UN ÉXITO EL TALLER DE ROBÓTICA DE LA AMC EN EL ZÓCALO

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/214/12
México, D.F., 28 de septiembre de 2012

  • Inicia a los estudiantes en el estudio de las ciencias a través de la robótica y electrónica
El taller de Robótica Pedagógica Móvil de la AMC participa en la 19 Semana de Ciencia y Tecnología, y se imparte de manera regular en el MUTEC.
El taller de Robótica Pedagógica Móvil de la AMC participa en la 19 Semana de Ciencia y Tecnología, y se imparte de manera regular en el MUTEC.
Foto: AMC
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A un día de que concluya la 19 Semana Nacional de Ciencia y Tecnología en el Zócalo de la Ciudad de México, el taller de Robótica Pedagógica Móvil, que imparte la Academia Mexicana de Ciencias, se convirtió en uno de los más solicitados entre los niños y jóvenes.

Uno de los instructores asignados para esta semana, Roberto León Zambrano, explicó que la impartición regular de este taller está dirigida a niños y jóvenes de primaria y secundaria, atiende de cinco a diez participantes y dura entre diez y veintiún horas. En esta ocasión, se adaptó a cuarenta minutos; recibió a una gran cantidad de interesados, desde preescolares hasta adultos mayores; e integró a quince participantes en promedio por ronda, a veces a varios más por la sobre demanda.

El taller es parte del Programa de Computación para Niños y Jóvenes de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), que dirige el doctor Enrique Ruiz-Velasco, y su objetivo es iniciar a los estudiantes de nivel primaria y secundaria en el estudio de las ciencias, en particular de física y matemáticas, a través de la enseñanza de elementos básicos de robótica y electrónica.

Wilfred Ríos Arenas es un ejemplo del exitoso impacto que el taller tiene sobre los niños. Apenas terminan las clases, él sale corriendo de la secundaria hacia el zócalo para apoyar a los instructores del taller en la repartición de los materiales y la explicación sobre cómo ensamblar el helicóptero y un sistema de engranaje.

Él tomó el taller meses atrás en el MUTEC y quedó fascinado, desde entonces acude con frecuencia para seguir aprendiendo y explotando su creatividad. “Lo que más me ha gustado es armar aparatos, cuando veo que funcionan, que caminan o se mueven, pues me emociono. Yo inventé una nave espacial que también se controlaba con la protoboard y caminaba”, narró.

A tal grado es su pasión por la robótica y la electrónica que, aunque cursa apenas el primer año de secundaria, ya sabe que quiere ser un profesionista en esta carrera.

“El Programa de Computación es el segundo más antiguo de la AMC, cubre 15 estados de la República y 129 localidades”, explicó el ingeniero Juan Manuel Sánchez Morales, coordinador del mismo. Esos módulos actúan como enlace en la enseñanza del taller, de manera que ya se están dando capacitaciones en varios estados, como Michoacán y Chiapas, y en distintos módulos: casas de cultura, bibliotecas, centros culturales o casas de la ciencia.

En el Distrito Federal se imparte en la Biblioteca Vasconcelos y en el Museo Tecnológico de la CFE (MUTEC). “En este damos tres talleres: el de Micromundos, en donde enseñamos a los niños a programar una computadora; el de Enseñanza de las Matemáticas, donde les damos conceptos básicos pues estas son la herramienta fundamental en la ciencia; los dos primeros son requisito para tomar el tercero, el taller de Robótica”, dijo Sánchez Morales.

El taller enseña a los niños y jóvenes a ensamblar una protoboard, o tarjeta de pruebas, con materiales básicos y con materiales reciclados. La tarjeta es una tabla de orificios conectados eléctricamente entre sí donde es posible insertar componentes electrónicos y cables para hacer prototipos de circuitos, o sistemas similares, sin necesidad de realizar soldaduras. “A la par se les explica cómo funcionan el resto de los componentes, desde qué es un chip, un LED, un procesador, un circuito integrado o una resistencia”, dijo Sánchez Morales.

Los alumnos arman entonces un aparato previamente diseñado, por ejemplo un helicóptero, aunque también pueden crear uno propio. Luego se utiliza un dispositivo móvil, en este caso el teléfono celular, para controlar el aparato. Cuando se teclean ciertos tonos del teléfono, la tarjeta de pruebas decodifica los tonos y los convierte en una orden, como girar las hélices del helicóptero hacia la izquierda o la derecha.

“Por cuestiones de tiempo, en el evento de la Semana de la Ciencia no se ensambla el prototipo, solo se hace la manipulación”, explicó por su parte Roberto León.


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