Panorama

El Financiero en línea
23 de octubre de 2007
Eduardo Ortega

Invertir en ciencia, «necesario para elevar competitividad.

Para que nuestro país pueda «levantar el vuelo» en materia de competitividad económica, es necesario invertir entre mil y tres mil millones de pesos adicionales en el desarrollo de ciencia y tecnología, urgió el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Juan Pedro Laclette, al presidente Felipe Calderón.

Durante la ceremonia de entrega de los Premios de Investigación AMC 2005, 2006 y 2007, aseguró que -de acuerdo con sus cifras- el incremento del 14.5 por ciento propuesto por el Ejecutivo para 2008, que representan 340 millones de pesos más, es insuficiente y no puede considerarse «un impulso enérgico».

«Por ello, la Academia Mexicana de Ciencias, en su trabajo de cabildeo con el Congreso ha propuesto que se requiere un extra de entre uno y tres mil millones de pesos, etiquetados en el presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), para lograr resultados palpables en el corto plazo. Si me lo permite señor presidente le entregaré un documento auto-explícito que muestra el detalle de las cifras que menciono», dijo, ante lo cual Calderón sólo atino a hacer una mueca y acomodarse el saco.

En un discurso bastante crítico de la clase política en general, Laclette dijo que en México la inversión en ciencia y tecnología es vista como un lujo cultural y no como una necesidad estratégica para incrementar la competitividad de la economía, como lo hacen los países desarrollados.

Reprochó que pese a los problemas apremiantes que enfrenta el país como la inseguridad, la desigualdad social y el atraso científico, el pueblo observa atónito la actuación de una clase política que aprovecha la mejor oportunidad para confrontarse o para mofarse los unos de los otros.

«Tal pareciera que más importa la derrota del contendiente, que el éxito propio o que el éxito del país. La sociedad está siendo bombardeada por mensajes de encono, de bravuconería, de intolerancia y de exclusión», lanzó el presidente de la AMC ante el jefe del Ejecutivo federal, quien, como en pocas ocasiones, estuvo muy atento al discurso. 2

«El desarrollo científico y tecnológico de un país es como un avión que corre por la pista de despegue. Si acelera lo suficiente será capaz de volar. Y si vuela traerá grandes beneficios a la sociedad que lo sustenta. Pero si el avión no acelera lo suficiente, de nada servirá correr y correr y correr por la pista. Nunca logrará volar», indicó.

Afirmó que el desarrollo científico no sólo requiere de financiamiento, sino también de la suma de esfuerzos para lograr objetivos compartidos; requiere de planeación y coordinación, identificar objetivos concretos que permitan focalizar esos esfuerzos, y de la participación de la academia, del gobierno, de la industria y de la sociedad.

El académico aseguró que en los países con un desarrollo científico «maduro», la industria contribuye con dos tercios de la inversión económica, además de que muchos jóvenes doctores se incorporan a la industria para fortalecer su capacidad innovadora y competitiva. No obstante, en las etapas iniciales, como la que vive nuestro país, el gobierno juega un papel detonante y promotor.

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