UN TESTIMONIO DE LINDAU

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/174/12
México, D.F., 24 de agosto de 2012

  • Cada país tiene su sello sobre cómo formar científicos, dice Ricardo Méndez
Lindau, una oportunidad para establecer contacto con los más destacados científicos del planeta.
Lindau, una oportunidad para establecer contacto con los más destacados científicos del planeta.
Foto: Ricardo Méndez
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“Me enteré por una convocatoria que envió la Academia Mexicana de Ciencias a diferentes posgrados del país, principalmente de Física, para entrar al proceso de selección”. Así empezó la experiencia de Ricardo Méndez Fragoso quien, junto a otros tres jóvenes científicos mexicanos, asistió este año a la Reunión Lindau de Premios Nobel. Después de enviar los formularios y contestar a “un montón” de preguntas, Ricardo cuenta con emoción: “En enero me llegó una carta diciendo que había sido seleccionado dentro de los 592 jóvenes investigadores a nivel mundial para participar”.

Cada año se lleva a cabo en Lindau, Alemania, una reunión en la que jóvenes que están realizando su posgrado, o acaban de obtener su doctorado, tienen la oportunidad de convivir con ganadores del Premio Nobel y participar en actividades, conferencias y discusiones alrededor de un tema, que este año fue Física.

“Originalmente iba por conocer a las personas con las que me he inspirado en algunos de mis trabajos”, confiesa Ricardo, quien recientemente obtuvo el doctorado en el Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Le interesaba platicar con ganadores del Premio Nobel como William Phillips (Física 1997) porque trabaja con átomos ultra fríos, Dan Shechtman (Química 2011) que descubrió los cuasicristales, Douglas Osheroff (Física 1996) por su trabajo en superfluidos, y Harold Kroto (Química 1996) que en su momento fue el más representativo para la dinámica molecular. “Era la persona que más me interesaba ver, porque mis investigaciones del doctorado fueron inspiradas en sus trabajos de los años 70”.

En las actividades de la reunión, los jóvenes investigadores y los Premios Nobel conviven desde el desayuno hasta la hora de dormir. En la mañana hay conferencias que dictan los galardonados y en la tarde se organizan sesiones para discutir con ellos sobre el tema que presentaron. Surgen oportunidades de estrechar lazos de colaboración en las investigaciones que están relacionadas y para seguir en contacto con los demás participantes.

“Convives con gente de todo el mundo y te das cuenta cómo se hace ciencia en otros lados, y es bien diferente a como se hace en México, cada país tiene su sello de cómo hacer científicos. Es algo invaluable que solo puedes conseguir en este tipo de reuniones”.

Ricardo participó además en una sesión llamada “masterclass” que dirigió William Phillips, quien junto a Calude Cohen-Tannoudjii y Steven Chu, obtuvo el Nobel en 1997 por su trabajo con métodos para atrapar, enfriar y estudiar átomos a temperaturas ultra-frías. En la sesión, los jóvenes científicos hablaron de sus propios trabajos. “Phillips, como profesor, se dedicaba a explicarnos todo lo que había detrás y sobre el futuro de los experimentos. Es una persona que hace investigación de muy alto nivel -explica Ricardo-pero se ve que todo el tiempo está rodeado de estudiantes, porque tiene una claridad de explicación muy grande”.

“Al final me quedé platicando con él, le expliqué algo que quiero modelar con átomos ultra fríos y él me dio varias pistas. Fue muy padre porque en cinco minutos tuvimos una conversación en la que me dio ideas para poder dirigir un poco más lo que estoy haciendo”.

Durante los seis días de la Reunión Lindau se trataron otros temas, como cambio climático, avances en cosmología y astronomía, y experimentos de alta precisión. El día 4 de julio, los participantes vivieron juntos el anuncio de los experimentos más recientes del CERN que encontraron una partícula que posiblemente es el bosón de Higgs.

“En el camino uno se da cuenta que hay otras áreas muy bonitas y los Premios Nobel las explican tan bien, que uno no necesita ser experto en el área para poder captar la idea que quieren transmitir. Tuve la oportunidad de platicar con Brian Josephson (Nobel de Física en 1973) sobre la trascendencia filosófica que tienen las aportaciones de un científico a la humanidad”.

Luego de esta experiencia, a Ricardo le gustaría motivar a los estudiantes para que cada vez más mexicanos asistan a las Reuniones Lindau. Además, quiere invitar a los Premios Nobel a visitar nuestro país: “Es importante para que los estudiantes se den cuenta que estos expertos no están fuera de órbita, son personas comunes y corrientes que han trabajado mucho; que les sirva de inspiración y, por otro lado, para que ellos vean qué se está haciendo en México.

Paula Buzo Zarzosa


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