Cuando una obra cambia los patrones de viaje de las personas, los usuarios de transporte público y autos privados pueden tener más tiempo de recorrido y provocar mayores emisiones contaminantes. Se requieren estudios de los impactos negativos y positivos previos a una modificación en la infraestructura vial. Si el balance es positivo, se da paso a la obra, si no, la solución se tiene que cambiar, señala Angélica Lozano, investigadora del IIUNAM, especialista en ingeniería de transporte y logística. |
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