¡Clonar o no clonar!

POR ARTURO BARBA
LA REVISTA

21-febrero-2005.- Dolly. el primer mamí­fero clonado, irrumpió en el imaginario colectivo mundial en 1997. La hazaña cientí­fica que representaba se entremezcló con escenas de pelí­culas como Los niños del Brasil o La isla del Dr. Moreau. Y se empezaron a plantear miles de posibilidades. nuevos monstruos tipo Frankenstein, resurrección de muertos, como Hitler, o réplica de personalidades, como Einstein o Pelé.

La manipulación genética y el entendimiento de sus mecanismos abrieron el debate en términos bioéticos, porque la información que ha circulado ha tenido una gran ,cantidad de mensajes, desde aquellos que prometen enormes milagros, como la secta de los raelianos, hasta los que predican grandes desastres.

Antes de la década de los ochenta, los cientí­ficos pensaban que la información genética de las células especializadas, como las del músculo, sangre o neuronas, sólo les permití­a desempeñarse como tales. Sin embargo, con los trabajos en clonación y con células madre, se ha demostrado que es posible manipular el ácido desoxirribonucleico (ADN) y los mecanismos celulares de los vivos, para reprogramarlos o diferenciarlos, y formar tejidos nuevos o, incluso, seres vivos idénticos.

Con la técnica de transferencia nuclear de células somáticas (no reproductivas), se puede obtener, de modo asexual, individuos genéticamente idénticos sin necesidad de fecundación.

Este método se basa en el traspaso del núcleo de una célula de piel o de cualquier otro tipo (menos las sexuales) con el ADN empaquetado en 23 pares de cromosomas, y su introducción en otra sin núcleo que, posteriormente, se implanta en el útero de una madre sustituta, donde se desarrolla el individuo hasta su nacimiento.

Así­, hasta ahora se han clonado diferentes animales, pero en todos los casos, como con Dolly, se trata se trata de réplicas poco eficientes que han presentado problemas de desarrollo y envejecimiento prematuro.

CLONACIí“N REPRODUCTIVA

Casi nadie, salvo los raelianos y el embriólogo italiano Severino Antinori, han planteado el deseo de duplicar seres humanos por la clonación, pues el método tradicional o sexual es más eficiente (y placentero).

Lejos de plantear la posibilidad, la pequeña elite mundial que realiza este tipo de investigación ha sido precisa y clara: la donación reproductiva de humanos es innecesaria, antiética, sin justificación cientí­fica y, hasta ahora, imposible.

El Panel Interacademia, organización internacional que reúne a 60 academias de ciencia de. todo el mundo, ha señalado: ¡La clonación reproductiva representa una amenaza seria a la salud del individuo clonado, no solamente al nacer, sino potencialmente en todas las etapas de la vida, sin un beneficio claro que compense este riesgo para el individuo (…) Por eso, aun con una base puramente cientí­fica, seria absolutamente irresponsable intentar la clonación reproductiva de seres humanos con el nivel de conocimiento cientí­fico actual».

Esta declaración, firmada por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), establece la posibilidad de que el conocimiento cientí­fico avance hasta el punto en que la clonación reproductiva se pueda lograr sin riesgos, aún habrí­a importantes objeciones éticas, sociales y económicas, y hace un llamado para que en todos los paí­ses del mundo se prohí­ba la clonación reproductiva de seres humanos.

CLONACIí“N TERAPí‰UTICA

A pesar de ser poco eficiente para la reproducción, la comunidad cientí­fica internacional se ha percatado de que la transferencia nuclear es muy útil si se aplica s las llamadas células madre de origen embrionario.

Con esta técnica, conocida como «clonación terapéutica», se busca multiplicar indefinidamente a estas células, también llamadas troncales, estaminales o totipotenciales, porque son capaces de convertirse en cualquier tejido.

Una diferencia fundamental entro ambos tipos de clonación es que en la terapéutica el embrión resultante no se implanta en ningún útero y su diferenciación continúa en un tubo de ensayo para aplicaciones médicas.

Empero, producir células madre embrionarias con fines terapéuticos ha despertado un intenso debate global debido, básicamente, a su origen: el embrión.

De acuerdo con el documento Stem cells: scientific progress and future research directions, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, una célula madre es una clase especial de célula que tiene la capacidad única de renovarse y originar tipos especializados de células, como las del corazón, del sistema nervioso, piel, páncreas, sangre, entre mucha otras, y pueden reproducirse casi indefinidamente.

EL PADRE DE DOLLY, tras clones humanos

El «padre» de Dolly, lan Wilmut junto con investigadores del King’s College de Londres, tuvieron la aprobación para trabajar con embriones humanos y estudiar la enfermedad de las neuronas motrices (MND, por sus siglas en inglés),

Es la segunda ocasión en que la Autoridad de Embriologí­a y Fertilización Humana del Reino Unido otorga tal permiso luego de que en agosto de 2004 autorizó a cientí­ficos de la Universidad de Newcastle la clonación de embriones humanos, cuyos estudios son legales, desde 2001 para curar Alzheimer o Parkinson.

Wilmut, quien junto con Keith Cambell creó al primer mamí­fero clonado, señaló que con este proyecto se podrá estudiar la enfermedad aun detalles sin precedente.

Aunque las células madre o troncales de origen embrionario pueden regenerar tejido dañado, éste no será el objetivo de la investigación. Wilmut, del instituto de Roslin de Edimburgo, clonará células enfermas de MND tomadas de pacientes, para observar algunos de los mecanismo del desarrollo y activación de la propia enfermedad.

Este espacio degenerativo ocasiona la muerte de las neuronas, afecta a más de cinco mil personas en Inglaterra y ocasiona la parálisis progresiva del cuerpo.

Las células madres de enfermos se implantarán en óvulos no fertilizados y crear, así­, embriones para desarrollar neuronas motrices, con las; cuales se identificarán los genes responsables del padecimiento.

«Una vez que tomemos las células madre necesarias para el cultivo, las restantes serán destruidas», aseguró Wilmut. «Esto no tiene nada que ver con la clonación reproductiva. Las células madre embriónicas utilizadas sólo se emplearán para investigar la enfermedad de las neuronas motrices».

Desde hace 20 años se han buscando los genes responsables de ese mal, pero sólo se ha identificado a uno.«

Junto con la genómica (estudio de la información genérica completa de especies de animales, microorganismos, plantas y humanos), estas células se han colocado a la vanguardia de la ciencia del siglo XXI, ya que se continúan descubriendo nuevos elementos sobre su capacidad y potencialidad para sustituir tejidos dañados por enfermedades hasta ahora incurables como Alzheimer, diabetes, Parkinson y males cardiovasculares.

José Marí­a Cantú Garza, investigador mexicano, miembro del Consejo de la Organización del Genoma Humano, explica que esta clase de células se llaman totipotentes pues pueden diferenciarse de los más de 200 tipos de células que tiene el organismo humano.

Existen dos métodos fundamentales tales para obtener estas codiciadas células: de embriones fertilizados in vitro -con tres y cuatro dí­as de desarrollo-, y a través de la clonación terapéutica.

En esta etapa el embrión es un conjunto de ocho células madre totipotentes, es decir, que pueden convertirse en todo tipo de células especializadas, incluido un individuo completo detalla Cantú Garza, miembro de la AMC. Al avanzar su desarrollo, entre el quinto y el décimo dí­a, se forma un blastocisto, una esfera en cuyo interior hay un pequeño cúmulo con unas 150 células madre, que ya no pueden dar origen a un individuo completo pero sí­ a casi todo tipo de tejido, por lo que se les llama pluripotentes.

Hay otro tipo de células madre, llamadas «adultas!, que se encuentran en los tejidos humanos, como la médula espinal, el cordón umbilical y la placenta, pero no tienen la misma capacidad que las embrionarias. Sólo pueden dar lugar a un limitado tipo de tejidos, y tampoco pueden originar un individuo completo, por lo que se les llama multipotentes.

También se han obtenido células madre de fetos abortados, denominadas germinales, que carecen de las propiedades de las embrionarias.

Las primeras lí­neas celulares embrionarias humanas fueron obtenidas en 1998 por el investigador estadunidense James Thompson. Estas lí­neas celulares se han replicado más de 400 veces sin mostrar alteración

CAMPO PROMISORIO

En las investigaciones con células madre todaví­a se desconocen cierto, mecanismos, pero esta área de investigación no serí­a posible sin la fecundación in vitro, cuyo máximo resultado fue el nacimiento de Louise Brown, primera bebé de probeta, en 1978

Hoy, miles de personas deben su existencia a esta tecnologí­a y hospitales de fertilización in vitro cuentan con miles de embriones sobrantes congelados, con los cuales se podrí­an realizar investigaciones médicas prometedoras.

Sólo en España se calcula que hay cerca de 30 mil embriones congelados, y en Francia, más de 50 mil. Varios de ellos terminan en la basura, a pesar de que grandes empresas biotecnológicas han calculado que en el futuro surgirán tratamientos que generarán ganancias por ocho mil millones de dólares anuales.

Patricia Ostrosky, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, plantea varias preguntas que deben ser contestadas: ¿Cuáles son los factores genéticos y ambientales; que regulan la diferenciación de las células? ¿Qué genes se activan en las diferentes etapas de desarrollo? ¿Qué sustancias inducen la diferenciación de las células y cómo se ajustan a determinados tejidos?

El conocimiento de la biologí­a básica de las células madre, sostiene ella, permitirá responder estas cuestiones y establecer el camino para un gran número de aplicaciones clí­nicas futuras.

Pero todaví­a hay que responder a varios cuestionamientos éticos, señala, porque en nuestra sociedad hay diversas concepciones sobre el momento en que se inicia la vida humana. Si es ético o no utilizar esta tecnologí­a marca el debate. Lo que es cierto es que varios paí­ses ya desarrollan esta tecnologí­a y si no se impulsa en México, llegará a muy altos precios, imposibilitando a grandes grupos poblaciones acceder a nuevos tratamientos terapéuticos, afirma Cantú Garza.«

Células «sanadoras»

Las células madre o troncales de origen embrionario se producen a través de la fertilización in vitro y la clonación terapéutica. Pueden transformarse en cualquier tipo de célula de tejidos adultos, por lo que su aplicación tiene gran potencial médico en enfermedades hasta ahora incurables, como las cardiovasculares, el Alzheimer, diabetes, cáncer, y Parkinson, entre otras.

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