente un plan claro para la nación, «o si lo tenían, pues nunca lo enseñaron», sino que en las urnas se reflejó el rechazo a un sistema político que había atado a la sociedad. Y, en el caso de la ciencia y la tecnología, consideró la hipótesis de que su crecimiento en la última mitad del siglo XX se debió a un aumento de la conciencia social sobre su importancia para beneficio del país.
Sostuvo que la clase social mejor informada -profesores y estudiantes universitarios- se insertó en el sector público y desde allí impulsó la idea de que la ciencia y la tecnología pueden y deben contribuir al beneficio social, cultural y económico de todos los mexicanos. Si entonces ni la indiferencia de las autoridades ni la crisis económica pudieron frenar el crecimiento de la ciencia en nuestro país en el último tramo del siglo XX, dijo, esta fuerza permite sugerir que en el futuro tendrá cada vez mayor peso. Advirtió a los científicos: lo necesario es cada vez trabajar más, y mucho, todos los días, para lograr ese impulso.
Por otra parte, entre las principales conclusiones de los jóvenes científicos tras dos días de reflexiones, resaltó la necesidad de ejercer la autocrítica sobre el ejercicio de la investigación; diversificar las fuentes de financiamiento, y evitar y denunciar la burocratización en la operación de los organismos de apoyo o coordinación, para sortear la falta de cumplimiento de plazos de las convocatorias, la incertidumbre, el maltrato a los investigadores, así como la falta de continuidad de los programas.