Cientí­ficos mexicanos de primer nivel

El Universal
19 de diciembre de 2005

Un modelo para el mejoramiento de terapias contra el virus del papiloma humano, el desarrollo de antialacránicos y avances para la erradicación de la oncocercosis, son algunos de los logros

Quien piense todaví­a que hacer ciencia es un trabajo para el que basta tomar el «método cientí­fico» en calidad de recetario de cocina, y decidir simplemente descubrir algo de la noche a la mañana, vive en el error. En realidad se trata de un quehacer complejo, que requiere de la convergencia de muchos factores.

Se trata de años de trabajo, donde en ocasiones alcanzar un descubrimiento puede tomarle la vida entera a un cientí­fico y donde en otras puede transcurrir ésta sin que se obtenga resultado alguno, aunque en ocasiones el factor «suerte» puede jugar un papel importante, a través de la serendipia.

Además de una preparación de años y actualización permanente de los avances reportados en sus respectivas áreas de especialización, los cientí­ficos requieren, más allá de recursos materiales y financieros, del trabajo en equipo tanto con sus pares nacionales e internacionales, como con los investigadores en formación para el intercambio de información y la realización de distintas tareas.

No obstante la importancia indiscutible que tiene el quehacer que realizan estos hombres y mujeres para beneficio de toda la humanidad, su trabajo no siempre es conocido ni justipreciado por la sociedad, que sólo recibe los beneficios sin enterarse de cómo es que se llegó a ellos.

Hay quienes en pleno siglo XXI todaví­a tienen una imagen distorsionada del cientí­fico, al que ven como una persona de carácter excéntrico, que habla en un lenguaje ininteligible y prácticamente habita en un laboratorio repleto de sustancias raras, animales y pizarrones atiborrados de fórmulas incomprensibles para la mayorí­a de los mortales, cuando en realidad se trata de personas tan «comunes» como cualquiera de nosotros.

Algunos de estos héroes mexicanos anónimnos trabajaron durante el año que está por concluir en diversas disciplinas del conocimiento de manera sobresaliente, de la fí­sica a la historia de la ciencia. Sus investigaciones están a la altura de las mejores del mundo.

Biologí­a molecular

Marí­a Luisa Bení­tez Hess, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), recibió el Premio Weizmann-Kahn 2004 a la Mejor Tesis de Doctorado en Innovación Tecnológica: «Construcción y desarrollo de un sistema reportero para evaluar en vivo la actividad de ribozimas recombinantes dirigidas contra el Papiloma Virus Humano tipo 16 (HPV-16).»

El reconocimiento le fue otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias y la Asociación Mexicana de Amigos del Instituto Weizmann de Ciencias. Pertenece al Laboratorio de Terapia Génica del Cinvestav.

El sistema que diseñó junto con otros colaboradores, ahorra tiempo, dinero y trabajo en procedimientos relacionados con el análisis de moléculas y facilitará la evaluación de las mismas, que serán utilizadas en terapias. Se trata del primer modelo de esta naturaleza que existe en el mundo.

Ecologí­a

Gerardo Ceballos González, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha participado en diversos estudios de impacto ambiental, ordenamientos ecológicos de regiones con remanentes de ecosistemas crí­ticos como las selvas bajas de Acapulco, y la presentación de recursos legales para impedir proyectos como el Canal Intracostero de Tamaulipas, que tení­a el potencial de impactar severamente los ecosistemas de la Laguna Madre en el noreste de México.

Recibió el Premio al Servicio Distinguido de la Sociedad de Conservación Biológica en 2004 por su liderazgo en ecologí­a y conservación en el mundo, con especial énfasis en áreas protegidas y legislación ambiental en México y el Neotrópico.

Biodiversidad

Ernesto Enkerlin-Hoeflich, ingeniero agrónomo del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), es especialista en el estudio de aves, particularmente en loros. El investigador mexicano ha sido uno de los principales responsables de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) haya incluido en su listado de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera cinco zonas de México: Sierra Gorda, Querétaro; Banco Chinchorro, Quintana Roo; Sierra La Laguna, Baja Califomia Sur; rí­o Lagartos y rí­o Celestún, ambos situados en Yucatán.

Es doctorado en Conservación por la Universidad Texas A&M. Por su trabajo se hizo acreedor al Premio del Sultán Qabus por la Preservación del Medio Ambiente que otorga la UNESCO.

Epidemiologí­a

Los trabajos de investigación de Mario Alberto Rodrí­guez Pérez contribuyen a la erradicación de la oncocercosis, enfermedad tropical transmitida por mosquitos que podrí­a ser adquirida por unos 119 millones de personas alrededor del mundo.

Actualmente cerca de 20 millones ya están infectadas por el parásito y de ellas, 250 mil padecen ceguera, el estado más avanzado de la enfermedad. Entre los paí­ses afectados se encuentra México, en los estados de Chiapas y Oaxaca.

La labor de Rodrí­guez Pérez le hizo acreedor al premio Dr. Jorge Rosenkranz, conferido por Roche & Syntex. Es biólogo por la Universidad Autónoma de Nuevo León, doctor en Ciencias por la Universidad de Salford, Inglaterra; posdoctorado por el departamento de Entomologí­a por la Universidad de California-Riverside, Estados Unidos. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), y profesor del Instituto Politécnico Nacional.

Biomedicina

Annie Pardo Semo, de la UNAM, elaboró la investigación «La osteopontina: un medidor clave en la patogénesis de la fibrosis pulmonar idiopática (FPI)», que arrojó nuevas luces en el estudio de esta enfermedad devastadora, que aún no tiene tratamiento.

Los análisis giran en torno a la búsqueda de los factores responsables de este mal que obstruye los capilares donde se realiza el intercambio gaseoso en los pulmones. Sin dicho intercambio se produce dificultad para respirar que conduce a la muerte por falta de oxigenación en los tejidos.

La especialista encontró que la osteopontina es capaz de de inducir que las células se multipliquen y migren, además de estimular la producción de la proteí­na que se acumula en la fibrosis y también afecta su metabolismo. Su trabajo le valió obtener el 16 Premio Nacional de Investigación de la Fundación Glaxo Smith Kline.

Fí­sica

Jesús Guillermo Contreras Nuño, del Cinvestav Mérida, desarrolla una investigación encaminada a entender los orí­genes fí­sicos de la variación del ritmo cardiaco. Por sus estudios orientados a entender la estructura del protón, llevados a cabo en colaboración con un grupo cientí­fico multinacional, fue distinguido con el Premio de Investigación 2005 en el área de Ciencias Exactas, que confiere la AMC.

Los estudios están encaminados a entender los orí­genes fí­sicos de la variación del ritmo cardiaco y busca relacionarlo con procesos fisiológicos, a partir de que el tiempo transcurrido entre un latido y otro no es constante.

Biotecnologí­a

Alejandro Alagón, de la UNAM, ha desarrollado, junto con sus colegas, un agente antocoagulante denominado desmotoplase, que impide la formación de coágulos en personas recién operadas del corazón, así­ como diversos sueros antialacránicos de gran impacto en México, y recientemente, un suero polivalente para la mordedura de serpientes africanas. Su trabajo fue recompensado con los premios UNAM de Innovación Tecnológica y el de Ciencias y Artes 2005.

Neurociencias

Jorge Hernández Rodrí­guez, del Cinvestav, quien estableció que la desnutrición en la etapa intrauterina es la causante de una alteración en el suministro de serotonina y puede tener consecuencias en el funcionamiento del cerebro del nuevo individuo, así­ como ocasionar problemas diversos en el desarrollo mental.

Por este trabajo ganó el Premio Nacional de Investigación 2005 de la Fundación Glaxo-Smith-Kline. Actualmente es titular del Laboratorio de Neurontogenia del Departamento de Fisiologí­a, Biofí­sica y Neurociencias del Cinvestav y miembro de la AMC.

Fí­sica

Alexander Balankin, investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de origen ruso y nacionalizado mexicano, realizó importanes contribuciones que permiten identificar, analizar y evaluar la probabilidad de riesgos en edificaciones o infraestructura. Obtuvo el Premio en Ciencias de la UNESCO 2005 por sus aportaciones cientí­ficas en el campo de la Fí­sica de Materiales y el estudio de la mecánica fractal aplicada a la solución de diversos problemas de ingenierí­a.

Asimismo ha realizado importantes contribuciones al desarrollo de la industria petrolera nacional mediante la optimización de los métodos de perforación, determinación de fracturas y análisis de integridad de oleogasoductos, entre otras.

Actualmente es catedrático e investigador de la Escuela Superior de Ingenierí­a Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco, del IPN. Es también miembro de la AMC.

Ingenierí­a

Luis Martí­nez Wolf, del ITESM, ingeniero e inventor veracruzano, fue el primer mexicano galardonado con el premio que otorga la Organización Marí­tima Internacional, por sus investigaciones sobre el estado de los océanos.

Entre sus contribuciones al desarrollo de la tecnologí­a marí­tima se cuentan un sistema que utiliza los propios gases de escape de los motores de los barcos para eliminar durante la travesí­a a los organismos patógenos que acarrean las aguas de lastre y que son factor de contaminación, y un sistema denominado Unidad Sanitaria Integral, destinado al tratamiento de aguas residuales en las costas, que transforma en fertilizante los sólidos disueltos en el agua de mar. Actualmente es colaborador de Greenpeace y preside una ONG ecologista en México.

Medicina

Norma Araceli Bobadilla Sandoval, de la UNAM, realizó una investigación denominada «Molécula de daño renal-1 (KIM 1) como un ensayo sensible para la detección temprana del daño tubular de riñón», en coautorí­a con Victoria Ramí­rez, también investigadora de la máxima casa de estudios del paí­s. Se trata de un trabajo realizado con una molécula conocida como «de daño renal», recientemente descubierta. Recibió el Premio Jaime Woolrich, que otorgan el fideicomiso homónimo y el Hospital General de México, por su investigación para reducir el daño renal provocado por ciclosporina, medicamento utilizado contra el rechazo de un órgano trasplantado.

Historia de la ciencia

Jorge Bartolucci, investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad de la UNAM, fue distinguido con el Premio Herbert Pollock 2005, que otorga el Observatorio Dudley, de Nueva York, al mejor proyecto de investigación en Historia de la Astronomí­a.

El trabajo, denominado «Cooperación de astrónomos americanos en el establecimiento del Observatorio Nacional de Córdoba, Argentina. El caso del Observatorio de Dudley», se refiere a la participación de expertos estadounidenses en la puesta en marcha del primer Observatorio Nacional de ese paí­s, construido en 1871. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnologí­a, y miembro de la plantilla académica de la UNAM. (Agencias; Academia Mexicana de Ciencias; Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologí­a).

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