El Economista
10 de diciembre de 2009
Manuel Lino
Puede parecer irrisorio que México esté aspirando a tener una agencia espacial, pero eso es sólo porque, desde los años 70, no tiene ningún organismo que concentre los esfuerzos que de hecho se están haciendo (entre los cuales lo más visible es Satmex en cuanto a la comunicación vía satélite).
También es divertido que lo que sí existe es un presupuesto, aunque no hay a quién dárselo.
Pero lo que es ya para caerse de risa es el monto de ese presupuesto aprobado en el pasado paquete de egresos: 10 millones de pesos (se habían pedido 100 millones).
Con la mejor de las voluntades, José Franco, director del Instituto de Astronomía de la UNAM, espera que los 10 millones sean un capital semilla que sirva para ir creando los acuerdos que permitan a las instituciones que ya saben algo de ciencia, tecnología e industria aeroespacial, encaminarse a la creación de la agencia espacial mexicana que ya tiene el nombre de Aexa, pero aún no tiene un plan de acción.
“En la UNAM, el Politécnico, la Universidad de Puebla, algunos centros Conacyt, hay gente que sabe del tema y lo ha trabajado -comenta Franco-, en Querétaro es donde más se ha concentrado la poca industria aeroespacial que hay en México y en Ensenada hay quienes saben mucho de comunicaciones sateiitales.
“Se debería formar un comité con las instituciones que ya tienen programas y expertos para generar los planes de la agencia espacial”, concuerda Rosaura Ruiz, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias.