La Crónica de Hoy
10 de octubre de 2005
Raúl Cruz de Jesús
Humberto Terrones Maldonado, científico del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológico (IPICYT), creó una tecnología llamada nanoestructuras «dopadas», es decir, nanotubos (mil millones de veces más pequeño que un átomo de carbono, un balón de futbol comparado con la Tierra) que son cien veces más resistente y seis veces más ligeros que el acero y que están revolucionando el mundo de la tecnología, la construcción y del entretenimiento.
Hace 15 años las primeras investigaciones de nanotubos iniciaron con Harold Kroto, Premio Nobel de Química 1996, «de ahí hemos retomado algunos resultados. Ahora como producto de ese trabajo hemos podido sintetizarlas y crear las nanoestructuras «dopadas», es decir, que tienen un elemento fuero del carbono, y una de ellas es el nitrógeno», señaló.
«Con los avances de Harold Krotot se construyeron nanotubos con aleaciones de metales y en ellos se tiene una cavidad donde se puede meter gas o sólidos, pero después de «doparlos», pudimos introducir hierro, aleaciones de hierro y niquel, hierro y cobalto, lo que los hizo más resistentes, mejores conductores, de mayor resolución y con tendencia a calentarse menos», señaló el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
El científico mexicano, junto a su hermano Mauricio Terrones, logró realizar conexiones moleculares de nanotubos en forma de Y, T y X, algo que nunca se había logrado.
El nanotubo es un tubo que tiene una pared que está formada por una capa atómica. La relevancia que tienen estos sistemas, desde el punto de vista de sus propiedades de conducción de corriente, es que uno lo puede formar con distintas simetrías que hacen que se transformen de aisladores a conductores.
«Eso es lo esencial de estos materiales, que pueden ser usados como ladrillos básicos para una nueva electrónica, que aún no se ha desarrollado como tecnología. A partir de estos tubos puede ser posible construir nuevos dispositivos electrónicos, desde monitores de pantallas planas a complicados procesadores de computadoras» explicó Terrones.
Con este avances los nanotubos podrán ser utilizados, entre otras aplicaciones, para el ahorro de energía; en nanocircuitos, mil veces más pequeños que los microchips actuales; en telas para fabricar chalecos antibalas, mil veces más fuertes y en resistentes estructuras para el área de la construcción.
Terrones Maldonado indicó que la idea de la nanotecnología no es nueva «lo que es nuevo son las herramientas para manipular los tamaños, descubrir que están hechas las cosas, así como involucrar esta rama con la física, la química, la biología y las matemáticas».
Sin embargo, reconoció que están en la etapa donde para producir nanotubos es costosa «por lo que debe haber mayor investigación para producir más y se abatan costos, además de una comercialización más adecuada».
apoyos. El investigador, único mexicano mencionado por la revista Time entre los 50 Líderes Latinoamericanos del Nuevo Milenio, advirtió que México está en la etapa donde debe «darle prioridad a investigaciones de la nanociencia, tecnología, genética. Desde sus conocimientos básicos hasta la nanobiotecnologia, con lo que podremos controlar las moléculas y resolver problemas de salud y tecnología».
«Estamos en el tiempo de que esta nueva ciencia y tecnología puedan ser la segunda revolución y de no hacerlo nos vamos a quedar. Hay que tomar en cuenta que la ciencia es una práctica global y debemos aceptar de que hay que preparar a gente que va tener que lidiar con especialistas, en carreras con nanociencia y tecnología. Seria lamentable que nos quedáramos en el camino», sostuvo. «En el mundo existen 250 grupos con cerca de 300 investigadores que se dedican a esta área como campo multidisciplinario , y en cuanto se apoye en otros diferentes se van a incorporar más científicos para lograr más aportaciones. Entonces hay que hacerlo mas atractivo», agregó.