Premios Nobel celebran a jóvenes mexicanos

Academia Mexicana de Ciencias
Boletí­n AMC/90/05
México, D.F., lunes 19 de septiembre de 2005

  • El próximo miércoles se reunirán con ganadores de los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias
Harold Kroto es uno de los invitados por la Academia.
Harold Kroto es uno de los invitados por la Academia.
Foto: Archivo

Los premios Nobel de Quí­mica Sherwood Rowland, Paul Crutzen y Harold Kroto, así­ como el Premio Prí­ncipe de Asturias Ricardo Miledi, se reunirán el próximo miércoles 21 de septiembre en el marco de la celebración a los jóvenes galardonados con los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Cabe mencionar que los trabajos de investigación de estos cuatro cientí­ficos han sido fundamentales para comprender desde los daños a la capa de ozono en la estratosfera provocados por los clorofluorocarbonos, hasta la nanotecnologí­a y las neurociencias.

Los premios Nobel y Prí­ncipe de Asturias participarán en la ceremonia de celebración a los jóvenes investigadores acreedores al Premio de Investigación 2003 y 2004, a realizarse en la Unidad de Seminarios de las instalaciones de la AMC, a las 10 horas. Adicionalmente, ofrecerán una rueda de prensa a las 14:30 horas.

Harold Kroto, Premio Nobel de Quí­mica 1996 y miembro de la AMC, está adscrito al Departamento de Quí­mica y Bioquí­mica de la Universidad de Florida, y es en la actualidad uno de los cientí­ficos más reconocidos en el mundo.

Nacido en Wisbech, Reino Unido, en octubre de 1939, Harold Kroto estudió quí­mica en la Universidad de Sheffield, donde obtuvo la licenciatura en 1961 y su doctorado tres años más tarde. Trabajó en el Consejo Nacional de Investigación canadiense y en los Laboratorios Bell, hasta que, en 1967, se incorporó a la Universidad de Sussex.

En 1985 participó en el descubrimiento de una nueva forma de molécula de carbono: una esfera formada por 60 átomos y semejante a un balón de fútbol. En honor del arquitecto Buckminster Fullerene, que utilizó esta forma en algunas de sus construcciones, denominaron a la nueva molécula Buckminsterfullerene, término que se ha quedado reducido a fullereno. Por este descubrimiento obtuvo el Premio Nobel de Quí­mica 1996.

Este descubrimiento ha sido pilar dentro de la nanotecnologí­a, incluso se piensa que podrí­a revolucionar esta rama de la ciencia en el mediano y largo plazo, aunque el mismo Kroto reconoce que en la actualidad hay pocas aplicaciones de los fullerenos, pero su potencial de uso es enorme.

Sherwood Rowland, Premio Nobel de Quí­mica 1995, ha sido pionero, junto con Mario Molina, en el entendimiento de los efectos dañinos de los clorofluorocarbonos (CFC) en la capa de ozono en la estratosfera, cuya función es proteger a la Tierra de los rayos ultravioleta.

Rowland y Molina demostraron que los CFC permanecí­an inalterados en las capas inferiores de la atmósfera durante décadas; sin embargo, por encima de los de los 29 kilómetros de altitud, en la estratosfera, eran descompuestos por los rayos ultravioletas emitidos por el Sol, lo que provocaba que dividieran en átomos de cloro y fragmentos residuales, generando graves daños a la capa de ozono que cubre al planeta de la radiación solar.

Paul Crutzen, Premio Nobel de Quí­mica 1995, compartió tal distinción con Rowland y Molina por su trabajo conjunto en la quí­mica atmósferica, especialmente en lo que concierne al campo de la formación y descomposición del ozono.

En 1970, Paul Crutzen fue el primero en demostrar que los óxidos de nitrógeno reaccionan de forma catalí­tica con el ozono, desempeñando un importante papel en el equilibrio natural del ozono.

Dado que los microorganismos presentes en la Tierra producen óxidos de nitrógeno como consecuencia de procesos de putrefacción, el trabajo de Crutzen poní­a de relieve cómo fertilizantes agrí­colas ricos en microbios podí­an provocar una reducción de los niveles de ozono.

Ricardo Miledi Dua, Premio Prí­ncipe de Asturias 1999, miembro de la AMC e investigador del Instituto de Neurobiologí­a (INB) de la Universidad Nacional Autónoma de México, es uno de los 10 neurobiólogos más citados en la literatura especializada de todos los tiempos.

Miledi dirige el Laboratorio de Neurobiologí­a Molecular en el INB y uno más en la Universidad de California en Irving, lo cual representa uno de sus grandes retos de vida: el conformar el primer laboratorio binacional en materia de neurociencias.

El cientí­fico mexicano ha sido un investigador pionero en la técnica basada en la utilización de ovocitos de la Xenopus, la cual ha servido para obtener más información sobre muchas de las proteí­nas que funcionan en el cerebro y fuera de él, y ya se ha generalizado en el mundo de la investigación, pese al escepticismo con que se observó en un principio.

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